“Si no llegamos a matricular 15 niños por clase podrían empezar a cerrar el colegio”

En el colegio público Portugal, de Madrid, andan justos de alumnado. Tienen una clase por curso -tres de educación infantil y seis de primaria- entre las que se reparten sus 158 alumnos. Así que la idea de posible cierre sobrevuela el patio y los padres del único colegio público del acomodado y céntrico barrio de Plaza de España –el resto son concertados- no están dispuestos a cruzarse de brazos. "Hacemos campaña en el parque, folletos y hasta un vídeo”, cuenta Ana Martínez, la presidenta del AMPA y profesora de Sociología de la Educación en la Universidad Juan Carlos I. “Hay tres factores que influyen para que cierren un colegio y nosotros lo cumplimos. Que sea monolingüe, que lo somos; que sea de línea 1 0 2 (una o dos aulas por curso), que lo somos, y que tenga un ratio de menos de 15 alumnos en clase. Y en eso estamos ahí, ahí. No queremos, claro, completar el ratio máximo pero sí llegar al mínimo", cuenta Martínez, entusiasmada con la docencia del centro..

Los colegios concertados del barrio, todos religiosos y sufragados con dinero público, reciben muchos más alumnos y les consta que dicen no tener plazas libres "para elegir a su alumnado". "No somos el único colegio que está preocupado. La educación es el problema más grande que tiene ahora España y mira si tiene. No fracasan los niños, fracasa el sistema educativo”. Son unas familias y 55 de ellas están implicadas en el AMPA. "Somos un grupo de profesionales liberales partidario de la educación pública. Hay muchas parejas mixtas". El Portugal tenía 18 profesores que con los recortes han pasado a ser 13. Educación en Madrid truncará 12 centros, mientras abre otros 23. En los últimos tres años la región ha perdido 24 centros y ha ganado 49.

Hasta este curso contaban con un aula de enlace, con dos profesores, a la que acudían de 15 a 20 niños que no hablaban español durante unos meses para que se habituasen al idioma antes de integrarse con el resto de compañeros. “Antes esto era una ONU de nacionalidades y es verdad que ahora hay menos inmigrantes y con un profesor nos hubiésemos apañado pero no quitando los dos”, se lamenta Martínez para quien es “una ventaja” que sus hijos convivan con niños de otros países. “Mi hijo con cinco años sabía más del mundo que yo con 20”. "Antes llegaba un niño de Egipto o Rusia y socializaban en educación física o en plástica y se iban incorporando poco a poco a otras asignaturas. Sobre todo para perjudicar el ritmo de las instrumentales, matemáticas y lengua. Por suerte al ser pocos alumnos la atención puede ser más personalizada y los profesores se esfuerzan por adaptarles. Como somos pocos y tenemos pedagogía terapéutica los inspectores lo saben y nos mandan a alumnos con discapacidad o algún problema de aprendizaje porque saben que encontrarán más apoyo que en un sitio más homogéneo ".

El viernes termina el plazo de solicitudes así que Ana Martínez anima a ver el vídeo Mi cole es el Portugal.