El primer gran predador de los océanos veía muy bien
El Anomalocaris indica que tenía ojos con decenas de miles de lentes
Unos ojos grandes y muy complejos hallados por paleontólogos en Australia han resultado pertenecer al Anomalocaris, el primer gran predador marino de la historia, que es todo un símbolo de las extrañas formas de vida del Cámbrico, hace más de 500 millones de años.
Nunca antes se habían encontrado lentes conservadas de Anomalocaris, ni en Burgess Shale ni en Chengjiang ni en Fezouata, tres de los yacimientos más importantes del mundo de esta época, indica Diego García Bellido, del CSIC y miembro del equipo de científicos que han estudiado los fósiles en el yacimiento de Emu Bay (sur de Australia). Se infería la composición compleja del ojo a partir de su tamaño y forma, lo único observable en otros fósiles, explican los investigadores, liderados por John Paterson, de la Universidad de Nueva Inglaterra, en la revista Nature.
Además, el hallazgo es espectacular porque muestra que el Anomalocaris tenía una agudeza visual extraordinaria, ya que los pares de ojos (pedunculares) tienen entre dos y tres centímetros de diámetro y al menos 16.000 lentes hexagonales cada uno. Son comparables a los ojos más complejos de los artrópodos actuales. Esta agudeza refuerza los indicios de que estos animales, de hasta un metro de longitud, eran predadores que utilizaban su buena visión para moverse rápidamente en el agua y alcanzar sus presas.
"En vida, sus ojos pedunculares hubieran tenido forma similar a la de un chupachups, por lo que el fósil comprimido sólo muestra una mitad y suponemos que el número total de lentes podría ascender hasta las 30.000", añade García Bellido. Cada lente proporciona el equivalente a un píxel en una imagen digital, por lo que este nivel de resolución es comparable al de los artrópodos con la vista más aguda de la actualidad, las libélulas, con unas 28.000 lentes. La cifra es, a su vez, muy superior al de la mosca del vinagre (Drosophila melanogaster) y el cangrejo cacerola (Limulus), con entre 800 y 1.000 lentes en cada ojo. Además, el Anomalocaris es el animal más grande descubierto en el Cámbrico, y por su desarrollado par de apéndices frontales cazadores, una boca circular armada de afiladas placas y su gran capacidad visual, se le atribuye un hábito depredador: "Sería el gran tiburón blanco de los mares de aquella época" afirma García-Bellido.
Los fósiles indican que los ojos complejos evolucionaron antes que los exoesqueletos duros y confirman que estas criaturas están relacionadas con los artrópodos (como los insectos y crustáceos actuales). Curiosamente la composición de los fósiles no es única, unos ojos se preservan como óxidos de hierro y otros como fosfato cálcico.
Algunos fósiles de tipo Burgess Shale ya se habían encontrado en Emu Bay Shale en la década de los setenta, pero solo se conocían de los afloramientos de la costa (ahora protegidos por ley). A unos 400 metros tierra adentro está la nueva localidad, que ya ha producido más de 5.000 ejemplares y unas 50 especies distintas, la mayoría nuevas para la ciencia.
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