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EE UU aprueba sus dos primeras nucleares desde 1978

La agencia atómica de Washington da luz verde a dos reactores en Georgia El bajo precio del gas y la crisis económica dejan aparcados otros proyectos El presidente de la comisión nuclear se opone a la licencia por el precedente de Fukushima

Unidades de contención de los reactores nucleares esféricos y el rompeolas en San Onofre, California (EE.UU.).
Unidades de contención de los reactores nucleares esféricos y el rompeolas en San Onofre, California (EE.UU.).EFE

El regulador atómico de Estados Unidos aprobó el jueves la construcción de dos reactores nucleares, en la primera decisión de este tipo desde 1978, justo antes de que el accidente de Three Mile Island sembrara el miedo a lo nuclear. El tantas veces anunciado renacer nuclear recibió así por fin algo tangible y lo hizo a punto de cumplir un año del accidente de Fukushima. Las plantas se construirán con garantías federales en Vogtle, Georgia, al sur del país, y posteriormente seguirán otras dos —todas con un diseño de Westinghouse-Toshiba—. Sin embargo, no es previsible a corto plazo una eclosión de proyectos. Con el bajo precio del gas no convencional en EE UU y la pérdida de preocupación por el cambio climático, la energía nuclear parece estar perdiendo atractivo en el país.

La licencia salió aprobada por cuatro votos a uno. En contra del permiso votó el presidente de la comisión nuclear, Gregory Jaczko, que consideró que la decisión ignoraba el precedente de Fukushima, según Reuters: "No puedo apoyar esta licencia como si Fukushima nunca hubiera ocurrido".

La eléctrica Southern Nuclear operará los dos reactores junto a una central atómica ya existente. Se trata de un proyecto “llave en mano” en el que Westinghouse y la constructora Shaw entregarán la planta ya construida. La empresa tiene en obras ya los cimientos y las conducciones de agua —no tenía ninguna duda de que el regulador de EE UU lo aprobaría—, y ahora la licencia le permite comenzar con lo que el sector define como el “hormigón nuclear”, la construcción de los reactores en sí. En el pico de las obras trabajarán 5.000 empleados.

La eléctrica estima la inversión en 10.550 millones de euros por dos reactores de 1.100 megavatios cada uno. La firma ha recibido una garantía federal 6.254 millones. Ese aval garantiza el cobro en caso de retrasos administrativos, aunque no es una ayuda directa.

Los dos reactores estarán en Georgia, donde el mercado no está liberalizado. Allí la empresa tiene garantizada una retribución fija por su producción. En unas semanas, la Comisión Reguladora Nuclear (NRC, en sus siglas en inglés) aprobará otros dos reactores en Carolina del Sur, donde el sistema de retribución es similar.

En EE UU, la NRC es la encargada de dar los permisos de construcción y de explotación, sin que intervenga el Gobierno. Aun así, la Administración de Obama ha apoyado la energía nuclear, como antes hizo el republicano George W. Bush. La Administración de Bush destinó 13.187 millones de euros en garantías públicas para nuevos proyectos, pero gran parte de ese fondo sigue disponible.

Una serie de factores han retrasado o matado muchos de los proyectos. Uno y grande es la dificultad de encontrar financiación. Además, con la crisis económica, la demanda eléctrica en muchos países desarrollados incluso baja. Por otro lado, está la eclosión de gas no convencional en el país —más barato aunque polémico por la forma de extracción— y el auge de las renovables. El accidente de Fukushima tumbó un proyecto en Tejas en el que participaba la eléctrica Tepco, dueña de la nuclear accidentada en Japón.

José Emeterio Gutiérrez, director de Westinghouse para el sur de Europa, valora la decisión: “Supone para la industria nuclear, y en particular para la americana, un hito muy importante en todo el mundo”. Gutiérrez destaca que no es solo una cierta vuelta a la nuclear, sino que “se construye una central con nueva tecnología, pasiva, que ya lleva incorporadas las mejoras identificadas después de Fukushima”. Se trata del reactor AP1000, cuyo diseño fue aprobado en EE UU en diciembre. La firma ya levantó reactores de este tipo en China. Los 92 ingenieros de Westinghouse en Madrid “suministran cálculos de ingeniería y planos” para el edificio auxiliar de la nueva central de Vogtle.

Westinghouse se ha comprometido a conectar a la red la nueva nuclear en diciembre de 2016, tras 48 meses de construcción y seis de pruebas. El plazo es breve si se tiene en cuenta que el reactor que la francesa Areva construye en Finlandia lleva enormes sobrecostes y retrasos. Esa central ha lastrado la credibilidad de todo el sector atómico.

Aun así, el propio Gutiérrez admite que el renacer nuclear va más lento de lo previsto inicialmente: “Las cosas no irán al ritmo que se pensaba hace tres años, pero por la crisis económica y la caída de la demanda eléctrica”, no por temor a la nuclear. Este espera la construcción de estos cuatro reactores y luego “una espera” hasta ver cómo evoluciona el gas no convencional y otras fuentes de electricidad.

Marcel Coderch, ingeniero y coautor de El espejismo nuclear, es muy crítico con la industria: “Había 17 solicitudes de licencia en EE UU que se fueron descartando y quedaron dos. Este es el único proyecto con la garantía. Si ese proyecto es un renacer...”

En EE UU sí está muy avanzada la extensión de vida de las nucleares hasta los 60 años. La NRC incluso ha encargado un estudio para ver si en el sector nuclear hay vida más allá de los 60, con lo que ya se plantean llegar a los 80 de funcionamiento.

Según Coderch, esta estrategia responde a una necesidad más que a una convicción: “La nuclear suministra en EE UU el 20% de la electricidad y no pueden prescindir de ella, así que, como no hay nuevos proyectos, alargan la vida y la vuelven a alargar”. EE UU tiene 104 reactores en operación.

El Departamento de Energía también ha destinado 700 millones de euros en un proyecto público-privado para desarrollar minirreactores nucleares fabricados en cadena. Para abaratar costes, trata de pasar del diseño individual del Rolls Royce al montaje de un Ford.

En España la nuclear genera un 20% de la electricidad y no hay planes para construir nuevos reactores, aunque el Gobierno sí ha puesto en marcha la renovación de la licencia de Garoña, en Burgos, hasta 2019, cuando tenga 48 años de funcionamiento.

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