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La madre de Alba recibió "impasible" la noticia de su muerte cerebral, según los 'mossos'

El padrastro de la menor se mostró "frío" al conocer su estado de salud.- El padre biológico relata que el día en que su hija quedó en coma tendría que haber estado con él, pero su madre no se la entregó

La madre de Alba recibió "impasible" la noticia de que su hija se encontraba clínicamente muerta debido al golpe que sufrió en la cabeza e instantes después, una vez detenida en la comisaría, se echó a dormir en cuanto la dejaron en el calabozo, han relatado hoy los mossos que la arrestaron.

En el juicio que se celebra en la Audiencia de Barcelona contra Ana María C. y su compañero sentimental por la paliza que dejó incapacitada a la niña en marzo de 2006, han declarado hoy varios de los agentes que intervinieron en la investigación, entre ellos los que detuvieron a los dos procesados.

Según ha dicho el mosso que personalmente comunicó a Ana María C. que Alba se encontraba clínicamente muerta -aunque su cerebro recuperó la actividad a la mañana siguiente-, la acusada recibió la noticia "impasible". En la misma línea se ha manifestado la agente que lo acompañaba, que ha asegurado que Ana María C. reaccionó con "indiferencia" a esa noticia, y que cuando se le comunicó que estaba detenida comentó a los agentes que era "mentira y tendrían que demostrar" que Alba había sido apaleada.

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La primera explicación que Ana María C. dio a los agentes sobre el origen de las lesiones de la pequeña es idéntica a la que ofreció su pareja ante el tribunal que los juzga: que oyeron un golpe cuando la pequeña estaba en su habitación y, al acudir, vieron que la niña estaba inconsciente tras haberse caído de la cama. Así lo ha relatado la agente que la detuvo, que ha explicado que condujo a Ana María C. al calabozo y cuando, unos minutos después, regresó para pedirle que firmara un documento, la encontró dormida.

Una hora más tarde, los Mossos d'Esquadra detuvieron en el hospital a su pareja, Francisco Javier P. Cuando la doctora anunció al procesado que Alba estaba clínicamente muerta, éste no manifestó "ningún tipo de reacción", se mostró "frío" y durante su traslado a la comisaría no articuló palabra, ha contado el agente que presenció la escena.

Una casa "sucia y desordenada"

En el juicio ha declarado también hoy uno de los mossos que registraron la vivienda de los procesados, que encontraron "sucia y desordenada" y donde detectaron varias gotas de sangre, visibles en la habitación de la niña e imperceptibles en el resto del piso. Según la declaración de los agentes, la cama de Alba tenía unos 45 centímetros de altura y en sus alrededores no había ningún mueble u objeto con el que la niña pudiera haberse causado el golpe que la dejó inválida, lo que contradice la versión exculpatoria del acusado.

También desmontan su coartada las explicaciones de los médicos que atendieron a la pequeña, que mantienen que presentaba varios hematomas por todo el cuerpo, especialmente en las piernas, incompatibles con una caída de la cama "ni durmiendo ni saltando", en palabras de una de las facultativas de urgencias.

Otra de las declaraciones relevantes de la sesión de este lunes ha sido la del hermano de Francisco Javier P., a quien la hija del procesado, Maite, contó esa misma noche, mientras los acusados estaban en el hospital, que Alba se había hecho daño cayéndose de la cama. Aconsejado por un abogado una vez que se habían producido las detenciones, el hermano del presunto maltratador decidió grabar en vídeo las explicaciones de la niña, de seis años, un documento que ha aportado al juicio.

La grabación de Maite, cuyo testimonio será finalmente una de las claves del juicio, se reproducirá ante el tribunal junto a otra declaración que la niña efectuó ante el juez instructor en la que la menor incriminaba a su padre en los maltratos.

Uno de los interrogatorios más esperados del día era el del padre biológico de Alba, Álvaro Caldas, quien ha asegurado que la niña nunca le habló de los maltratos que sufría y que incluso, cuando se rompió el brazo, le dijo que se lo había hecho cayéndose de la cama. Según el relato de Caldas, que en los últimos meses sólo estuvo con su hija en una ocasión, el fin de semana en que Alba fue apaleada quedó con Ana María C. en que se llevaría a la niña, pero la procesada nunca condujo a la niña al punto de recogida que habían acordado en Terrassa (Barcelona).

Mientras esperaba sin éxito, Álvaro Caldas telefoneó varias veces a Ana María C. para saber qué sucedía y en una de esas llamadas logró hablar con Alba, que le dijo que "ya estaba bien del bracito". Cuando, harto de esperar, Caldas regresaba hacia su casa en Fraga (Huesca), la procesada aceptó llevarle a la niña, pero él resolvió que era demasiado tarde y que debía regresar.

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