Castelao Bragaña, florido y paternalista
El alto cargo que dimitió tras decir que "las leyes son como las mujeres, están para violarlas" hizo política a la sombra de Fraga. Fue el hombre fuerte del PP en la diáspora gallega
Se había planteado, abiertamente o no, como un retiro paulatino, cómodo y útil. Pero la vuelta como presidente de José Manuel Castelao Bragaña (Valga, Pontevedra, 1941) al Consejo General de la Ciudadanía Española en el Exterior –cargo que ocupaba por segunda vez-- se vio el martes empañada por un comentario que se ha llevado de un plumazo su nombramiento. “Las leyes son como las mujeres, están para violarlas”, dijo a varios miembros de una de las comisiones del consejo, a quienes les faltaba un voto para formalizar un acta. Ayer, después de que se difundiera esa frase --por la que pidió perdón posteriormente ante las críticas de los miembros de ese organismo--, Castelao Bragaña anunciaba su dimisión. Llevaba menos de cinco días en el cargo. A la ministra Fátima Báñez –quien le propuso y de cuyo departamento depende este órgano consultivo— no le había dado tiempo ni a firmar su nombramiento. “La conducta la tiene uno toda la vida y la pierde en un instante. Si con una penitencia pudiera borrar todo lo ocurrido lo haría”, lamentaba a El País el ya expresidente del consejo de Ciudadanía Exterior.
Catelao Bragaña emigró con su familia a Argentina cuando tenía 14 años. Allí, en Buenos Aires, trabajó desde muy joven como mozo de los recados; algo que, como contó en algunas entrevistas después, le ayudó a pagarse la carrera de Derecho. Trabajó como abogado de su propio bufete, de procurador y de notario. Y siempre estuvo muy vinculado a las asociaciones de españoles en Argentina. Muy relacionado con Manuel Fraga, terminó por convertirse en el hombre fuerte del PP en la diáspora gallega en ese país, su representante y captador de votos. Algo nada desdeñable. Muchas veces se ha dicho –por la magnitud de su emigración—que Buenos Aires es la quinta provincia gallega.
Y en 1998, a propuesta de Javier Arenas –en ese tiempo ministro de Trabajo--, el Gobierno del Partido Popular puso a su hombre en la diáspora al frente del Consejo del Consejo General de la Emigración. Un órgano --que volvía a dirigir el lunes-- que agrupa a los españoles que viven en el extranjero, y que tiene como objetivo garantizar su derecho al voto o a la participación en las Administraciones Públicas.
En Buenos Aires trabajó como mozo de los recados y se pagó la carrera de Derecho
Mientras, Castelao Bragaña seguía muy activo. En 2005 se sumó a la candidatura de Manuel Fraga a la presidencia de la Xunta de Galicia. Varias fuentes explican que fue uno de los fichajes del fraguismo. Un pequeño guiño a la emigración. Fraga no ganó, pero Castelao Bragaña sí logró una silla de diputado en el Parlamento gallego, lo que le obligó – no sin polémica—a dejar la presidencia de Ciudadanía Exterior.
Sería diputado hasta 2009, y de hombre de Fraga pasó a ganarse también la confianza de su sucesor al frente del PP gallego, Alberto Núñez Feijóo. Ese año, se puso al frente de la Fundación Galicia Emigración. Él mismo cuenta que en esta entidad la mayoría del personal era femenino. “Y nunca tuve problemas con ninguna de mis trabajadoras. Al contrario, a la mujer siempre la he protegido”, explicaba ayer muy apenado. Castelao, cuentan desde su entorno, tiene la lágrima fácil.
Quienes le conocen le definen como un hombre “tremendamente educado”. Y con un lenguaje tan florido que resulta hasta barroco. Por eso, a la mayoría le sorprende lo ocurrido el martes. “Jamás habría imaginado que podía decir algo así. Cuando me enteré me quedé de piedra”, afirma uno de sus colegas del Consejo. “No le pega nada”, explica otro. Una diputada que compartió legislatura con él cuenta que una vez le llamó la atención –muy correctamente, eso sí-- sobre su vestimenta. “Ese día tenía que subirme a la tribuna. Me había arreglado mucho. Llevaba un vestido y, como hacía calor, en un momento me até la chaqueta a la cintura. Cuando él me vio me dijo ‘Fíjese, con lo hermosa que va usted, eso no hace bonito. La chaqueta ahí no hace bonito’”, recuerda. “Era muy educado, pero tenía una actitud muy paternalista”, cuenta.
"Nunca tuve problemas con mis trabajadoras. Siempre he protegido a la mujer"
El lunes volvía al Consejo de la Ciudadanía Exterior, un cargo para el que prometió “respeto, lealtad y trabajo”. Fue propuesto por la ministra Báñez, pero recibió el 74% de los votos del pleno. Fuentes del Ministerio de Empleo reconocen que conocían poco a Castelao Bragaña. Básicamente le precedía su currículo plagado de trabajos junto a la emigración española. Otras fuentes sostienen, sin embargo, que la propuesta llegó desde el frente gallego con Núñez Feijóo a la cabeza. Y no solo como una recompensa más a su fidelidad. También, insisten, como una forma de “trabajar” de nuevo el voto en el extranjero después de la pérdida de otro de sus hombres fuertes Alfredo Enríquez Badás, presidente de la Casa de Ourense en Buenos Aires, que ha abandonado el PP –partido del que fue concejal—para integrar las filas del partido de Mario Conde.
Declaraciones "inadmisibles"
Las reacciones ante lo ocurrido el martes con Castelao Bragaña no se han hecho esperar. Ayer, el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, exigió al Gobierno disculpas por el comentario del expresidente de Ciudadanía Exterior. Su dimisión, dijo, no es suficiente. Algo en lo que ha insistido hoy. “Qué tendrán en la cabeza estos señores de la derecha para que, en cuanto tomen una copa, les aparezcan estos disparates”, ha declarado Pérez Rubalcaba en un mitin en Viveiro (Lugo).
Laura Seara, diputada por Ourense y exsecretaria de Estado de Igualdad en la última etapa del Gobierno de Zapatero también ha pedido al Ejecutivo que se pronuncie sobre la polémica declaración. Una frase, “votimiva”, considera. “El Gobierno tenía que haberlo destituido antes de su dimisión”, dice.
De momento, el Gobierno apenas ha comentado el caso. El presidente de la Xunta y candidato del Partido Popular de Galicia a la reeleción, Alberto Núñez Feijóo, lo ha hecho pero escuetamente y desde su cuenta de Twitter. “Lo dicho por el expresidente del Consejo es inadmisible y ha hecho lo que debía, disculparse y dimitir”, escribía.
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