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Akin Adesina, vicepresidente de la Alianza para la Revolución Verde en África (AGRA)

"Hay verdaderos héroes"

La agricultura emplea al 75% de la población africana en pequeñas granjas que no dan para comer. AGRA quiere sacar de la pobreza a 20 millones de estos trabajadores

La sonrisa de Akin Adesina, reputado economista especializado en agricultura y vicepresidente de la Alianza para la Revolución Verde en África (AGRA), dura poco. Se diluye una vez que empieza a explicar su lucha para sacar a 20 millones de pequeños agricultores subsaharianos de la pobreza, para hacer sus granjas productivas y eficientes. Adesina vive en Nairobi y es, ante todo, hijo de un pequeño agricultor nigeriano que no pudo ir a la escuela hasta los 14 años porque la granja no daba lo suficiente. Un día, su padre le dijo: "Akin, si quieres hacer algo en la vida, intenta cambiar nuestra situación". Estas palabras se convirtieron en una misión a la que ha dedicado más de 20 años. Ahora lo hace desde AGRA, una organización que nació en 2006, dirigida por Kofi Annan, ex secretario general de Naciones Unidas, y financiada por las fundaciones Rockefeller y Bill y Belinda Gates.

Tierra. Acabar con la pobreza de los agricultores, ¿cómo se alcanza semejante objetivo?

Akin Adesina. Nuestra meta es simple, apoyar a gobernantes, a agricultores y a los negocios para que puedan conseguir la revolución verde. Esto significa incrementar la productividad, con programas muy serios que pasan por mejorar las semillas y la fertilidad de la tierra, abrir mercados para las cosechas, que los agricultores tengan acceso a la tecnología y por formar a científicos.

T. AGRA pone mucho empeño en la educación.

A. A. Cuando los agricultores puedan producir comida enviarán a sus hijos a la escuela. Si mi padre no hubiera ido al colegio, yo no estaría hablando con usted ni aplicando mis conocimientos a este sector vital para los africanos.

T. Trabajan con todos los sectores de la sociedad, ¿cuál es el más complicado?

A. A. Es difícil con todos. Pero quizá lo más positivo es el compromiso actual de los gobernantes. Hace unos 10 años, los políticos solo invertían un 1% de su presupuesto en este sector, a pesar de que la agricultura emplea al 75% de la población. Ahora hay un compromiso para incrementar la inversión por lo menos un 10%. Y el sector privado nos ha ayudado a crear 44 compañías de venta de semillas, porque en África es más fácil encontrar una fanta o una coca-cola que semillas y fertilizantes. Estas empresas han producido 20.000 toneladas de semillas.

T. ¿Y el papel de la población?

A. A. Es imprescindible. La mayor parte de estos negocios están dirigidos por africanos, y muchos por mujeres, porque son de allí y entienden las necesidades. Además, las asociaciones de agricultores se han hecho más fuertes y pueden influir en las decisiones de los políticos que les afectan.

T. ¿Cuáles son las principales dificultades?

A. A. En África, la tierra es muy pobre. Solo un ejemplo: se usan ocho kilos de fertilizante por hectárea, mientras que la media en el mundo es de 100. Por eso son tan importantes los negocios locales que acercan estos productos a los granjeros. En este último año, esas tiendas vendieron semillas y fertilizantes por 45 millones de dólares en Malaui, Kenia, Tanzania y Uganda.

T. ¿Cuál es el papel de las mujeres en la revolución verde?

A. A. Sería imposible sin ellas. Una de estas mujeres fabulosas es Maimouna Coulibaly, de Malí. Fundó una compañía de venta de semillas y ahora produce el 35% de las semillas del sector privado de Malí. Otra es Janet Matemba, de Malaui. Regentaba una pequeña tienda de refrescos, aceite para cocinar... Le propusimos cambiar. Al principio dudó, pero se formó y ahora tiene una empresa que ha vendido en solo una estación 250.000 dólares de semillas y fertilizantes. Hace un mes recibió el premio a la mujer emprendedora del año en África. Es complejo, pero hay verdaderos héroes.

T. Uno de los grandes obstáculos es la financiación.

A. A. Los agricultores suponen el 45% del producto interior bruto de África, pero los bancos solo destinan el 1% de su financiación a la agricultura. Ahora estamos desarrollando un nuevo fondo y el objetivo es conseguir 2.500 millones de dólares de estos bancos.

T. ¿Introducirán transgénicos?

A. A. AGRA se centra en los cultivos que los agricultores llevan generaciones cultivando, como yuca, patatas, alubias o maíz, no en transgénicos. Lo que intentamos es formar a científicos africanos en dos centros que tenemos, uno en Sudáfrica y otro en Ghana, para que desarrollen tecnologías que incrementen estas cosechas.

T. ¿Cuidan el medio ambiente?

A. A. Mucho, porque padecemos sus consecuencias con el aumento de las sequías, a pesar de que África solo emite el 3% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Potenciamos cosechas que necesitan poca agua y la microirrigación. Y queremos que los agricultores contraten seguros para que puedan recibir compensaciones si tienen pérdidas.

T. ¿Qué opina de que otros países estén comprando millones de hectáreas de terreno en África?

A. A. Hay grandes intereses de países como Dubai, Kuwait, China, entre otros. Necesitamos inversiones extranjeras, pero hay que vigilar que no se excluya a nuestros granjeros, que los beneficios no se los lleven fuera.

T. ¿Cuándo se habrá conseguido la revolución verde?

A. A. Cuando el sonido de África cambie, cuando sea el de niños sanos, en la escuela, y no llorando por comida. Ese es mi objetivo.

Akin Adesina, vicepresidente de la Alianza para la Revolución Verde en África (AGRA).
Akin Adesina, vicepresidente de la Alianza para la Revolución Verde en África (AGRA).ALFREDO ARIAS

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