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El país de Fangio se pone el casco

Argentina logra disminuir sensiblemente el número de muertos en la carretera

Conducir en América Latina ha sido siempre una tarea peligrosa. En pocos sitios se respetan las prohibiciones de no adelantar, los límites de velocidad y de alcoholemia o el uso obligatorio de cinturón o de casco, lo que, unido a las condiciones no siempre buenas de las carreteras, hace que el índice de siniestralidad sea de los mayores del mundo. Pese a que no existen estadísticas unificadas ni estimaciones fiables de motorización, el último informe de Mercosur apuntaba a más de 105.000 muertos para 2005, en todo el continente. Una cifra enorme frente a los aproximadamente 39.000 fallecimientos registrados en los 27 países de la Unión Europa, con un índice de motorización muy superior, y que convierte a los accidentes de tráfico en una de las peores plagas que sufre Sudamérica, sin que prácticamente nadie hable de ello.

La gran novedad en ese desalentador panorama es Argentina, que en solo dos años ha conseguido disminuir el número de muertos en accidente de una manera significativa, un 14% menos, y que prosigue con una agresiva política de concienzación de los ciudadanos y de prevención de accidentes que esta dando excelentes resultados. El país de Fangio empieza a ponerse rutinariamente el casco o el cinturón y a pensárselo antes de tomar la copa.

Las cifras son claras. En 2008 murieron en Argentina en accidentes de tráfico, en el lugar de los hechos, 4.654 personas. Solo dos años después, en 2010, se había conseguido bajar hasta 4.001, una cifra todavía muy alta, pero que muestra una tendencia claramente positiva. El éxito de la operación hay que adjudicárselo a la Agencia de Seguridad Vial (ASV), creada por ley en 2008, y que viene ejerciendo desde entonces un sólido y estructurado trabajo de prevención. "Nos inspiramos en la organización y funcionamiento de la Dirección General de Tráfico de España, con quien tenemos muchos puntos en común", explica el director ejecutivo de la agencia, Felipe Rodríguez Laguens.

"Necesitamos producir un cambio cultural. Los políticos rehuyeron durante mucho tiempo el tema de la seguridad vial porque es un asunto muy poco atractivo, pero si se toma en serio y se pone realmente voluntad política de hacerle frente, como ocurrió en 2008, los resultados en vidas humanas son extraordinarios", asegura Rodríguez Laguens. "La ley que creó la agencia fue la primera que firmó la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, después de tomar posesión", aclara. El primer éxito fue lograr que prácticamente todas las provincias (que tienen atribuidas por la Constitución las competencias en tráfico) aceptaran adherirse a la ley. Solo quedó fuera San Luis, con unos 155.000 habitantes.

El impulso principal partió de la propia sociedad civil, a raíz del accidente sufrido en octubre de 2006 por un autobús escolar que regresaba a Buenos Aires, tras cumplir un trabajo solidario en la provincia de Chaco, y en el que murieron ocho niños. "El propio colegio y los propios padres impulsaron movilizaciones, con un enfoque constructivo, pidiendo que se reaccionara y se aumentaran los controles", explica el director de la ASV.

La Agencia depende, como la DGT española, del Ministerio del Interior, pero no se financia de la misma manera. La ley argentina ha encontrado una manera original de encontrar recursos propios: el 1% de las pólizas de seguros de automóvil va a parar a las arcas de la ASV. El año pasado eso supuso unos 30 millones de euros, que se destinan a fuertes campañas televisivas de prevención de accidentes, compra y distribución de alcoholímetros y radares para control de la velocidad. "Las compañías de seguros se benefician de la disminución de los accidentes y el aumento constante del parque automovilístico que experimenta Argentina garantiza que los fondos irán en progresión", explica Rodríguez Laguens. Los recursos crecientes han permitido también lanzar una gran campaña de educación vial, que llegará este año a más de cinco millones de escolares y a 370.000 docentes.

"Nunca nos asustó decir la verdad sobre el número de accidentes ni de muertos. Tener un buen observatorio de datos, que garantice estadísticas fiables, es una de las primeras exigencias de cualquier política seria de prevención de accidentes. El nuestro es tan sólido que ha permitido que Argentina sea el primer país de toda América Latina aceptado en el IRTAD [Interna-tional Traffic Safety Data and Analysis Group]", afirma el director de la ASV. "Esas estadísticas fiables nos permiten valorar el resultado de nuestras campañas de prevención: de los 197.061 siniestros registrados en 2008 hemos pasado en 2010 a 173.402, y la curva sigue bajando".

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