La acusación pide una prueba pericial del daño causado a la familia de Marta del Castillo
Declara el preso que vigilaba a Carcaño para que no se suicidara y la psicóloga que lo atendió en la cárcel
La acusación particular del caso Marta del Castillo, la menor muerta en 2009 a manos de su expareja, Miguel Carcaño, ha solicitado una prueba pericial conjunta de los forenses y psicólogos que evaluaron el daño moral sufrido por los padres de la joven sevillana cuyo cadáver aún no ha sido hallado. Ninguno de los cuatro acusados por este crimen en este juicio ha desvelado qué hicieron con el cuerpo. Tampoco lo ha hecho el ya juzgado por ser menor cuando ocurrieron los hechos y condenado por encubrimiento.
Durante la sesión de esta mañana, la undécima, un recluso de nombre Juan ha declarado que coincidió con Carcaño y tuvo encomendado vigilarle para que no se suicidara. "Dijo que se iba al servicio y allí un funcionario le cortó la cuerda que le rodeaba al cuello cuando intentó matarse", ha relatado el preso. También ha añadido que Miguel "siempre dice las mismas cosas" y "engaña siempre".
Juan M., padre de la exnovia de Carcaño en Camas, ha declarado como testigo. El hombre trabajó con el principal acusado en la misma empresa de limpieza. "Entró a trabajar y un día se vino a casa. Nos llevábamos bien", ha explicado.
El día del crimen, el testigo regresó a las doce y media de la noche. "Sólo le pregunté qué pasaba con eso, pero Miguel bajaba la cabeza". Sobre por qué lo echaron de casa, dice: "Ya era mucha presión y la gente nos miraba. No podíamos aguantar más".
"Una vez vi a Rocío [su hija] tirar el móvil al suelo al hablar con Miguel. Dijo que habían insultado a Miguel", afirma el testigo. Este añade que su hija sufrió amenazas.
Eva A., quien convivía con Carcaño en la casa de Camas el día del crimen, ha declarado testigo que esa noche oyó "melodías de móviles" sobre la una de la madrugada en la casa, y le llamó la atención la conversación de Miguel con otra persona, cuyos detalles no escuchó.
La acusación particular ha reclamado la declaración de una de las psicólogas que atendieron a Miguel Carcaño en la cárcel de Morón.
Carolina C., que examinó a Carcaño para ver si se le incluía en el programa de prevención de suicidios, como así ocurrió, justificó el seguimiento especial en el tipo de delito, sintomatología y relevancia social del caso. "Estaba bastante estable. Solo hubo una alteración en su estado de ánimo cuando tuvo el intento de suicidio, que coincidió con su cambio de versión en el juzgado", ha explicado la psicóloga. "El intento de suicidio fue real por su cambio de actitud. Miguel no decía nada que no hubiera dicho en sus declaraciones ante el juez. El tenía autocontrol, pero esos días [cuando intentó suicidarse] se le veía inestable emocionalmente", ha añadido.
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