Cuéntame la crisis
La recesión ha propiciado un auge de los libros dedicados a la materia El interés por la economía va más allá de la coyuntura y las editoriales aprovechan para reeditar obras clásicas
Cuando estalló la crisis argentina, en diciembre de 2001, que derivó en el corralito financiero y la suspensión de pagos del país, desde España llamaba la atención el elevado grado de conocimiento de la terminología financiera manejada por los ciudadanos de aquel país, estuvieran o no relacionados profesionalmente con la materia. La misma soltura en el uso de ese lenguaje que hoy se puede escuchar en cualquier charla de café o en un corrillo de barrio en esta España en crisis: rescate financiero, prima de riesgo, diferencial con la deuda alemana, deuda pública… Es uno de los efectos de la crisis económica: de repente, una materia temida por muchos se convierte en foco de interés universal. “Hay demanda, no se trata de una moda. Una moda son los libros eróticos que se están publicando al hilo del éxito de 50 sombras de Grey. Pero con los libros de economía lo que pasa es que hay mucha demanda”, explica Roger Domingo, director del sello editorial Deusto, de Planeta.
La gente necesita entender qué ha pasado, por qué ha pasado, qué puede hacer para afrontar su situación financiera personal y para ello recurre, incluso, a la literatura clásica económica en busca de explicaciones y teorías en torno a la crisis. Muchas de las obras de John Maynard Keynes, Friedrich Hayek, Carl Marx o Milton Friedman, entre otros autores, han sido reeditadas en los últimos años, libros que hasta hace poco resultaban difíciles de conseguir. “La Historia del análisis económico de Joseph Schumpeter acaba de ser reeditada y llevaba 10 años agotada”, apunta Enrique Pascual, de la librería Marcial Pons en Madrid. “Hay más demanda también porque las editoriales arriesgan más”, explica.
Hasta hace unos años, las secciones de Economía de las librerías estaban, básicamente, dedicadas a los profesionales de la empresa y muchos de los títulos tenían que ver más con la gestión y los textos de las escuelas de negocios que con la macroeconomía. Los grandes títulos de éxito internacional difícilmente se veían en las librerías españolas y había que aprovechar el viaje de algún conocido al extranjero para encargar esos textos. Eso era, claro, antes de la era Amazon. “Es cierto que se producía poco en español y también se traducía poco”, asegura Enrique Pascual. Y las editoriales, efectivamente, se han puesto las pilas. “Los títulos que antes publicábamos de Economía apenas eran el 10% o el 15% del total. Ahora suponen el 50%. Publicamos títulos de éxito internacional, como Los señores de las finanzas, de Liaquat Ahamed, o Por qué fracasan los países, de Daron Acemoglou, pero, sobre todo, ahora publicamos títulos de autores nacionales, como José María Gay de Liébana, que varias semanas ha sido número uno en ventas de Economía en Amazon con su libro España se escribe con E de endeudamiento. Especialmente, después de salir en el programa de televisión Salvados”.
No solo las grandes editoriales y los autores conocidos han encontrado un filón con la economía en estos tiempos tan convulsos. Pasos Perdidos es una editorial nueva, con apenas un año de vida y ya son tres los libros de economía que llevan publicados, todos del colectivo francés Economistas Aterrados, en formato de bolsillo y a bajo precio. “En nuestro caso no hicimos un cálculo comercial primero, aunque luego los libros han funcionado bien. Fue una decisión previa porque teníamos buena relación y proximidad con los autores franceses. Claro que, sin ese éxito, no sé si habríamos seguido publicando sus libros. Incluso han venido a dar conferencias en el Liceo francés y en la Universidad”, asegura Fernando Sánchez Pintado, de la editorial.
Las editoriales arriesgan más y apuestan por autores españoles
Pero el interés suscitado por la economía va más allá de la crisis propiamente dicha. “Nosotros observamos tres fases”, explica Marcelino Elosúa, de LID Editorial, una editorial con 19 años de existencia especializada en libros de economía y gestión. “El año pasado los libros trataban sobre la crisis e iban dirigidos más bien a profesionales, eran textos especializados. Este año ha sido el de los libros de divulgación para el gran público, como Economía de andar por casa o Ten peor coche que tu vecino. Ahora preparamos una nueva batería de libros para 2013 sobre expatriados, la gente que se marcha a trabajar fuera de España o que quiere hacerlo y cómo es eso de trabajar o buscar trabajo a través de Internet. No es lo que me gustaría publicar, pero es lo que el público demanda”. Hasta el mes de noviembre, las ventas de LID en librerías se habían disparado un 26% respecto al periodo enero-noviembre del año pasado.
El creciente interés por la economía se refleja en las listas generales de libros más vendidos, que empiezan a incluir títulos relacionados con la materia. “En los años de bonanza lo que se vendía muy bien eran los libros relacionados con la Bolsa. Ahora eso ha desaparecido, claro. Pero la crisis le ha venido bien a la literatura económica para llegar al segmento de los no entendidos”, apunta Enrique Pascual. Sin ir más lejos, los premios Nobel Paul Krugman y Joseph Stiglitz se han convertido también en superventas en España.
En las últimas semanas, la lista de libros de no ficción más vendidos en Amazon.es incluía el libro del famoso televisivo Risto Mejide, de profesión especialista en marketing, con el título #Annoyomics: El arte de molestar para ganar dinero, dirigido en principio a profesionales del ramo, y No sé dónde está el límite pero sí sé dónde no está del operador de Bolsa y ultrafondista Josef Ajram. Dos títulos más relacionados con la gestión y la microeconomía pero que han logrado colarse en las listas de libros generalistas. La fama y el reconocimiento mediático también han llegado a los autores de libros económicos y han contribuido, en parte, a generar mayor interés por parte del gran público.
“Muchísima gente compra mi último libro por lo de las dos tardes, no lo puedo negar”, admite Jordi Sevilla, economista, exministro y autor —aunque con matices— de la conocida frase que le soltó al expresidente José Luis Rodríguez Zapatero sobre sus conocimientos en la materia: “Lo que tú necesitas saber para esto son dos tardes”. Una frase que da pie al título de su último libro, La economía en dos tardes. Un manual para todos, incluidos presidentes del Gobierno, con el que pretende acercar al gran público los términos económicos más utilizados.
“Tenía varias ofertas y abrí una subasta”, admite José Carlos Díez
“Siempre me ha sorprendido que la economía, que forma parte de la vida diaria de las personas, no se haya estudiado más. En el bachillerato se estudia a Platón, se estudia la ley de fluidos y gases y no cómo funciona el Impuesto sobre la Renta, que tarde o temprano tendrás que pagar”, explica Sevilla. “Este es un país muy raro. Las obras de Platón, de Kant o de Aristóteles las encuentras en el quiosco y están ahí porque se venden. Pero hasta hace poco en economía no se iba más allá de Keynes. Eso ha cambiado. La economía ha dejado de ser la hermana pobre. Esperemos que dure y que siga los pasos de los libros de física, por ejemplo”, recalca.
Otro de los economistas habituales en tertulias, entrevistas, televisiones, radios y periódicos es José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney, que actualmente se encuentra en el proceso de elaboración del que será su primer libro. “Varias editoriales contactaron conmigo para que escribiera un libro sobre la crisis con ellos. A la vista del interés, abrí una subasta, contraté a un agente literario y gestionó un total de cinco ofertas. Al final, voy a publicar con Random House Mondadori, líder mundial del sector. Espero terminar el libro a tiempo porque lo quieren llevar a la feria del libro de Fráncfort [octubre de 2013]”. Una confesión que, sin duda, constituye la mejor prueba del auge que atraviesan los libros de economía en España.
Los libros escritos por periodistas dedicados a la información económica son otro de los filones que explotan las editoriales a la hora de elegir qué libros publican y cuáles no. “Recibimos", dice Domingo, "muchas propuestas, de tipos diversos de profesionales porque para muchos es un factor a añadir al currículum. Pero mayoritariamente a los autores que acaban publicando nos acercamos nosotros. Y entre ellos hay varios periodistas. Estamos trabajando, por ejemplo, con Íñigo de Barrón”, periodista de EL PAÍS, que acaba de publicar El hundimiento de la banca, con la editorial Catarata.
No en vano, los periodistas son profesionales que llevan muchos años tratando de acercar un tema complejo a un lenguaje más sencillo y accesible, aunque a veces no sean tan precisos como los economistas. “Tienen mucho tirón los libros escritos por Ramón Muñoz, periodista de EL PAÍS, España destino tercer mundo y por Mariano Guindal, periodista de La Vanguardia, que ha publicado últimamente Los días que vivimos peligrosamente”, señala el responsable de Marcial Pons. “Pero sin duda hay más demanda de gente conocida mediáticamente como Leopoldo Abadía, Juan Ramón Rallo, Carlos Rodríguez Braun o Ernesto Ekaizer”, afirma.
La crisis ha dado a conocer al gran público a periodistas y economistas
En el caso de Rodríguez Braun, catedrático de Historia del Pensamiento Económico de la Universidad Complutense de Madrid, lleva publicando libros desde 1989 y percibe como pocos ese cambio. “Tengo más demanda para escribir libros después del estallido de la crisis y estoy vendiendo más que antes, aunque el título más vendido —Economía para andar por casa, junto a los periodistas de Onda Cero Ignacio Rodríguez Burgos, Olvido Macías y Pedro Pablo González— no tiene que ver propiamente con la crisis”, señala.
La propia evolución del país explica el mayor interés por una materia que a mucha gente le resulta compleja y ante la que surgen muchas prevenciones. “Al principio, la demanda procedía de los profesionales”, admite Elosúa. “Hace 40 años, cuando yo entré a trabajar en Aceites Elosúa Carbonell, había tres licenciados en toda la empresa. No en Economía, solo licenciados. Eso da idea de lo que ha cambiado esta sociedad en poco tiempo”, apunta el presidente de LID Editorial.
El nivel educativo del país al que aludía Jordi Sevilla es el factor que ayuda a generalizar los libros de economía y también el hecho de que los autores “hayan abandonado el lenguaje oscuro, difícil y abstracto que utilizaban antes y hayan empezado a contar cosas cercanas”, dice el exministro. “También se han incorporado otro tipo de lectores, como los lectores de ensayo que ahora demandan títulos de divulgación económica. Pero los profesionales de la economía normalmente compran mucho en inglés y las nuevas tecnologías ayudan mucho a que puedan acceder a títulos que aquí no se publican”, aclara Enrique Pascual, de Marcial Pons.
Precisamente, son los lectores de libros de economía los que más han empezado a consumir libros electrónicos y eso ha obligado a las editoriales especializadas en la materia a acelerar esta parte del negocio, aunque por ahora las ventas son pequeñas. “En Estados Unidos el libro electrónico representa entre un 22% o un 23% del total de las ventas; en España apenas es el 1% o el 2% del total. Cuando se trata de algún autor relacionado con la tecnología sube más, pero no más allá del 10% de media”, aclara Roger Domingo, de Planeta. “Creo que va a haber un cambio gradual en la forma de leer, que se irá a una suscripción a bases de datos donde se combinarán tanto recursos editoriales como informaciones”, apuesta Marcelino Elosúa, de LID Editorial.
El nivel educativo es el factor que eleva el interés por la economía
Ese futuro está aún por escribir y se presenta tan incierto como el escenario económico. Aparentemente, los cambios en los hábitos de los lectores en favor de la economía han llegado para quedarse, aunque la crisis marcará su futuro más inmediato. Carlos Rodríguez Braun cita a Juan Carlos de Pablo, un economista argentino, que solía decir que “a determinado nivel de inflación —uno de los graves problemas estructurales de Argentina— todo el país se vuelve una Facultad de Económicas”. En España, aparentemente, la frase resulta aplicable a determinado nivel de prima de riesgo... y de publicación de libros de Economía.
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