Los contrarios al matrimonio gay en Francia toman la calle
45.000 personas desfilan contra la ley que debe aprobarse el martes Los partidarios solo reúnen a unas 3.500
Por tercera vez en los que va de año, los opositores al matrimonio entre personas del mismo sexo y la adopción para las parejas homosexuales en Francia volvieron a echarse ayer a las calles de París. A dos días de que la Asamblea Nacional se disponga a aprobar definitivamente el proyecto de ley que convertirá a Francia en el 13º país del mundo en legalizar el matrimonio gay, la movilización demuestra de nuevo la determinación del colectivo que ha tomado fuerza en las últimas semanas y ha centrado la oposición al Ejecutivo socialista. La otra Francia, la que apoya el texto de ley, se daba cita al mismo tiempo en la Bastilla, para protestar en contra de la homofobia y por la igualdad de derechos, poniendo de manifiesto la grieta abierta en la sociedad francesa.
“Hollande, tu ley no la queremos”, gritaba la multitud que marchaba entre la plaza Denfert-Rochereau y la de los Invalides, al lado de la Asamblea Nacional, en un ambiente festivo, entre banderas azules y rosas del movimiento organizador, la Manif pour tous. Familias enteras con carritos, niños pequeños, jóvenes y más mayores desfilaron entre pancartas con eslóganes como “todos hemos nacido de un hombre y una mujer”. “Dicen que somos unos fachas, pero mire, esto está lleno de familias normales”, resaltaba Marie Pierre, una abogada de 36 años que, al igual que la mayoría de los manifestantes, denunciaba sobre todo la falta de diálogo del Gobierno.
La jornada se esperaba tensa, tras una semana de acalorado debate en la Asamblea Nacional y de protestas diarias protagonizadas por cientos de radicales católicos frente al hemiciclo, pero las grandes medidas de seguridad han permitido evitar incidentes. Unas 45.000 personas, según la policía, y unas 270.000 según los organizadores, desfilaron así pacíficamente.
Sobre todo, se temía desbordamientos como los protagonizados por grupos radicales en la anterior gran manifestación, la del pasado 24 de marzo, que acabó con incidentes en los Campos Elíseos. La radicalización del movimiento había obligado a la líder del colectivo de Manif pour tous, la excómica Frigide Barjot, a pedir al ministerio del Interior que la ayudara a indentificar a los extremistas.
En paralelo, unas 3.500 personas, según la policía, acudieron a la cita dada por el colectivo Act Up y LGTBT, y apoyada por la extrema izquierda, en la plaza de la Bastilla, en contra de la homofobia y a favor del proyecto de ley. “Estoy muy cansada del clima ambiente, de los ataques verbales que sufrimos”, explicaba Amandine, de 27 años. “Tenemos miedo, antes nos dábamos la mano por la calle sin pensarlo, ahora en función de quien nos cruzamos, nos la soltamos”, añadía Lucie, de 28.
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