Más de 200.000 personas en el mundo se contagian de lepra cada año
En 2011 España registraron 12 casos de la enfermedad
Encarna García tenía seis o siete años cuando comenzó a sentir que había algo raro en ella. “Empezó por las manos y los dedos, estaban diferentes y no sentía las cosas”, recuerda al otro lado del teléfono. García, que ahora tiene 79 años y es la tercera de cuatro hermanas, cuenta que esos cambios se hicieron más evidentes con el paso del tiempo. “Mi cara, mis manos y mis dedos estaban un poquito deformes. Venían amigos de mis padres y me decían: ‘así que esta es tu hija la mayor’ . Y hermana es 10 años mayor que yo”. Un día pasó un médico que la vio y le explicó que tenía lepra. Tenía 17 años.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) registró 219.075 nuevos casos de lepra en el mundo, en 2011. El dato representa un 4% menos que el año anterior, aunque el organismo advierte que se debe a que cada vez son menos las naciones que dan cifras. La enfermedad se presenta en su mayoría en países en desarrollo como India o Brasil. En España su incidencia es casi nula: en 2011 se contabilizaron solo 12 casos; en 2010, 18, según datos del Instituto de Salud Carlos III. La mayor parte de ellos eran extranjeros procedentes de países extranjeros.
La lepra es una enfermedad infecciosa provocada por la bacteria Mycobacterium leprae que ataca las terminaciones nerviosas destruyendo la capacidad para sentir dolor. Esto implica que cuando el paciente se hace una herida o incluso una rozadura es más susceptible a desarrollar ulceras e infecciones. Con el tiempo, estas infecciones pueden llevar a la pérdida de los dedos, manos, tobillos y pies. También puede causar ceguera y desfiguramiento facial. “Los primeros síntomas de la lepra son unas manchas blancas en la piel que producen insensibilidad pero que no causan molestia. Por ello mucha gente no acude al médico. ”, dice el doctor José Ramón Gómez, de la ONG Fontilles, que lucha contra la lepra.
La lepra es una enfermedad poc contagiosa y curable
Cuando García descubrió que estaba enferma, fue llevada al sanatorio Fontilles en Alicante, donde recibió tratamiento y se curó, aunque las secuelas han sido importantes. “Mis pies, mis manos y mi cara han quedado deteriorados. Me han operado varias veces para ver si podía salir adelante”, dice. Sin embargo, ello no le ha supuesto un obstáculo. “Yo siempre he dado la cara al público. He podido trabajar en cosas manuales, como coser”, dice orgullosa.
Muchos de los enfermos se enfrentan a un rechazo social de por vida, por la creencia extendida de que la lepra es altamente contagiosa. Sin embargo, el 95% de las personas expuestas a la bacteria no desarrolla la enfermedad porque su sistema inmune la combate. “Es un enfermedad de la pobreza. La mayoría de las personas tiene un buen sistema de resistencia hacia ella”, dice Gómez. La forma de propagación se debe a secreciones respiratorias como la tos o los estornudos y que requieren de un contacto estrecho y frecuente. Además, la lepra es tratable con tres medicamentos que resultan gratuitos para el paciente, pues son otorgados por la OMS en colaboración con la farmacéutica NOVARTIS. Si la enfermedad es detectada a tiempo el tratamiento puede durar de seis meses a un año. El gran problema de la lepra no es la medicación, sino llegar a los pacientes en los países endémicos”, dice apunta Gómez.
India es el país del mundo con el mayor número de casos: 127. 295 registrados en 2011. Lo más curioso es que en 2005 declaró que la enfermedad estaba eliminada, aún cuando la OMS dice que debe haber un caso por 10.000 para considerarse erradicada. Vijay Krishnan que trabaja con Fontilles en India, cuenta cómo ha afectado esto a la lucha contra la enfermedad. “Durante los últimos años ha habido una ligera reducción de los nuevos casos de lepra por año. Sin embargo, los gobernantes quisieron hacer creer que el país estaba libre de la enfermedad. La campaña ha sido tan persuasiva que ha terminado en cambios estructurales en el sistema de salud indio que son irreversibles”, dice Krishan quien enfatiza que el trabajo en su asociación no se ha visto afectado.
Una vez curados de la enfermedad ya no entran en las estadísticas. Sin embargo, el número de discapacitados es mucho mayor al de los enfermos. Según la OMS puede haber entre uno y dos millones.“La lepra es una enfermedad dela que se sabe poco y mal. El estigma social de las personas viene por este desconocimiento y es algo que lamentablemente los marca de por vida”, dice Gómez.
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