Maurice Tubiana, oncólogo francés pionero de la radiobiología
Presencia habitual en el debate sobre salud pública, no rehuía adoptabar posturas polémicas sobre temas como la energía nuclear o la eutanasia
Su doble formación de científico y médico llevó a Maurice Tubiana (Constantine, Argelia, 1920) a especializarse en la radiobiología y convertirse en uno de los pioneros y grandes impulsores en Francia de la radioterapia moderna. Además de su incasable lucha contra el cáncer, el eminente oncólogo hizo grandes aportaciones a los debates de salud pública, en particular a la lucha contra el tabaco y los excesos del alcohol. El doctor Tubiana, antiguo resistente, laureado con prestigiosos premios médicos y con la Legión de Honor francesa, falleció el pasado 24 de septiembre a los 93 años de edad.
Tubiana, marcado tempranamente por la muerte de su madre, empezó la carrera de Medicina en París y la prosiguió en Lyon. Aún estudiante, estalla la II Guerra Mundial y Francia es ocupada por los nazis. El joven Tubiana se enrola en 1943 con las Fuerzas Francesas Libres del General De Gaulle y combate junto a los aliados. Al año siguiente, resulta herido en el sur de Francia.
Con la Liberación y el fin de la guerra, se doctora primero en Medicina en 1945 y en Física en 1947. Depués completa su formación en Berkeley, donde estudia Biofísica junto al doctor John D. Lawrence. Allí vive una verdadera “escuela de humildad” en la que aprende “una medicina fundada en la biología moderna y la alianza del rigor científico y la intuición clínica”, según contaría más adelante.
En 1952 entra como jefe del laboratorio de isótopos y betatrón en el prestigioso Instituto Gustave-Roussy, centro especializado en el tratamiento de cáncer, que dirigiría años después. También dirigió el Instituto de Investigaciones de radiobiología clínica del instituto de investigación médica Inserm.
Apasionado y con una enorme capacidad de trabajo, es el autor de más de 300 estudios científicos, además de varios libros de divulgación científica. Sus trabajos en radiobiología le valieron el prestigioso premio Gray Medal en 1981, la mayor distinción en este ámbito. Fue consultor de la OMS y de la Agencia Internacional de la Energía Atómica y participó en la creación del Centro Internacional de Investigación del Cáncer de Lyon.
A partir de la década de los ochenta se vuelca con los grandes temas de salud pública. Se le recuerda sobre todo como uno de los impulsores de la actual ley antitabaco, conocida como Ley Evin y que regula entre otros la publicidad de tabaco y de alcohol. Su combate también incluye los accidentes de carretera y los excesos alimentarios. También ha tenido tomas de posición más polémicas, en particular en lo relativo a la energía nuclear, de la que era un gran defensor. Durante la tragedia de Chernóbil, minimizó el riesgo del paso de la nube nuclear por Francia. También defendía el cultivo de transgénicos y, en general, denunciaba el miedo a los avances científicos.
Hasta el último momento sigue tomando la palabra en público. Entre sus últimas aportaciones, destaca una tribuna de hace menos de un año al diario Le Monde a favor de la eutanasia. “Para mí, el fin de vida ya no es una perspectiva lejana y asisto a diario a la degradación de este cuerpo que fue fuente de tantas alegrías y cuya decadencia me humilla”, relataba. “Acompañada de algunas precauciones, la eutanasia estimula el deseo de vivir al garantizar que si la existencia se convierte en tortura física o mental, se le podrá poner fin”.
El médico francés Maurice Tubiana, en 1989. / philippe caron (corbis)
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