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El terrorismo suicida de las termitas

Las trabajadoras de una especie de la Guayana francesa se reciclan en la vejez como defensoras del grupo y explotan ante agresiones externas

Javier Sampedro
Termitas guayanesas.
Termitas guayanesas.

Puede verse como una versión extrema de la jubilación anticipada, también como una forma de fanatismo religioso que seduce a las viejas trabajadoras que ya no están en la mejor forma física para ayudar a su colonia. Sea como fuere, las termitas de la especie Neocapritermes taracua, nativas de la Guayana francesa, parecen haber inventado el terrorismo suicida millones de años antes que la estupidez humana. Tal vez esto signifique que ni siquiera la estupidez humana es propiamente humana. Nuestra especie se está quedando sin raíces identitarias.

Thomas Bourguignon, un estudiante de doctorado en el laboratorio de Yves Roisin, de la Universidad Libre de Bruselas, ha descubierto que las termitas trabajadoras de esa especie, cuando han envejecido lo bastante como para no poder aportar gran cosa a las labores cotidianas de sus compañeras más jóvenes, se reciclan como fuerzas de apoyo a la casta militar para defender de agresiones externas a su colonia. Y lo hacen de una forma verdaderamente drástica: explotando. La investigación se ha publicado en Science.

Al explotar, la termita genera un compuesto altamente tóxico

El suicidio altruista (autothysis en la jerga) no es peculiar de esta especie guayanesa. Es una práctica común en otros grupos de termitas, y también en algunas hormigas y otros insectos. Pero hay que reconocerle a Neocapritermes taracua una sofisticación técnica inusitada, casi maquiavélica. Cuando una vieja trabajadora de esta especie explota, dos tipos de cristales hasta entonces almacenados por separado en el exterior de su abdomen se mezclan entre sí, reaccionan químicamente y generan un compuesto que no solo es altamente tóxico, sino también tan pegajoso que se adhiere a los cuerpos de los insectos invasores como una mala pesadilla y los corroe por fuera y por dentro hasta infligirles una muerte tan cierta como horrible.

Los científicos ignoran de momento cómo Neocapritermes taracua sintetiza los dos componentes de esa letal trampa química. Hay otra media docena de especies descritas en el género Neocapritermes, pero la guayanesa es la única que ha desarrollado esos depósitos de cristales tóxicos. Los investigadores están sorprendidos de que un sistema químico tan sofisticado sea una invención química de una sola especie, y planean buscar indicios de que también exista en otras termitas, al menos en una forma incipiente. La evolución suele trabajar explorando nuevos usos de viejos sistemas, a veces surgidos inicialmente para una función muy distinta.

Los editores de la revista Science recuerdan una frase pronunciada hace años por el creador de la Sociobiología, el gran entomólogo Edward O. Wilson: “Mientras que los humanos mandan a la guerra a los hombres jóvenes, los insectos envían a las señoras mayores”.

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