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Agua helada en Mercurio

La sonda 'Messenger' confirma la presencia de hielo y material orgánico en el polo norte

Mosaico de imágenes que muestra el polo norte de Mercurio y sus cráteres.
Mosaico de imágenes que muestra el polo norte de Mercurio y sus cráteres.NASA

La cápsula de exploración planetaria Messenger de la NASA ha enviado a la Tierra nuevas evidencias de la presencia de agua helada y materiales orgánicos en algunas regiones de Mercurio, según informa la agencia espacial estadounidense. Los investigadores calculan que el hielo, localizado en la región permanentemente a oscuras del polo norte. tiene un espesor de al menos 45 centímetros y posiblemente alcance hasta 20 metros. Los científicos consideran probable que el polo sur del planeta también contenga hielo, aunque no hay datos que lo confirmen.

Tres estudios independientes realizados con varios de los instrumentos de la misión Messenger coinciden en confirmar la presencia de agua en el planeta. El primero midió un exceso de hidrógeno en el polo norte del planeta; el segundo se centró en la reflectancia (la capacidad de reflejar luz) de los depósitos polares de Mercurio en una longitud de onda cercana al infrarrojo, y un tercero ofreció un modelo de las temperaturas superficiales del planeta.

Pese a su proximidad al Sol, en Mercurio existen regiones enteras (en las zonas polares) que no reciben nunca la luz del Sol debido a la escasa inclinación de su eje de rotación. Desde hace ya varias décadas los investigadores consideran la idea de que podría haber hielo de agua allí, pero hasta ahora se trataba solo de una teoría.

La idea recibió un gran impulso en 1991, cuando el telescopio de Arecibo, en Puerto Rico, detectó unas extrañas y brillantes manchas de radar en los polos de Mercurio. Manchas que reflejaban la luz de la misma forma en que lo haría el hielo. La mayor parte de esas manchas, además, procedían precisamente de una región que había sido fotografiada dos décadas antes, en los años 70, por la sonda Mariner 10. 

Ahora la Messenger, que llegó a las proximidades de Mercurio en 2008 y entró en su órbita en marzo de 2011, ha podido verificar sin ninguna duda que aquellas manchas brillantes detectadas hace 20 años coinciden con las zonas que nunca reciben la luz solar.

Los datos confirman no solo que hay hielo, sino que lo hay en manera abundante. De hecho, es el mayor de los constituyentes de los depósitos del polo norte de Mercurio y, además de en el interior de los cráteres, existe también muy cerca de la superficie y justo bajo una capa de un extraño "material oscuro" que aparece en casi todos los depósitos minerales y que permite que el hielo se mantenga estable.

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