La escuela se atasca en primaria
España tiene menos alumnos excelentes y más rezagados a los nueve años que la media de los países desarrollados en lengua, matemáticas y ciencias
Los resultados de los alumnos españoles de nueve años en lengua, matemáticas y ciencias en las pruebas internacionales señalan unos puntos flacos muy parecidos a los que se pueden comprobar a los 15. Las pruebas PIRLS y TIMSS de 2011 de la Asociación Internacional de Evaluación Educativa dibujan un sistema con puntuación por debajo de la media de los países desarrollados (OCDE) y de la Unión Europea (especialmente en matemáticas), con pocos alumnos en los niveles más altos y un poco más de la cuenta en la parte de los rezagados. En la parte positiva, el español es un sistema equitativo, es decir, que no ahonda como otros en las diferencias de partida de los estudiantes, marcadas por el nivel socioeconómico y cultural de las familias.
Todo esto significa que las carencias del sistema educativo español se fraguan en primaria y no se consiguen revertir —pues siguen ahí hasta el final de la enseñanza obligatoria—, salvo para una parte de los más rezagados: en el informe PISA de la OCDE los alumnos en los niveles más bajos a los 15 años están en la media de los países desarrollados. En todo caso, se trata de unos resultados muy estables a lo largo del tiempo, con un ligero retroceso en ciencias, aunque la cifra no es del todo comparable porque la anterior prueba en que participó España fue en 1995.
Hong Kong y Rusia lideran el ‘ranking’ de comprensión lectora
España obtiene 513 puntos en lectura, frente a los 538 de media OCDE y 534 de la UE, por delante solo de Noruega, Bélgica, Rumanía y Malta. A la cabeza del ranking están Hong Kong (571), Rusia (568) y Finlandia (568). El porcentaje de alumnos españoles excelentes es del 4%, frente al 10% de la OCDE; y los rezagados son el 6%, frente al 3% de media. En ciencias, los alumnos españoles sacan 505 puntos (523 es la media OCDE). Pero los peores resultados están en matemáticas, con una media de 482 puntos, 40 por debajo de la OCDE; solo un 1% de alumnos excelentes (5% OCDE) y muy por encima en los rezagados: 13% frente al 7%. En matemáticas, España solo supera dentro de Europa a Rumanía y Polonia.
¿Por qué no se consigue avanzar a pesar de los esfuerzos? “Está claro que hay que hacer algo. ¿Una nueva ley? Es posible. ¿La que propone el Gobierno? Ahí es donde probablemente no nos pondremos de acuerdo”, dice el catedrático de Economía de la Pompeu Fabra José García-Montalvo en referencia a la ley que impulsa el Ministerio de Educación dirigido por José Ignacio Wert.
El ministro justifica la séptima norma educativa de la democracia asegurando que es la mejor receta para revertir la situación: más evaluaciones externas (que en la ESO y bachillerato serán reválidas), adelantamiento de los itinerarios hacia la FP y fomento de la especialización de los centros educativos en áreas o contenidos concretos. Otra de las medidas anunciadas, las de dar más tiempo a las materias instrumentales (lengua, matemáticas y ciencias) en detrimento del resto de asignaturas, ha quedado muy diluida en la última versión del anteproyecto presentado la semana pasada.
Pero numerosos especialistas creen que esa receta no solo no mejorará, sino que ahondará los problemas llevándose de paso por delante la equidad del sistema. El sociólogo de la Universidad de la Laguna Saturnino Martínez ve bien que haya una evaluación externa, sin consecuencias para aprobar o repetir curso, a mitad de primaria, pues puede señalar los problemas y las soluciones. Sin embargo, cree que las reválidas “no sirven para mejorar, solo para dejar fuera” a una parte. “Lo que hace falta es más atención a la diversidad, con más profesores bien preparados”, dice el especialista y exresponsable del Instituto de Evaluación con el anterior Gobierno Enrique Roca. Más allá del proyecto de ley, los recortes presupuestarios están acabando con buena parte de los apoyos y refuerzos escolares.
Los expertos creen necesaria mejores docentes y atención a la diversidad
Tanto Roca como Martínez insisten en que la situación no es tan mala y, desde luego, no catastrófica. Martínez señala que la diferencia de los alumnos españoles, por ejemplo, en matemáticas, es el equivalente a un trimestre. Además, advierte contra las lecturas ordinales, como si se tratara de una clasificación deportiva, pues eso solo dice si te alejas o te acercas a otros países, no si los alumnos mejoran o no; eso lo da el punto de referencia colocado en los 500 puntos. Lorenzo Blanco, profesor de la Universidad de Extremadura y especialista en Didáctica de las ciencias, asegura que uno de los grandes problemas es “la falta de conocimientos sobre la materia y de gusto por las matemáticas entre los profesores de primaria”. Se trata de algo de lo que los especialistas se han venido quejando sistemáticamente, asegura, y que tiene como consecuencia “unos métodos de enseñanza demasiado tradicionales”.
Las claves de los informes
- Nivel socioeconómico y cultural.En España, los hijos de padres licenciados sacan 55 puntos más que los que son hijos de padres con solo estudios obligatorios. En la OCDE son 80.
- Equidad. España es uno de los países en donde las diferencias que se producen entre centros son más bajas: un 20%, frente al 25% de media.
- Pública y privada. Los concertados y privados tienen mejor resultado que los públicos, pero la distancia desaparece cuando se tiene en cuenta el nivel socioeconómico de los alumnos.
- Lectura por placer. La lectura por placer es una de las características que marcan más diferencias de rendimiento en lectura, matemáticas y ciencias (hasta un 8%).
- Educación infantil. Los alumnos que asistieron a educación infantil durante al menos tres años obtuvieron cerca de 16 puntos más en las pruebas de lectura que los que no fueron.
- Niños y niñas. Las diferencias en lectura entre niños y niñas a los nueve años es muy pequeña y depende sobre todo del contexto familiar. Por ejemplo, leen mejor los hijos de madres que trabajan fuera de casa.
De vuelta en el cuadro general, Martínez señala una diferencia que le parece fundamental. Si en todos los países el contexto socioeconómico y cultural de las familias condiciona los resultados, en España, los hijos de familias más aventajadas lo hacen peor que otros países. Por ejemplo, los hijos de padres sin estudios básicos obtienen seis puntos por encima de la media internacional; mientras que los hijos de titulados superiores sacan entre 19 y 30 puntos menos.
En ese sentido, García-Montalvo insiste en que es fundamental la motivación, es decir, que las familias perciban los beneficios de estudiar, de sacar buenas notas, de conseguir una carrera. Aunque la crisis actual está revirtiendo la situación, durante la década anterior se ha sufrido un gravísimo problema de sobrecualificación: en 2009, España era el país de la UE con más titulados universitarios o en FP de grado superior con empleos por debajo de ese nivel de formación, un 31%. “Creo que, además, el sistema educativo debería premiar de alguna manera a los que mejor lo hagan”, dice García-Montalvo.
Martínez, por su parte, asegura que, hecho lo más “evidente” (la extensión del sistema, una financiación suficiente, una formación mínima del profesorado), la mejora escolar es realmente complicada: “Los datos muestran que la motivación de los niños, el apoyo de sus padres en lectura, el buen ambiente entre los profesores en el centro es importante. No hay ley que cambie esto, sino la promoción de buenas prácticas educativas”.
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