La agencia de alimentos de EE UU busca prohibir las grasas transgénicas
Una propuesta de la FDA pretende que estas sustancias dejen de considerarse "generalmente seguras" para el consumo
La FDA (la agencia de alimentos y fármacos estadounidense) ha propuesto medidas para eliminar de los canales de distribución las grasas transgénicas artificiales, la sustancia que obstruye las arterias y una de las principales responsables de enfermedades cardíacas en Estados Unidos.
Según esta propuesta, abierta a la opinión del público durante 60 días, la agencia no seguiría incluyendo a los aceites parcialmente hidrogrenados, fuente de las grasas transgénicas, en la categoría legal que los reconoce como "generalmente seguros", donde se incluyen por ejemplo la sal o la cafeína.
En consecuencia, las empresas tendrían que demostrar científicamente que los aceites parcialmente hidrogenados son seguros para el consumo, lo que implicaría un gran obstáculo ya que la literatura científica prueba lo contrario. El Instituto de Medicina estadounidense ha concluido que no existe ningún nivel en el que sea seguro consumir grasas transgénicas.
"Esto constituirá un reto, para ser sinceros", ha dicho Michael R. Taylor, subdirector de Alimentación en la FDA. La directora de la agencia, la Dra. Margaret A. Hamburg, ha declarado que las medidas podrían prevenir cada año 20.000 ataques al corazón y 7.000 muertes por enfermedad cardíaca.
Esta propuesta pone el broche a las tres décadas de lucha de los defensores de la salud pública contra las grasas transgénicas artificiales, que se originan cuando el aceite líquido es tratado con hidrógeno y se solidifica. El uso de este tipo de grasas duraderas se popularizó para freír y hornear y están presentes en alimentos como la margarina. Además, son más baratas que las animales, como la mantequilla.
No obstante, a lo largo de los años los científicos han demostrado que son más perjudiciales para la salud que cualquier otra grasa, porque aumentan los niveles del denominado colesterol malo y pueden reducir los niveles del bueno. En 2006, se hizo efectiva una norma de la FDA que exigía que las grasas transgénicas artificiales fueran incluidas en las etiquetas de los alimentos, lo que motivó que muchos grandes productores las eliminaran. Un año antes, el Ayuntamiento de Nueva York pidió a los restaurantes que dejaran de utilizar grasas transgénicas para cocinar. Muchas grandes cadenas, como McDonald's, encontraron sustitutivos y las eliminaron.
Estas acciones provocaron importantes avances en salud pública: el consumo de grasas transgénicas se redujo de 4,6 gramos en 2006 a alrededor de uno al día en 2012. Un informe de los Centros para la Prevención y el Control de Enfermedades reveló que los niveles de ácidos de grasas transgénicas en la sangre en los adultos de raza blanca en Estados Unidos disminuyeron un 58% entre 2000 y 2009.
Sin embargo, estas grasas no llegaron a prohibirse y todavía están presentes en muchas comidas procesadas populares, como las palomitas de maíz de microondas, algunos postres, pizzas congeladas, margarinas y leches en polvo para el café.
"La arteria todavía está medio obstruida", puntualizó el Dr. Thomas R Frieden, director de los Centros para la prevención de enfermedades. "Se trata de evitar que las personas se expongan a productos químicos perjudiciales que ni siquiera sabían que existían".
Frieden señaló que únicamente se exige que las grasas transgénicas artificiales aparezcan en las etiquetas cuando superan más de medio gramo por ración, una cantidad que puede acumularse rápido y aumentar el riego de ataque cardíaco. Incluso tan solo dos o tres gramos de grasas transgénicas al día pueden incrementar el riesgo para la salud, dicen los científicos.
"Es muy importante", dijo Frieden, quien lideró la batalla contra estas grasas en Nueva York cuando era director de salud allí. "Va a ahorrar mucho dinero en atención sanitaria y va a reducir el número de ataques al corazón".
Algunas grasas transgénicas son naturales. La propuesta de la FDA solo se aplica a aquellas que se añaden a los alimentos. Los defensores de la salud pública han aplaudido la medida.
"Mucha ha desaparecido, pero las grasas transgénicas artificiales que quedan constituyen un problema serio", declaró Michael F. Jacobson, director ejecutivo del Centro para la ciencia en defensa del interés público, que solicitó a la FDA que obligara a incluir esta sustancia en las etiquetas de los alimentos en 1994.
"Sospecho que existen miles de restaurantes pequeños que continúan utilizándolas por ignorancia. '¿Transqué?' preguntan. Se limitan a utilizar lo que les envían las distribuidoras".
No obstante, la concienciación del público puede ser un arma poderosa. Este verano, el grupo sin ánimo de lucro de Jacobson atrajo la atención sobre el hecho de que el llamado menú de pescado frito Big Cath del Long John Silvers, que viene acompañado de bolitas de pan de maíz y patatas fritas, contenía 33 gramos de grasas transgénicas. La cadena de restaurantes prometió entonces eliminarlas para finales de año.
© The New York Times Corp. 2013
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