“Estamos ante chips al límite de su miniaturización”
Carver Mead, ingeniero electrónico estadounidense, gana el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento por su aportación al desarrollo de las tecnologías de la comunicación
“En los años setenta la gente no creía que los chips pudieran hacerse pequeños”, ha dicho Carver Mead tras conocer que había ganado el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en la categoría de Tecnologías de la Comunicación, que ha sido comunicado hoy. El ingeniero fue el primero en predecir, en aquella época, que los chips integrarían millones de transistores. El primero, inventado por Jack Kilvy en 1958, tenía solo uno. Hoy, el pronóstico de Mead es una realidad gracias a la tecnología del silicio que él mismo contribuyó a desarrollar. Los chips contienen cada vez más información en un espacio más pequeño. El galardonado ha señalado hoy durante el anuncio de este premio que “ya estamos casi al límite de la miniaturización de los chips de tan pequeños que han llegado a ser”. Pero ha señalado que se buscan nuevos materiales. “Hay gente que inventa mucho”, ha dicho. En ese sentido, el pasado 12 de enero IBM anunciaba que científicos de la empresa y del Centro Alemán para las Ciencias de Láser de Electrones Libres (CFEL) han construido la unidad magnética de almacenamiento de datos más pequeña del mundo, con capacidad de almacenar cien veces más información que un chip actual.
El galardonado, que ha estado presente en el acto vía telefónica desde EE UU, ha reconocido que este premio de la Fundación BBVA, dotado con 400.000 euros, ha sido “una sorpresa”. Según el acta del jurado, presidido por Andrea Golsmith, catedrática de Ingeniería Electrónica en la Universidad de Stanford (EE UU), “sus aportaciones han impulsado la industria de los semiconductores (chips) y han hecho posible la creación de la gran variedad de dispositivos informáticos que permean nuestra vida cotidiana como ordenadores portátiles, tabletas, móviles, DVDs y automóviles híbridos”. Concretamente, Mead es el creador de los dispositivos VLSI (siglas en inglés de Sistemas Integrados a Muy Gran Escala), constituidos por millones de componentes. Su trabajo fue, según el jurado de los premios, clave para sistematizar el diseño de los nuevos chips y lograr así que incluso quienes desconocieran los principios físicos de partida pudieran fabricarlos. Separó el diseño de los chips de su manufactura. “Ya no era necesario que cada empresa tuviera un físico teórico”, ha explicado el arquitecto de hardware Ronald Ho, miembro del jurado. “Gracias a ello la industria del silicio – material con el que se fabrican la mayoría de chips – no gasta hoy en producción, sino en investigación”, ha señalado.
El trabajo de Carver Mead logró que la industria del silicio se centrara en la investigación y no en la producción
Una vez que Mead creyó agotadas sus aportaciones al diseño y fabricación de microchips, dio un giro en su carrera para dedicarse a al estudio de los sistemas biológicos mediante su recreación en silicio. Así Mead construyó la primera retina en ese material. “Cada 10 o 12 años creo que se me agotan las ideas originales en un determinado campo de investigación, por eso cambio”, ha señalado hoy en la conexión telefónica con el acto de entrega del premio.
Premios Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento
Rafael Pardo, director de la Fundación BBVA, ha señalado que con los Premios Fronteras del Conocimiento, creados en 2008, quieren reconocer las contribuciones “al avance del conocimiento a nivel internacional. Los ganadores del resto de categorías se darán a conocer en diferentes fechas del mes de febrero.
El jurado, nombrado en colaboración con el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), está conformado en cada una de las categorías de los premios por personalidades reconocida en cada una de las áreas: Tecnologías de la Información, Ciencias Básicas, Biomedicina, Ecología, Música Contemporánea, Economía y Gestión de Empresas, Cooperación al Desarrollo Cambio Climático.
Entrevista: Carver Mead
Carver Mead, ganador de los Premios Fronteras del Conocimeinto, responde por correo electrónico a las preguntas de EL PAÍS, con motivo del reconocimiento que la Fundación BBVA ha hecho a sus trabajos en el campo de la tecnología del silicio y su aplicación a la fabricación de microchips.
¿Qué aplicación práctica de los microchips le ha sorprendido más?
Estoy muy impresionado por la tecnología móvil, concretamente la combinación de la informática y la comunicación.
El silicio ha simbolizado la revolución tecnológica por su aplicación a los microchips, pero hay quien vaticina que ha llegado al límite de sus posibilidades. ¿Cree que será remplazado por otro material?
Ya hay muchos materiales avanzados que se utilizan en dispositivos electrónicos. Es cierto que habrá más a medida que pase el tiempo, pero sospecho que el silicio será el caballo de batalla durante muchas décadas en el futuro.
Su trabajo en el desarrollo de microchips ha cambiado la forma de comunicarnos, pero es difícil de entender para quienes no son expertos…
Como científicos no nos comunicamos tan bien como deberíamos. Me alegra que haya investigadores que emplean una gran cantidad de energía informando sobre temas científicos al público en general. Tengo la esperanza de que lo hagan aún más en el futuro.
¿Cómo explicaría su trabajo de una manera que todas las personas puedan entender?
Creo que la mayoría de la gente ve más fácilmente los resultados de la tecnología que lo que se necesita para desarrollar dicha tecnología. Hay muchos pasos en ese desarrollo, y cada uno es importante. Se necesita mucha paciencia para entender el funcionamiento interno de los sistemas complejos como los de los teléfonos móviles y las cámaras digitales.
Como creador de empresas, además de científico, ¿cree que la investigación universitaria está suficientemente integrada con el negocio?
En los últimos años la investigación universitaria ha estado más relacionada con los negocios, en particular con empresas basadas en las nuevas tecnologías. Esta es una tendencia saludable siempre y cuando los laboratorios de investigación universitarios no se conviertan en meros desarrolladores. Aunque hay que añadir que normalmente pasa mucho tiempo hasta que los descubrimientos científicos más fundamentales afectan a los productos de las empresas, a menudo varias décadas. Los láseres son un buen ejemplo.
Usted ha sido varias veces galardonado por sus trabajos, pero ¿cree que los investigadores tienen el reconocimiento que merecen?
El reconocimiento por un trabajo es muy variable: algunos avances profundos no se reconocen durante la vida de su descubridor.
En alguna ocasión ha afirmado que cambia de campo de investigación cada década porque sus ideas originales se agotan... ¿En qué trabaja ahora?
En la actualidad estoy trabajando en los fundamentos de la física cuántica. Uno nunca sabe cuál será su próxima idea original hasta que la tiene.
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