El misterio resuelto de la gamba roja
Investigadores españoles descubren cómo la preciada gamba roja desaparece y vuelve del Mediterráneo cada 10 años
"La gamba roja se va". La frase la conocen los pescadores y gourmets del Mediterráneo español. Cada cierto tiempo, la gamba roja desaparecía del mar. Entonces las mesas quedaban vacías, los pescadores anunciaban la ruina y los comercios la catástrofe. Tres años después, sin que nadie supiera cómo, la gamba volvía y llenaba las redes. El misterio acaba de quedar resuelto. Un grupo de científicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), encabezados por Joan Company y Pere Puig, acaba de publicar en la revista Plos un estudio en el que hayan las claves de la periódica desaparición y reaparición: la clave está en las cascadas submarinas.
Lo explica Joan Company, del Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona: "Cada diez años aproximadamente hay inviernos muy fríos y ventosos. El Mediterráneo se convierte entonces en una piscina muy fría. Hasta que el agua del fondo no puede soportar el peso y baja por los cañones submarinos a gran velocidad. Es como si tiraras de la cadena".
El agua llega a bajar por los cañones que jalonan el Mediterráneo a una velocidad superior a los tres kilómetros por hora. Y se lleva toda la gamba, que se pesca entre 500 y 900 metros de profundidad. La pesquería queda entonces arrasada, como ocurrió tras el último de estos episodios, en 2005. 2005 y 2006 fue un desastre en Palamós, Roses y Blanes, la zona estudiada. Y también ocurrió en 1999 y 1988, como han demostrado comparando los datos de capturas en los puertos.
Sin embargo, más abajo, pasados los 1.000 metros de profundidad, hay un festín. Las larvas de gamba crecen a esa profundidad y se encuentran con que tienen todo el alimento que ha arrastrado la corriente. Y comienza a crecer una nueva población de gamba roja, que luego emerge. Tres años después, las capturas vuelven a aumentar.
El estudio está hecho en la costa catalana. Company explica que es muy difícil hacer el estudio en todo el Mediterráneo por la ausencia de series estadísticas fiables de capturas (no hay nadie menos fiable que un pescador contando lo que captura). Pero en casi todo el litoral mediterráneo se repite el fenómeno. En Palamós la llaman la gamba de Palamós y en Garuucha dicen que es única de la zona, pero lo cierto es que es la misma: de nombre científico Ariestus antenatus.
Las conclusiones tienen gran importancia local y social. La gamba roja llega a pagarse a 200 euros por kilo al pescador (su precio normal ronda entre los 60 y 100 euros) y mucho más en un restaurante. Su desaparición es un drama para pescadores y hosteleros. El estudio permitirá predecir los episodios de desaparición y demuestra que la ausencia de gambas durante dos años es bueno. Sólo este mecanismo -la parada biológica natural forzada por las cascadas- explica que una pesquería sobreexplotada desde hace 70 años mantenga su salud.
Pero tiene una importancia ecológica enorme al abrir un campo para encontrar la forma de desaparición de una especie con las cascadas y ahora los investigadores intentarán ver si sirve para otras especies. La gamba roja ya no es un misterio.
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