Un trabajador denuncia que AC Hoteles-Marriot lo despidió por ser judío
Uno de sus compañeros le envió un mensaje en el que le llamaba "perra" y "judío". La cadena hotelera asegura que se apropió de dinero de la compañía y desobedeció sus órdenes
"Los judíos no comen con nosotros". "Cuidado con las carteras, que viene el judío". "Judío, ¿tú no ibas a venir hoy a currar, perra?". Son algunas de las frases, dichas a viva voz o enviadas por Whatsapp, que, según A. H. un exempleado de AC Hoteles-Marriott, le profirieron algunos de sus compañeros tras su traslado a Madrid desde Barcelona, donde el trabajador había prestado servicio desde 2007 sin ninguna queja por parte de sus superiores. El pasado 11 de enero, la cadena hotelera le envió su carta de despido disciplinario en la que le acusaba de desobedecer las órdenes de la empresa y de apropiarse dinero de esta. A. H., ha pedido a la justicia que declare nulo ese despido, porque, asegura, solo estuvo motivado por su religión.
Esos prejuicios e insultos xenófobos provocaron en A. H. -que quiere ocultar su nombre y nacionalidad para que no le perjudique en la búsqueda de un nuevo empleo- una situación de estrés, ansiedad y depresión que necesitó de atención médica y que derivó en su baja, según recoge la documentación del juicio. En total, desde su traslado a Madrid, en septiembre de 2012 hasta su despido el pasado enero, el exempleado no acudió al trabajo por esa razón durante casi dos meses. Él asegura que se debió a los continuos insultos racistas y las alusiones despreciativas a su religión.
La baja se acabó el 10 de enero. Ese mismo día, a las 17.59, el director de alimentos y bebidas del lujoso hotel madrileño de cinco estrellas donde tenía su despacho mantuvo por Whatsapp la siguiente conversación con él:
- Judío!! Tú no ibas a venir hoy a currar??, le inquirió el compañero
- Estoy trabajando ya, quizás mañana pase por el hotel!!, respondió A. H., que trabaja como comercial desde la calle.
- Trabajando... Dnd [dónde] perra???
Al día siguiente, le llegó a su domicilio un burofax con su carta de despido.
Durante el juicio, celebrado esta mañana en los juzgados de lo Social de Madrid, la abogada de AC Hoteles-Marriott, aseguró que la forma de hablar del director de alimentos y bebidas en ese intercambio de mensajes no fue más que "un texto coloquial propio de personas que comparten despacho". El defensor de A. H., sin embargo, respondió cuando le llegó su turno: "Yo no permitiría nunca a ningún amigo que me descalificara en esos términos".
La letrada de AC mantuvo que el motivo real del despido disciplinario del exempleado de religión judía fue, en primer lugar, el impago de determinadas cantidades (alrededor de 25.000 euros) a la empresa por el uso de la tarjeta de crédito corporativa, la destinada a los gastos relacionados con el trabajo. Pero A. H. aportó durante el proceso todos los recibos que demostraban que ese dinero lo había devuelto, aunque con retraso debido a problemas informáticos de la aplicación de la empresa. Las tarjetas corporativas de la compañía cargan los gastos contra las cuentas personales de los empleados. La cadena solo devuelve después los que estos justifican. Uno de los directivos de la compañía, que declaró como testigo, no logró acreditar ante el juez que esos retrasos hubieran producido algún perjuicio a la cadena.
AC Hoteles-Marriott mantiene, además, que A. H. no cumplió con uno de los cometidos que la empresa le impuso tras su traslado a Madrid, el desarrollo de un plan comercial para los cinco hoteles Autograph Collection, que se encuentran entre los más lujosos de la cadena. Sin embargo, el empleado despedido aseguró que, desde que ocupó su nuevo puesto en Madrid, preguntó insistentemente a sus superiores cuáles eran sus funciones sin que estos le respondieran. El director general de la compañía llegó a enviar a la plantilla un correo con el nuevo organigrama de la empresa en el que A. H. no aparecía.
La sentencia laboral estará lista, previsiblemente, en unas dos semanas. Le dé o no la razón, A. H. y su abogado piensan seguir adelante. Si ganan el juicio, pedirán al magistrado que envíe el caso al fiscal por si existiera un delito de discriminación xenófoba, castigado con hasta dos años de cárcel. Si lo pierden, ellos mismos presentarán una querella criminal. Solo piensan retirarla si los superiores que supuestamente acosaron a A. H. por su religión se sientan ante él y "asumen su actitud antisemita". Con testigos.
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