La Asamblea Nacional francesa aprueba el matrimonio homosexual
En un ambiente eléctrico, 330 diputados de izquierda respaldan la ley y festejan la victoria al grito de “igualdad, igualdad”
Tras 10 días de maratón parlamentario, con sesiones de madrugada y de fin de semana incluidas, la Asamblea Nacional francesa aprobó este martes el proyecto de ley llamado “Matrimonio para todos”, que concederá a las parejas homosexuales el derecho de boda y adopción una vez que la norma pase el filtro del Senado (a partir del 2 de abril) y vuelva a la Cámara baja para su última lectura. La ley obtuvo 330 síes (socialistas, verdes y Frente de Izquierdas), 228 votos negativos de la oposición conservadora, y diez abstenciones.
La sesión transcurrió en medio de un ambiente eléctrico y a toda velocidad. El Hemiciclo estaba lleno a reventar, y las tribunas más altas colmadas de activistas gais y periodistas; en la calle, unas 200 personas retaron al frío manifestándose contra la ley bajo la mirada de docenas de antidisturbios.
Las explicaciones de voto fueron breves, aunque hubo un par de broncas sonadas y varios momentos de teatral confrontación. El diputado del Frente de Izquierdas Alain Tourret agitó a la derecha citando a José Luis Rodríguez Zapatero, que ayudó a François Hollande a decidir la manera de plantear la ley, recordando que el expresidente español escribió en Le Monde que “Francia será aún más republicana con esta ley”.
Cuando el presidente, Claude Bartolone, que ha dirigido todas y cada una de las sesiones, leyó el resultado de la votación, el público guardó silencio con enorme contención. Y mientras los diputados de la izquierda lo festejaban de pie, aplaudiendo a compás y coreando “igualdad, igualdad”, los conservadores huyeron en estampida.
En ese momento tomó la palabra la ministra de Justicia, Christiane Taubira, autora de la ley, que agradeció a unos y otros el entusiasmo mostrado durante los debates. En realidad, debate hubo poco, porque la oposición practicó el obstruccionismo presentando más de 5.400 enmiendas, la mayoría idénticas; un pequeño grupo de guerrilleros de la Unión por el Movimiento Popular (UMP) se encargaba de leerlas una a una, y la mayoría las rechazaba sin réplica para no alargar la tortura.
Taubira (Guyana, 1952), una mujer dotada de una oratoria extraordinaria, recurrió al humor y a la poesía en su último discurso, y aseguró que la ley “no suprimirá los juegos amorosos” ni entre los homosexuales ni entre los heterosexuales. “Siempre quedarán mujeres”, afirmó señalando hacia los escaños conservadores, “para mirarles, señores, para observarles, para intentar percibir detrás de sus caparazones la ternura que a veces les distingue, para intentar hallar los defectos que se esconden bajo sus apariencias amables y para discernir entre las entretelas de sus talentos y debilidades si son ustedes capaces de trazar estelas en el mar, como escribió Antonio Machado”.
Vincent Autin, líder de la Asociación Orgullo Lésbico y Gay de Montpellier, salía eufórico de la tribuna. Según dijo, el suyo será el primer matrimonio homosexual que se celebre en Francia cuando se promulgue la ley. “Me he sentido frustrado por no poder levantarme y ponerme a gritar ‘igualdad’”, contó. “Pero es un día muy feliz. Ahora solo falta que el Senado dé la luz verde, y espero que podamos celebrar la boda en primavera”.
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