Nace el culto al oso 'Bruno'
Comercializan un peluche en su memoria, alguien publica su esquela y ya se pueden comprar camisetas con su pata en Internet
Bruno, el oso pardo salvaje abatido a tiros ayer en Baviera después de semanas de búsqueda y de un intenso debate sobre su destino, va camino de convertirse en un icono en Alemania, donde su muerte ha causado conmoción. Un avispado fabricante bávaro lo ha inmortalizado en un peluche, alguien ha publicado su esquela y ya se pueden comprar camisetas con su pata en Internet, mientras una productora local prepara la película. El animal había deambulado durante cinco semanas entre Alemania y Austria, ajeno a la discusión sobre si se debía matarlo, capturarlo o de dejarlo en libertad aún a riesgo de que continuara matando ganado o de que pudiera a atacar a alguna persona.
Bruno alcanzó tanta popularidad entre los alemanes que sus seguidores abrieron una página web, en la que desde ayer cuelga un crespón negro. Tras su muerte, el cadáver será sometido a un análisis genético para confirmar su identidad y será disecado para ser después expuesto en un museo de Múnich. Los primeros en apuntarse a esta ola de dolor por Bruno ha sido Margarete Steiff, una las grandes firmas de peluches de Alemania, que va a sacar al mercado una partida inicial de 2.000 ejemplares de ositos Bruno. El peluche, que lleva un lazo negro anudado al cuello en señal de duelo, se empezará a comercializar a finales de la semana, en memoria del "triste final" de Bruno, según reza un comunicado de la empresa.
"Pensado para los mimosos"
De 30 centímetros y hecho de felpa, está "totalmente pensado para los mimosos", al contrario del animal en el que se inspira, que tenía tres años y 150 kilos de peso, añade el texto. Cuesta 49,90 euros y sólo está disponible a través de Internet (www.spatzenpark.de), donde ya se puede reservar. Para que no falte la componente benéfica, Margarete Steiff destinará parte de las ventas a la ONG WWF. Bruno también ha sido inmortalizado en varias camisetas que se venden también por Internet. Una lo muestra a lo Che Guevara y otra, con una impresión de una pata de oso, da las fechas de su World Tour 2006 (Gira Mundial 2006), interrumpida para siempre el lunes.
En medio de este circo, no podía faltar la película sobre sus aventuras y desventuras, que la productora bávara Wasabi ya prepara. Además, el diario local Müncher Merkur publicará en su edición de mañana una esquela del oso, también conocido como JJ1, su nombre oficial, que mantuvo cinco semanas en jaque a granjeros y cazadores entre la frontera de Alemania y Austria. "Nuestro oso Bruno ha muerto", dice la esquela, de 13,5 centímetros de ancho por nueve de alto. "El lunes, Bruno recibió un disparo por la espalda en Spitzingsee y con él murió nuestra creencia de que nuestros políticos tenían corazón por los animales", sostiene la esquela.
En lugar de coronas y flores, los firmantes -una familia de la localidad de Weyam- piden a los alemanes que envíen "cartas de protestas y correos electrónicos" al presidente de Baviera, Edmund Stoiber, y al ministro bávaro de Medio Ambiente, Werner Schnappauf. Bruno, el primer oso pardo que se aventura a pisar Alemania en 170 años, murió ayer al amanecer a manos de tres cazadores en la zona de Miesbach, cerca del lago de Spitzing. Le mataron a una distancia de 150 metros con una escopeta de caza mayor. JJ1 falleció en el acto y no sufrió, según Medio Ambiente. Fueron los ganaderos de la zona los que presionaron para que se acabara con su vida, ya que suponía un peligro para sus animales. Los ecologistas pedían dejar a Bruno en libertad, mientras que otras voces abogaban por mantenerlo vivo pero en cautividad.
Amenazas de muerte a los cazadores
El animal, de origen esloveno, se había escapado a principios de mayo de Trentino (Italia), donde formaba parte junto a su madre y su hermano de un proyecto de reinserción de su especie en una reserva en los Alpes, y circulaba entre Tirol y Baviera. Había diezmado por lo menos dos decenas de carneros y numerosas aves de corral y se acercaba peligrosamente a granjas y ganado. Después de dos semanas de infructuosa batida para capturarlo vivo y llevarlo a una reserva, las autoridades dieron vía libre el sábado a su sacrificio al anunciar que los cazadores que lo mataran no se expondrían a represalias.
El caso promete traer cola política. Por lo pronto, el Partido Socialdemócrata Alemán de Baviera ha exigido la dimisión del ministro bávaro de Medio Ambiente. Además, la fiscalía de Múnich ha recibido hasta ahora nueve denuncias, entre otros motivos, por violación de la ley de caza y de la de protección de los animales. Sin embargo, la Fiscalía no ha iniciado ninguna investigación al considerar que no hay sospecha de que se haya cometido un delito. La mayor parte de las denuncias está dirigida contra el ministro y contra los cazadores, que han recibido amenazas de muerte.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.