El último reactor tipo Chernóbil de la UE se apaga
El Ministro de Economía de Lituania, Arvydas Sekmokas, considera el cierre de la central Ignalina 2 como la oportunidad de desarrollar un nuevo sector energético
Con las campanadas del año nuevo Lituania se despertó con la central nuclear de Ignalina cerrada. La Central producía hasta fin de año un 70% del consumo eléctrico del país. En las negociaciones de adhesión a la Unión Europea en 2004, la república báltica se comprometió a cerrar la polémica central para esta fecha
Ignalina 2 operaba con un reactor RBMK-1500 similar al que originó la fatídica tragedia de Chernóbil en 1986. Curiosamente al reactor de Ignalina estuvo listo el mismo año de la explosión de su gemelo en territorio ucraniano, pero entró en funcionamiento el 1987 y por un periodo de 30 años. Cierra así, debido a las presiones de la UE antes que concluya su ciclo de vida, su desmantelamiento puede ampliarse hasta dos décadas y la UE ha destinado a este fin un fondo inicial de 1.300 millones de dólares. El reactor Ignalina1 dejó de funcionar el primero de enero de 2005.
Paradójicamente, Ignalina se convirtió en un tema de orgullo nacional, pues permitió a los lituanos la independencia energética de Moscú, algo no muy común en esta parte de Europa. Por eso la decisión de cerrar la central dista mucho de ser una medida popular. La central producía además del 70% del consumo doméstico, un superávit para la exportación de electricidad a Letonia, Estonia y Bielorrusia.
Lituania consideró hasta el último momento la posibilidad extender el periodo de actividades de Ignalina, incluso marginándose temporalmente de la UE. En 2008 en una consulta popular el voto por alargar la vida de Ignalina ganó por amplia mayoría, pero no fue vinculante pues menos del 50% de electorado acudió a las urnas.
Para muchos lituanos el cierre de Ignalina llega en el peor momento, cuando la caída del PIB asciende a niveles récord de 18% y el paro llega al 14%. Según el Ministerio de Energía la factura de la electricidad para el uso doméstico se verá aumentada a partir de hoy en un 10%, mientras que aquella de uso industrial podrá aumentar hasta un 20%.
El Ministro de Economía de Lituania, Arvydas Sekmokas, el hombre que echa el cierre a Ignalina respondió a la entrevista de EL PAÍS.
P. ¿Qué significa el cierre de la Central Nuclear para Lituania?
R. Para nosotros es un gran día, porque significa que podemos desarrollar un sector energético nuevo y competente. Al mismo tiempo podemos comenzar ya el desmantelamiento de la central de Ignalina. Nuestro mercado también se abre. El próximo año compraremos en el mercado internacional el 35% de nuestras necesidades.
P. Lituania ha invitado a inversores estratégicos para implementar una nueva Central Nuclear que debería comenzar a producir electricidad en 2018 ¿Están pensando en algún consorcio en particular.
R Hemos llamado a todos aquellos inversores que cumplan los criterios publicados en el Diario Oficial de la Unión Europea el 9 de diciembre. La construcción de una central nuclear es un proyecto complejo y exige considerable experiencia en el rublo. Esperamos que el inversor elegido nos garantice eficiencia y cumplimiento en las metas.
P. Se estima que la nueva central puede costar entre 3,000 y 5,000 millones de euros. ¿cuáles son los pilares para financiar dicho proyecto?
R. Pensamos que el inversor que construya la Central también nos asistirá con fondos y se beneficiará de la producción. Además esperamos que el inversor nos provea con personal científico para la administración de la Central.
P. ¿Qué pasa con sus vecinos Letonia y Estonia, forman parte del proyecto? ¿ Una eventual producción de 3,400 megavatios excede con creces la necesidades de Lituania?
R. El proyecto de la Central Nuclear tiene gran importancia no sólo para Lituania sino para toda la región del Báltico. Las negociaciones que mantenemos con nuestros vecinos confirman el alto interés que existe para llegar a un compromiso conjunto. Las necesidades de nuestros vecinos son la mismas que las nuestras: déficit de flujo energético en el mercado doméstico, inseguridad en los flujos y dependencia energética. Todos necesitamos un coordinación regional y una liberación del mercado.
P. ¿Significa que a partir de hoy y hasta el 2018 dependerán de nuevo de Rusia?
R. No. Lituania no dependerá de la electricidad rusa. De acuerdo a nuestros planes podemos paliar nuestra necesidades con energía hidráulica y eólica. Tenemos un principio de acuerdo con Estonia y Ucrania para la compra de electricidad, también podemos acceder al mercado escandinavo.
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