Suspendido el lanzamiento de la primera nave privada hacia la Estación Espacial
La empresa SpaceX cancela el despegue de la cápsula ‘Dragon’ Iba a transportar unos 500 kilos de suministro a los seis astronautas que están en el espacio
A las 4.55 de la mañana, 10.55 hora española, estaba previsto que el cohete Falcon 9, propiedad de la empresa Space Exploration Technologies Corpotarion –SpaceX- despegara desde la base de Cabo Cañaveral, en Florida. El propósito de SpaceX era poner en órbita a la cápsula Dragon, cargada con 500 kilos de comida y agua, rumbo a la Estación Espacial Internacional (ISS en sus siglas en inglés). La cuenta atrás se inició sin problemas pero, en el último instante, cuando ya se había anunciado el despeque ("lift off") un ordenador detuvo automáticamente la operación, debido a un problema de presión alta en uno de los motores, informa Alicia Rivera. Los responsables pusieron el cohete en modo de seguridad, se recolocó la gran estructura metálica que sujeta el cohete en la plataforma de lanzamiento y SpaceX anunció que se intentará de nuevo el despegue el próximo martes.
Según se ha podido ver en la retransmisión en directo facilitada por la NASA, ya se había concluido la cuenta atrás y se había anunciado el despegue del Falcon 9, pero el cohete se quedó clavado en tierra. Poco después la NASA informó que, debido al problema en uno de los motores, detectado por los ordenadores del sistema de lanzamiento, se abortó automáticamente el despegue.
Ahora es trabajo de los técnicos analizar las razones del fallo, solucionarlo e intentar de nuevo el despegue, que podría realizarse el próximo martes a las 3.44 de la madrugada, hora de EE UU (9.44 en España).
Con esta misión, SpaceX quiere convertirse en la primera compañía privada en transportar suministros a la ISS. El lanzamiento estaba fijado para hoy en la hora apropiada para alcanzar, tras el vuelo en órbita, la ISS.
El Falcon 9 cumplió su primer lanzamiento de prueba en junio de 2010. El segundo se realizó en diciembre de 2010. Entonces el cohete llevaba una cápsula Dragon par ensayar su vuelo y descenso a la Tierra. Pese a que las primeras pruebas fueron muy alentadoras, el hecho es que SpaceX esperaba haber realizado su primera visita a la ISS en 2009.
“Hay una posibilidad muy remota de que esta misión tenga éxito”. Son las palabras que Elon Musk, el multimillonario propietario de SpaceX y fundador de Pay Pal, repetía a todo aquel que estos días le preguntaba sobre el lanzamiento de hoy. Si por fin sale el cohete con la Dragon en los próximos días, Space X se convertirá en la primera entidad privada en enviar una nave a la ISS, a la que por ahora solo vuelan los vehículos oficiales de la UE, Rusia y Japón. Space X tiene firmado un contrato con la NASA por valor de 1.600 millones de dólares para cumplir el objetivo, que podría ampliarse hasta los 3.100 millones, para enviar otras 12 naves de carga a la base espacial.
Un problema técnico con el software de la computadora de a bordo, según la retransmisión en directo facilitada por la NASA, ha impedido que el lanzamiento tuviera lugar
No obstante, SpaceX –con sede en Hawthrone (California) y que emplea a 1.700 trabajadores- no ha financiado en solitario la misión. La propia agencia espacial estadounidense ha colaborado con la compañía de Musk con un fondo de 300 millones de dólares a través del programa Sistema de Transporte Orbital Comercial (COTS, en sus siglas en inglés).
Habrá que esperar hasta el próximo martes a las 9.44 para presenciar un nuevo despegue
Desde que la NASA canceló su programa de los transbordadores espaciales y centrar su programa tripulado en objetivos tan ambiciosos como viajar a un asteroide o, tal vez, a Marte, sus astronautas tienen que viajar a la ISS en las naves rusas Soyuz. La Administración Obama ha solicitado 830 millones de dólares para financiar los vuelos al espacio, un coste que el Congreso de EE UU no parece estar dispuesto a sufragar. De llevar suministros a la base orbital se encargan las naves automáticas de carga rusas, europeas y japonesas.
El plan de la NASA es contratar en el sector privado los servicios de transporte a la ISS. De momento los contratos son sólo para cargas, pero e está trabajando ya en cápsulas para astronautas.
Musk, no obstante, no se conforma con viajar hasta la ISS, su objetivo es ofrecer vuelos a Marte en menos de 20 años.
El propietario de SpaceX no es el único millonario con ambiciones espaciales. El fundador de Amazon, Jeff Bezos, está diseñando una cápsula para transportar astronautas. Richard Branson, el dueño de Virgin, ofrece vuelos suborbitales por 200.000 dólares para quien desee experimentar la gravedad cero. Paul Allen, el cofundador de Microsoft, se ha aliado con expertos ingenieros aeronáuticos para construir el Stratolaunch, un avión parecido a dos Boing 747 unidos por las alas, diseñado para hacer despegar un cohete desde el aire, ahorrando, así, miles de litros de combustible.
De momento, la Agencia tiene otro acuerdo con la empresa estadounidense Orbital Sciences para enviar suministros a la ISS. La entidad ha fijado para final de verano el primer lanzamiento de un cohete Antares y su cápsula correspondiente desde la instalación que la NASA tiene en Wallops Island (Virginia).
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.