Uganda asegura haber reducido los contagios gracias a una campaña pro abstinencia
Los científicos piden más recursos para el desarrollo de una vacuna, que esperan lograr a finales de esta década
El presidente de Uganda, Yoweri Museveni, ha generado una fuerte polémica durante su intervención esta mañana en el foro mundial sobre el Sida de Bangkok al considerar que la pandemia es un "problema moral". Museveni ha asegurado que Uganda, uno de los países del África subsahariana donde el uso de preservatidos está menos extendido, ha registrado una fuerte bajada de la tasa de contagios gracias a una campaña de promoción de la abstinencia sexual y de la fidelidad lanzada por el Gobierno.
"A fin de cuentas, los preservativos no son la solución última del problema", ha declarado Museveni en el primer día de trabajos de la XV Conferencia Internacional sobre el Sida, inaugurada ayer en Bangkok por el secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, y a la que asisten cerca de 15.000 activistas y expertos de unos 160 países. "Nuestro acercamiento es progresivo. Absteneos, sed fieles, y si no podéis, utilizad un preservativo", ha proclamado el presidente de Uganda. Cerca de un millón de personas han muerto de sida en Uganda desde que el síndrome fue diagnosticado por primera vez hace 22 años.
Además, alrededor de 1,2 millones de ugandeses son seropositivos. La tasa de prevalencia del mal en Uganda alcanzó el 30% a principios de la década de los noventa, pero en estos diez años se ha reducido hasta situarse en el 6%, un descenso que el presidente Museveni atribuye a la campaña del Gobierno. "El sida es esencialmente un problema moral, social y económico", ha declarado el mandatario de Uganda, que además ha considerado que una campaña masiva de promoción de los preservativos impediría a las sociedades estudiar las causas profundas del sida.
"Sólo una vacuna puede parar el sida"
Sin embargo, esta política desarrollada en Uganda, una copia de los postulado de la Administración Bush, ha recibido un aluvión de críticas. "Querer que los mensajes enfocados a los jóvenes para que se abstengan de mantener relaciones sexuales tengan algún resultado frente al retrovirus, no tiene ninguna base científica y es muy poco realista", ha afirmado rotundo el doctor Peter Piot, director de ONUSIDA.
Por otro lado, los científicos del grupo Iniciativa para una Vacuna contra el Sida (IVAI) han pedido mayor unidad y más recursos para desarrollar ese remedio. El IVAI es una organización sin ánimo de lucro que trabaja en el mundo para acelerar el desarrollo de una vacuna que prevenga la infección por VIH-Sida, en la que participan 23 países, entre ellos Estados Unidos, Canadá y los de la Unión Europea (UE). "Sólo una vacuna puede parar la epidemia", ha señalado el presidente del grupo, Seth Berkley, aunque ha reconocido que los primeros resultados sobre la respuesta clínica a un remedio no se verán, ni siquiera con un cálculo optimista, hasta finales de esta década.
Berkley ha pedido que se dupliquen los fondos destinados a la investigación sobre este fármaco, ya que en la actualidad se destinan 650 millones de dólares, menos del 1% de lo que se gasta en investigación y desarrollo. La inversión privada para lograr una vacuna es de sólo 100 millones de dólares anuales, debido, según el IVAI, a la falta de interés y a las dificultades que plantea la inmunización contra el sida, unido a que son los países más pobres los que más lo necesitan. Berkley ha destacado que desde el año 2000 se ha duplicado el número de vacunas y que en la actualidad hay más de 30 estudios diferentes que se están ensayando en 19 países, al tiempo que ha criticado que en algunos casos se siguen las mismas líneas de investigación, por lo que ha hecho un llamamiento para que se trabaje con unidad.
El experto ha llamado también la atención acerca de las esperanzas puestas en una de estas vacunas, que está ya en fase tres para el ensayo clínico en seres humanos y cuyos resultados no se conocerán hasta el año 2007 ó 2008. Acerca de ese remedio, el responsable del grupo de investigación del IVAI, Wayne Koff, ha señalado que incluso aunque sólo se lograra una efectividad del 30% ya sería "un resultado espectacular" y contribuiría de forma considerable a la reducción de los afectados entre la población de riesgo.
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