“Mis hijos están sanos”
Simón, de 14 años, el hijo mayor de María Ángeles Bleda, de 38 años, y Simón Navarro, de 40, ha pasado ya 12 veces por el quirófano. La primera, a los tres días de nacer, por un complejo problema de corazón. “Es lo primero que le detectaron”, recuerda. “Tenía la aorta obstruida, comunicación interventricular e interauricular...”. María Ángeles se pasó los primeros tres meses de vida de su hijo en el hospital La Fe de Valencia. De vuelta a casa, la situación no mejoró. “Yo veía que no era un niño como los demás, le pasaba algo”, rememora.
Hasta los cuatro años no tuvo la confirmación de lo que le sucedía. Fue en una visita a la unidad de genética del hospital público valenciano, aprovechando otra operación de corazón de su hijo. Entonces le comunicaron que la lesión que tenía en el cromosoma 15 explicaba no solo los problemas de corazón, sino los psicológicos, los psicomotores, la escoliosis o el trastorno de déficit de atención que también sufre Simón. Y que las alteraciones genéticas las había heredado de ella.
María Ángeles quería tener más hijos, pero le aterraba pasar de nuevo por todo lo que había sufrido con Simón. Por eso, cuando le dijeron en el hospital La Fe que podían evitarlo mediante la fecundación in vitro y un proceso de selección de embriones, sintió “la mayor alegría del mundo”. Al segundo intento se quedó embarazada de Miriam y Fran, que en septiembre cumplirán tres años. “Tener mis hijos sanos ha sido una recompensa y me permitió disfrutar como no pude hacer con Simón, al que también le ha venido muy bien, al estar menos sobreprotegido”, explica. “Ahora estoy encantada de la vida”.
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