Apartamentos mínimos

Tienen 30 metros cuadrados, no se pueden edificar porque no cumplen la normativa y se llaman APTM. Se trata de un proyecto de viviendas experimentales, pensadas para el alquiler y como residencia temporal de determinados colectivos como estudiantes, ancianos e inmigrantes, con las que el salón de la construcción Construmat quiere abrir el debate sobre la necesidad de flexibilizar las leyes para paliar los problemas de la vivienda en España.

La próxima edición de Construmat, que se celebrará en Barcelona entre el 11 y el 16 de abril de 2005, propondrá el proyecto APTM, acrónimo de la palabra inglesa apartament (apartamento) y que ha coordinado el arquitecto Josep Bohigas. Según explica la página web de la feria, se trata de "una reflexión sobre los problemas de la vivienda en España mediante la presentación de seis prototipos de apartamentos mínimos", diseñados por cuatro arquitectos -Ábalos y Herreros, Gustavo Gili, Santiago Cirugeda, Lacaton-Vassal- y dos estudiantes. Según señala Bohigas, "el punto de partida de APTM se encuentra en la necesidad de buscar una solución a las actuales dificultades de acceso a una vivienda digna por parte de determinados colectivos de población".

"El proyecto surge en un momento clave, en el que las administraciones públicas y determinadas entidades privadas vuelven a apostar por la promoción de vivienda social o estudian nuevas tipologías de vivienda", prosigue el coordinador del proyecto. El arquitecto alude así a la creación por parte del Gobierno de un Ministerio de la Vivienda, que pretende frenar la escalada de precios, aumentar la vivienda protegiday promover el alquiler. APTM promueve "un nuevo y atrevido modelo" de vivienda social, cuyo planteamiento más llamativo es la reducción del espacio mínimo habitable a 25 ó 30 metros cuadrados con cuatro metros de altura, una superficie que en la actualidad está fuera de la normativa legal. Para compensar la falta de espacio, se crearían "espacios de convivencia comunes "para todos los vecinos del edificio, como pasillos, lavaderos, portería, trasteros o puntos de reciclaje.

¿"Necesitamos pisos de 100 metros cuadrados?"

"Con buena voluntad pero también con ganas de llevar al límite ciertos conceptos, pretendemos demostrar que es posible construir vivienda social digna de bajo coste, con materiales de calidad y bajo criterios de sostenibilidad", subraya Bohigas. El fondo de la cuestión lo resume el coordinador del proyecto con una pregunta clave: "¿Realmente todos necesitamos pisos de 100 metros cuadrados?". Así, los prototipos APTM están pensados para cubrir las necesidades reales de determinados colectivos como "jóvenes que se acaban de emancipar y personas mayores" que viven solas, pero también "matrimonios con hijos ya emancipados, personas separadas o divorciadas, inmigrantes, estudiantes o profesores universitarios" que deben trasladarse de residencia para un curso.

Son casas pensadas para el alquiler y estarían ubicadas en el centro de la ciudad y nunca en el extrarradio. "Estamos diseñando espacios reducidos que obligan a sus habitantes a sacrificar ciertas comodidades. A cambio, debemos ofrecer los mejores servicios y la mejor oferta de ocio con el mínimo desplazamiento, reflexiona Bohigas. Durante la feria, se exhibirán los prototipos. Sobre los participantes, la página de Construmat explica que se han seleccionado "seis arquitectos de distinta procedencia y experiencia, lo que ha proporcionado prototipos muy distintos y con soluciones propias".

Los participantes más veteranos son los madrileños Ábalos & Herreros y los franceses Lacaton & Vassal Architectes, de los que se destaca su "amplia experiencia en construcción sostenible y viviendas reducidas". En un punto medio, están los jóvenes arquitectos Santiago Cirugeda y Gustavo Gili, que convertirán "sus ideas en prototipos visitables". Pero la APTM también da "una primera oportunidad" a los estudiantes Miquel Suau y Sergio García. Para realizar sus proyectos, partían de unas premisas: vivienda plurifamiliar en una ciudad densa, vivienda de alquiler, oferta de nuevas tipologías, espacio mínimo habitable y presupuesto reducido, y eficiencia constructiva y energética. Consciente del carácter idealista del proyecto, Bohigas insiste en que "el objetivo es crear un punto de encuentro entre administraciones, constructores y otros sectores de la industria, en el que puedan plantear las necesidades de vivienda social para evitar los errores del pasado".