En el sol de medianoche
El buque oceanográfico noruego Jan Mayen navega en el océano abierto hacia el Ártico, donde comenzará mañana mismo la toma de muestras de agua y las mediciones de parámetros físico-químicos del agua. El barco, con el equipo de 24 personas del programa de investigación de cambios profundos y 11 tripulantes, partió ayer por la tarde del puerto noruego de Tromso y navegó durante cuatro horas por el fiordo hasta salir a mar abierto. El sol de medianoche -no se esconde nunca por detrás del horizonte en estas fechas próximas al solsticio de verano ni se eleva como en latitudes más bajas- asomó entre nubes densas que cubrían la zona, escasamente poblada, y lo hizo ante un mar tranquilo, incluso lejos de la zona costera. En las orillas del fiordo vivían hace algunas décadas familias que se dedicaban a la pesca -los hombres- y a la agricultura y la ganadería -las mujeres-, explican los noruegos del barco. Todo eso pasó, y ahora los dispersos edificios de madera son casas vacacionales en su mayoría.
"El Ártico se está calentando unas tres veces más rápido que la media del resto del planeta y los ecosistemas aquí seguramente van a encontrar el umbral del cambio climático brusco antes que en otros lugares, con los consiguientes cambios ecológicos abruptos", afirma Paul Wassmann, científico alemán afincado en Noruega que dirige el proyecto. Las previsiones no son halagüeñas: "Las simulaciones climáticas sugieren que casi todo el océano Ártico estará libre de hielo a finales de verano dentro de un par de décadas, o incluso antes, y en invierno casi todo el hielo será reciente, formado en ese mismo año". La campaña del Jan Mayen pretende tomar todos los datos posibles para anticipar qué cambios bruscos cabe esperar en los ecosistemas marinos en respuesta al calentamiento, conocer los mecanismos oceánicos en la región -con influencia determinante en todo el planeta-, estudiar las posibles impactos en la pesca e incluso en las economías de la zona.
Tras 36 horas de navegación, el barco llegará hoy a última hora a la isla del Oso, a mitad de camino entre Tromso y el archipiélago Svalvard. La isla es un parque nacional y sólo hay allí una estación meteorológica, según Wassmann. Las primeras operaciones estrictamente científicas están planeadas para mañana por la mañana, con la toma de muestras en una zona donde se juntan las aguas del Ártico y del Atlántico.
Los científicos tienen previsto dedicar hoy el día a terminar de montar los laboratorios, donde ayer hubo que fijar todo el material a los bancos de trabajo en previsión del movimiento del barco al entrar a navegar por el océano abierto. Además, los que tienen que hacer análisis de agua y microorganismos están ya haciendo pruebas de control con el agua que se toma desde el buque directamente, sin necesidad de bajar la sonda de muestreo.
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