BP utiliza nuevos materiales para intentar sellar la fuga del vertido del Golfo
El escape de crudo continúa mientras la petrolera continúa buscando la solución para frenarlo
Las operaciones de emergencia en el golfo de México continúan a trompicones. A pesar de la imagen de control total que intenta transmitir la petrolera BP, continuas dificultades técnicas lastran el proceso de sellado de la tubería de petróleo rota.
Los técnicos de la compañía están recurriendo ahora a la inyección de distintos materiales (como la goma) y objetos (por ejemplo, pelotas de golf) para completar los efectos del barro de la operación top kill después de tener que detener la misma en varias ocasiones porque el barro con el que se pretendía sellar la fuga escapaba junto con el petróleo.
Reuters ha informado de que el chorro de petróleo y gas se ha detenido, citando declaraciones de Thad Allen, alto mando de la Guardia Costera, designado por Obama, de visita este viernes en la zona, para ser el comandante al frente del incidente. Allen ha dicho que las próximas 12 o 18 horas seran críticas para conocer si la reparación ha tenido éxito.
La empresa inició el miércoles una operación bautizada en inglés como top kill para sellar el pozo mediante la inyección de un fluido compuesto por una mezcla de agua, arcilla y químicos, a la que se sumarán después capas de cemento. Los portavoces de la compañía habían creado durante unas horas la impresión de que su plan estaba funcionando, pero a última hora del jueves el director general de operaciones de la compañía, Doug Suttles, reconoció en una rueda de prensa que la operación se iba a detener debido a que las sustancias inyectadas no estaban siendo absorbidas por el pozo, sino que estaban dirigiéndose a la superficie mezcladas con crudo. "Debo pedir disculpas por no haber dado más información al respecto", indicó Shuttle. "Necesitábamos reajustar lo que estábamos haciendo para poder introducir más lodo en el interior del pozo".
El sistema top kill se usa de forma rutinaria en la superficie para cegar pozos petrolíferos, pero jamás se ha intentado a una profundidad de 1.500 metros, que es donde se encuentra la fuga en este caso. BP otorga entre un 60 y un 70% de posibilidades de éxito a este nuevo intento de detener el vertido, aunque otras fuentes del sector reducen las posibilidades al 50%.
En el caso de que este método falle, la petrolera está barajando otros como el denominado junk shot que consiste en introducir una variedad de materiales a alta temperatura, como piezas de goma, que harán circular por el tubo para bloquear el vertido.
El mayor vertido de EE UU
La empresa petrolera asegura que el vertido le ha costado ya unos 930 millones de dólares (alrededor de 750 millones de euros). El derrame de crudo en el golfo de México es el peor de la historia de los Estados Unidos y es mucho mayor que el provocado por el accidente del petrolero Exxon Valdez en Alaska en 1989. La directora del Servicio Geológico de EE UU, Marcia McNutt, señaló este jueves que los cálculos de los equipos gubernamentales que supervisan la fuga estiman que la cantidad de petróleo soltada al mar oscila entre los 12.000 y los 25.000 barriles por día, una cifra muy superior a la calculada por BP: 5.000 barriles diarios. En total, el Exxon Valdez escupió el combustible equivalente a 257.000 barriles.
Suponiendo que la cantidad vertida es de 12.000 barriles diarios desde el 20 de abril, cuando explotó y se hundió la plataforma petrolífera, el pozo habría escupido a las aguas del golfo de México 444.000 barriles, casi dos veces la del Exxon Valdez. BP ha declinado comentar estas cifras.
BP ignoró el 20 de abril tres señales de alarma en los instantes previos a la explosión de la plataforma Deepwater Horizon, que costó la vida de 11 personas. Así lo confirma un memorando del Congreso elaborado a partir de un informe interno de la petrolera. Sus autores, Henry Waxman, demócrata, y Joe Barton, republicano, concluyen que "un investigador de la empresa reveló que pudo haber un 'error fundamental' porque hubo 'indicadores anormalmente muy altos".
El presidente estadounidense, Barack Obama, visitará hoy Luisiana por segunda vez para supervisar de primera mano las tareas de lucha contra el derrame de crudo. El vertido del Golfo de México afecta ya a más de 160 kilómetros de la costa de Luisiana, según constató el miércoles el gobernador de ese estado, Bobby Jindal.
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