“Ahora necesitaré ayuda psicológica”
Un inocente sale de la cárcel cinco meses después tras demostrar el ADN que no violó a la chica que le denunció
Santi García, un vecino de Cambrils (Tarragona) de 27 años, salió ayer de casa en busca de un poco de sol. Quería dar un paseo, sentir la libertad. El martes, la titular del Juzgado número 4 de Reus decretó su libertad sin fianza tras tenerle cinco meses en prisión preventiva por una denuncia de violación que el ADN ha demostrado falsa.
Su pesadilla empezó el 2 de septiembre. El hombre salió a cenar con su hermano y su cuñada. Hacia las seis de la mañana se despidieron. Santi estaba sacando dinero en un cajero cuando una chica a la que no conocía, L. T. C., colombiana de 27 años, se le acercó y lo saludó. “Empezamos a hablar y me pidió que la acompañara a casa, me ofrecí a pagarle un taxi, pero dijo que prefería caminar”, explica Santi. Estuvieron andando por el paseo marítimo y después se tumbaron en la hierba. La conversación dio paso a caricias, besos y terminaron iniciando un escarceo sexual. “Al final no lo hicimos porque ella me mordió y arañó en el cuello. Le dije que no me gustan estos juegos sexuales y la aparté”, dice.
Según Santi, él llamó a un taxi y se fue a dormir. A la mañana siguiente, los Mossos d’Esquadra lo llevaron a comisaría: la chica había presentado una denuncia por agresión sexual. De ahí pasó a la cárcel. “Estuve 15 días incomunicado, sin poder hablar con mis padres, no entendía nada, lloraba, tenía ansiedad y me ahogaba”, cuenta.
Estuve 15 días incomunicado, tenía ansiedad y me ahogaba”
El padre de Santi, Pedro García, recuerda compungido el descarnado diálogo que mantuvo con su hijo. “Le dije: ‘Si lo has hecho, lo pagarás’. Pero él me juró que era inocente y empezamos a luchar por su libertad”.
La denunciante, que tiene una niña de nueve años, trabajaba en un club de intercambio de parejas en Salou. Tras poner la denuncia, cambió su versión inicial y dijo que Santi, además, la había intentado matar. “Estuve destrozado hasta que un día un compañero de celda me puso las pilas. Me gritó: ‘Eres inocente, ¿por qué no haces nada?”.
Las pruebas de ADN tenían que estar listas en 15 días. Pero pasaban los meses, los resultados no salían. Este enero contrató a otro abogado, Pere Sutil, quien dio la vuelta al caso. Volvió a exigir los resultados del ADN. “Encontraron restos de semen en la vagina de la chica, pero no eran de Santi”, relata Sutil. La última prueba llegó el martes por la noche. “El semen que tenía en las bragas tampoco era de él”. Ayer, el abogado pidió que la chica vuelva a declarar. Después, solicitará el sobreseimiento del caso y no descarta emprender acciones legales contra ella. Santi nunca olvidará lo ocurrido. “Necesitaré ayuda psicológica. ¿Cómo voy a darle un beso a una chica después de todo?”.
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