China teme la rápida expansión de la nueva gripe aviar
Aumenta la velocidad de propagación del H7N9 La OMS no ha certificado ningún contagio entre humanos Expertos internacionales viajarán a las zonas más afectadas para ayudar en la investigación
La moda de las mascarillas ha vuelto a China para quedarse. Porque no solo parece imposible la contención de la nueva gripe aviar, sino que, además, la propagación del virus H7N9 aumenta su velocidad. Aunque el goteo de muertos se mantiene en una media de uno o dos al día—van ya 17—, el ritmo al que se detectan nuevos casos se acrecienta. 83 personas han sido hospitalizadas, y entre las 18 horas del lunes y las 20 horas de ayer se contabilizaron 14 nuevos afectados, el número más elevado desde que se informó sobre la existencia de la nueva cepa de la gripe aviar, el pasado día 1, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que ha confirmado también que muchos de los infectados no han tenido contacto con aves, lo que eleva la preocupación.
Ocho de ellos están en estado crítico y podrían fallecer en cualquier momento, según las autoridades sanitarias. El mayor número de casos—30, 11 de ellos muertos—se ha dado en Shanghái, pero hay casos confirmados en la provincia central de Henan, y dos personas han dado positivo también en la capital, Pekín. Son una niña de 7 años, que ya ha recibido el alta, y un niño de 4 años, hijo de vendedores de pollo que compraban los animales a los padres de la niña infectada y que no ha mostrado ningún síntoma. “Que se haya contagiado y no muestre síntomas lo cambia todo”, aseguró a Bloomberg Ian Mackay, profesor de Virología Clínica de la Universidad de Queensland. “Podría suponer que hay muchos más infectados de los que se han detectado”.
“Como el origen de la infección no ha sido controlada, es posible que el número de enfermos continúe creciendo”, reconoce un informe redactado por la Comisión Nacional de Salud y recogido por la agencia de noticias oficial, Xinhua. Con el fin de agilizar la investigación sobre el comportamiento del H7N9, el Gobierno chino ha decidido, finalmente, invitar a un grupo de científicos extranjeros que viajará a las zonas más afectadas del país esta semana para evaluar la situación y recabar información.
Entre las principales preocupaciones de los expertos está, sin duda, la amenaza de una posible mutación del virus, que podría otorgarle la capacidad para transmitirse entre humanos. Unas mil personas que se han relacionado con los infectados están siendo monitorizadas, y la Organización Mundial de la Salud niega que se haya llegado a ese extremo. La institución mantiene que todos los casos tienen su origen en el contacto con aves, pero hay quienes no están tan seguros.
“En torno al 40% de los enfermos no ha tenido relación alguna con aves. Cómo se han contagiado es un misterio”, reconoció el científico al cargo de la pandemia en el Centro de Prevención y Control de Enfermedades de China, Zeng Guang. De hecho, la agencia Reuters va más allá y asegura que solo el 10% de los casos cuya información se ha hecho pública han tenido alguna interacción con aves. Pero, por si acaso, ciudades de la costa Este mantienen la prohibición de comerciar con aves vivas, y los consumidores se abstienen de comprar pollo y pato. Las pérdidas del sector superan ya los 10.000 millones de yuanes (unos 1.250 millones de euros), según la Asociación Avícola de China.
Por su parte, los científicos que buscan el origen del virus a través de su análisis genético, aseguran que el H7N9 llegó a China con aves migratorias coreanas, y que en el delta del río Yangtsé, donde se concentra la mayoría de los casos, la gripe aviar saltó a las aves de corral chinas. Y de ahí a los seres humanos.
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