Estrasburgo rechaza atajar el exceso de derechos de emisión de CO2
La Comisión Europea ve el mercado de emisiones como un instrumento contra el cambio climático
Jarro de agua fría para la Comisión Europea y para los movimientos ecologistas que confiaban en el mercado de emisiones como un instrumento para luchar contra el cambio climático. El Parlamento Europeo tumbó ayer por un puñado de votos la propuesta de paralizar la salida al mercado de nuevos títulos.
Con esta iniciativa, la Comisión trataba de estabilizar los precios, evitar que estos sigan desplomándose y, en última instancia, generar incentivos para que la industria emita menos CO2. Pero el pleno de Estrasburgo —con 315 votos a favor, 334 en contra y 63 abstenciones— ha atendido las peticiones del sector y ha rechazado la iniciativa. Los defensores del no consideraban que la intervención en el mercado perjudicará a la competitividad de la industria europea en plena crisis.
“Un resultado negativo supondría probablemente el fin de la propuesta de la Comisión, generando un mercado de emisiones en depresión durante varios años y un importante desbarajuste”, señalaba antes de la votación la analista de Thomson Reuters Hæge Fjellheim. Pese a lamentar la derrota que acababa de recibir en Estrasburgo, la comisaria de Acción por el Clima, Connie Hedegaard, no da por muerta su iniciativa. La responsable europea confía en que los eurodiputados reconsideren su decisión o que los Gobiernos la rectifiquen. “Europa necesita un mercado de carbono sólido para cumplir nuestros objetivos climáticos e impulsar la innovación”, dijo Hedegaard.
900 millones
La propuesta de Bruselas consistía en retrasar a 2019 y 2010 la subasta de 900 millones de permisos de emisión para limitar el exceso de oferta y forzar así una subida de los precios del carbono. La crisis económica es la responsable de este exceso de oferta, ya que los cálculos de este mercado se hicieron cuando nadie preveía el descenso de actividad que iba a sufrir el sector. La propuesta, apoyada por los socialistas, ha encontrado el rechazo de los eurodiputados conservadores.
El sistema se diseñó para que el precio de los derechos de emisión se mantuviera entre los 25 y los 30 euros, pero ahora oscila entre tres y cinco euros, según los grupos ecologistas Red de Acción por el Clima (CAN) Europa y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), que denunciaron recientemente que una tonelada de CO2 cuesta menos que una hamburguesa, según Efe.
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