La 'voz española' de Escarlata O'Hara tercia en la polémica sobre el aprendizaje de lenguas
A los 87 años, Elsa Fábregas, que empezó a trabajar en 1935, comprende que los jóvenes se decanten por las versiones originales en el cine
¿El predominio de las películas dobladas contribuye para que mitad de los españoles solo hable el castellano? La respuesta a esta pregunta originó un debate entre cientos de lectores, amantes de los subtítulos o del doblaje, que comentaron en ELPAÍS.com la noticia "I'm sorry, sólo hablo español".
Para la más experimentada dobladora española, Elsa Fábregas (la voz de Escarlata O'Hara en Lo que el viento se llevó, de Katherine Hepburn en Adivina quién viene esta noche, de Grace Kelly en La ventana indiscreta y de Gena Rowlands en Algo de qué hablar), el gusto creciente por las versiones originales es natural. "Hace algunos años nadie entendía otras lenguas. Hoy en el colegio ya se enseña en inglés. No veo problema en que estas personas busquen las versiones originales", declara desde Barcelona por teléfono a ELPAÍS.com esta mujer de 87 años, que empezó en el oficio hace 73, con El pequeño Jacques.
Su historia se confunde con la del propio doblaje y con las polémicas que conlleva, aparte del aprendizaje de idiomas. La omnipresencia del doblaje en España es, para muchos, la última herencia del franquismo (durante la dictadura habría sido una manera de impedir la influencia de otros idiomas que no fuesen la "lengua oficial del imperio").
En el documental Censura en el cine, Fábregas admite que en ese período los actores de doblaje tuvieron mucho trabajo y algunos disgustos: "Lo pasábamos mal cada vez que la censura destrozaba el guión de una película, cada vez que omitíamos frases de un diálogo o pronunciábamos palabras que nadie había dicho". "Si añadíamos algo es porque nos obligaban", reitera Fábregas recién llegada de la peluquería.
Esta mítica actriz de doblaje habla catalán y castellano. Aunque no le molestan los subtítulos ("necesarios cuando la versión es original, claro"), prefiere las películas dobladas y siempre analiza si están bien o mal hechas. "Es cuestión del talento del doblador el acompasar su voz a los movimientos faciales de los actores", declara Fábregas, quien asegura que es precisamente el inglés, cuyo aprendizaje más desean los españoles, la lengua más difícil de doblar.
Sin nietos o hijos, la actriz, que se considera retirada después de participar en más de 700 filmes, confiesa por último que no le gustan las entrevistas: "Después nunca me mandan flores, o una caja de bombones".
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