Orgullo entre los goles
Un millón de personas celebra el Orgullo 2010 con la transexualidad como bandera. 35 carrozas, jolgorio y goles han acompañado a la manifestación emblema de Madrid
"Nos llevamos las primeras bofetadas sexuales en 1969 y seguimos sufriendo, incluso la OMS nos considera enfermas". Son las palabras de Mar Cambrollé durante la lectura del manifiesto de la celebración del Orgullo 2010. Por la igualdad trans era el lema de la manifestación, con aires de fiesta nacional, que reunió ayer en Madrid a cerca de un millón de personas. A pesar del partido de la selección española, la fiesta reunió a un millón de personas, según estimaciones de la Policía.
A las once de la mañana, las chicas de la carroza 100 lesbianas visibles ya estaban en la calle Alfonso XII. "Hace tres años nos dio el impulso de hacer una carroza, cuando llegamos a COGAM [Colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Madrid, y, junto a la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) oganizadores de la marcha], y nos dijeron que nunca había habido una sin patrocinador", explica Olga Iglesias, guionista de 35 años yrepresentante de la única carroza autogestionada. "Empezamos a recaudar pasta y la montamos". Ellas, y algunos amigos, pagan unos 400 euros por la carroza, mientras que una patrocinada vale cerca de los 3.000 euros. "Fundamentalmente somos chicas lesbianas pero en la carroza hay gays y heteros. Hay de todo. Queremos manifestarnos y pasarlo bien, pero sin olvidar que es una reivindicación".
"Ave maricones", exclama Alfonso Llopard desde la carroza de la revista Shangay. Vestido de romanos, el público le corea. "No se salta, se baila", explica el director de una de las publicaciones más influyentes del colectivo LGTB. Su carroza, quizás una de las más divertidas y animadas de la marcha, está hasta arriba. No ha comenzado a andar, pero ya va llena de gente. Uno de los integrantes es Guillermo Barberá, publicista de 24 años. "Es la primera vez que vengo y voy subido en una carroza", exclama. Le tocaron unas entradas en un concurso de Facebook y por eso ha venido. "Teníamos dos entradas dobles. Nos las dieron ayer y nadie se quiso apuntar", continúa. Parece que ir en una carroza es lo más deseado. Desde arriba se ve el ambiente pero no se siente el roce de a pie de calle. Entre la Puerta de Alcalá y Plaza de España, la Policía esperaba un millón de personas. A pesar del partido de la selección, parece que no se han equivocado. "Ha habido un momento de bajón, pero ha sido multitudinaria", asegura un agente.
Soraya Rodríguez, gestora cultural de 34 años, prefiere estar abajo. Es el cuarto año que lo vive a pie de calle. "Vengo al Orgullo por las imágenes, busco lugares y situaciones especiales porque cuando haces una foto aquí es como establecer una comunicación diferente con la gente", explica. Como ella mucha gente vive esta manifestación-celebración desde las aceras. Entre ellas muchas familias como las de la carroza que abre la marcha llena de familias LGTB.
Marina tiene siete años y es la primera vez que viene al Orgullo. Encabezando la manifestación, tras la pancarta y los colectivos reivindicativos, muestra una imagen diferente del colectivo. "La imagen de familia tradicional intenta usurparnos el derecho a la diversidad familiar" explica Isabel Gómez, presidenta de GALEI (asociación que defiende los derechos de padres y madres gays y lesbianas) de 40 años y con una hija. En la carroza, madres dando la papilla a su hija o padres que vienen desde Paris con su hijo de siete años conforman la mayoría del público. Marisol vino hace mucho tiempo al Orgullo. No tenía hijos, ahora está divorciada y tiene dos. "He venido porque quiero que los niños se relacionen con otros chavales en su misma situación. La situación se ha normalizado mucho gracias a la ley que se aprobó hace cinco años", recuerda. Una valoración de los últimos cinco años es lo que ha hecho Toni Poveda, presidente de la FELGTB a las 21.15 en Plaza de España. "Hemos recordado que cumplimos cinco años de la ley y hemos pedidos al Partido Popular que retire el recurso de la vergüenza, que no reconoce a todas las familias de este país", explica el activista.
Sara Oliva de 28 años se casa dentro de una semana. Es heterosexual y sus amigas le han traído a Madrid para celebrar la despedida de soltera. "La fiesta es fenomenal, con mayúsculas", comenta la joven, de Malpartida, de Plasencia. Virgilio Valenzuela tampoco entiende pero lleva 6 años conduciendo carrozas del Orgullo. "Aunque ha habido menos gente que otros años, es la mejor fiesta de Madrid", comenta. "Yo me lo paso genial y no soy gay, eh!" aclara con una sonrisa. Para el conductor, este año la organización ha estado mucho mejor que otras veces.
La manifiestación de Madrid es una de las más importantes de Europa y, según el Ayuntamiento, este año moverá unos 40 millones de euros. Por eso Kylie Minogue, cantante australiana icono del movimiento, ha decidido realizar el lanzamiento de su último disco desde la capital. "La celebración es increíble. El público gay me adoptó tan rápidamente que sólo puedo estar agradecida y emocionada", aseguró horas antes de su actuación.
El partido de fútbol de la selección también se vivió durante la celebración del Orgullo. "La selección ha ganado" clamaba la Terremoto de Alcorcón desde la carroza de Shangay. En la de las 100 lesbianas visibles habían instalado una tele para poder ver el partido sin perderse la fiesta."Nos gusta participar en el acto de visibilización que supone la celebración, pero no queremos olvidar la reivindicación que implica y en la que participan todo Madrid y toda España. Las carrozas patrocinadas [todas menos la suya] son necesarias. La Semana Santa lo pagan las cofradías, aquí lo pagamos nosotros y las empresas que se dedican al colectivo", cuenta una activista que prefiere no ser identificada.
Orgullo Crítico, una asociación que no comparte las propuestas de la organización, realizaron una acción de queja durante la marcha. "Nuestros derechos no son negocio", reivindica el colectivo para denunciar la mercantilización de los derechos de los LGTB. Pero la realidad es que entre Mister Gay (los candidatos de la contienda estaban en una de las carrozas), okupas, colectivos implicados, marcas y público, ayer se celebró la fiesta grande de Madrid. "Pamplona tiene San Fermín, Zaragoza el Pilar y Madrid el Orgullo", resumía durante la manifestación Humildad Calleja, gestora de 52 años. No es lesbiana pero le gustaría porque "el mercado masculino hetero está muy mal", concluye.
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