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Tal como vestíamos: la cuenta de Twitter que explica historias de amor, éxitos y fracasos a través de la moda

‘Worn On This Day’ recoge efemérides partiendo de la ropa que llevaron sus protagonistas para casarse, ir a trabajar o escapar de la muerte

Del 11-S a Madonna, las batas de las niñas de Lille o el vestido transparente de Jane Birkin, algunas de las prendas que ha rescatado 'Worn on this day'.
Del 11-S a Madonna, las batas de las niñas de Lille o el vestido transparente de Jane Birkin, algunas de las prendas que ha rescatado 'Worn on this day'.

El  8 de noviembre de 2020 se cumplieron 69 años de la boda de Ava Gardner y Frank Sinatra llevando un vestido rosa y gris de raso con cuello halter. El creador del traje era Howard Greer pero la novia le omitió ese detalle al novio porque Greer era amigo del ex de Gardner, Howard Hugues. Hace 49 años y seis días, Sonia McMahon, la mujer del primer ministro australiano de entonces acudió a un cena de estado que daba Richard Nixon con una provocativa túnica blanca que dejaba ver una estratégica tira de piel de los brazos, piernas y torso. Era obra de la modista de Melbourne Victoria Cascajo y generó tal sensación en Australia que se conoció durante un tiempo como “ese vestido” y se conserva como un documento histórico en el Museo de Ciencias y Artes Aplicadas de Sidney.

Ese es el tipo de efemérides que se aprenden siguiendo la cuenta Worn on This Day (Llevado Este Día), que maneja la historiadora de la moda Kimberly Chrisman-Campbell desde hace tres años. Worn también se puede ver en Instagram y Facebook pero Twitter fue su casa original y es especialmente recomendable seguirla por allí, porque ejerce un muy necesario efecto oxigenador de cualquier timeline. Cuando la actualidad y el algoritmo nos han condenado a pasar varios minutos bajando el cursor y consumiendo polémicas de distinto grado, generando crispación y cabreo (y aburrimiento también, para qué negarlo, al ver seis veces el mismo meme, tres veces el mismo intento de chiste), entonces uno se topa con la efeméride de moda del día y el efecto es enormemente balsámico.

“Empecé la cuenta en 2017, porque antes posteaba ocasionalmente en mi Twitter personal –explica la historiadora– He trabajado en museos durante mucho tiempo y siempre me fascina ver qué tipo de prendas sobreviven, porque nunca es por las razones que la gente cree. Los comisarios de los museos pasan mucho tiempo intentando fechar objetos y me he dado cuenta de que cuando hay una prenda a la que se le puede aplicar un día concreto, habitualmente es porque tiene una buena historia detrás”. Es cierto, sus posts funcionan como microrrelatos históricos. Ahí están las batas de gran cuello que llevaron dos niñas de Lille cuando los soldados británicos liberaron la ciudad de los alemanes en 1918, tras la Ofensiva de los Cien Días. O el vestido fluido de efecto dos piezas que se puso Imelda Marcos en la fiesta posterior al famoso Thrilla in Manila, el combate entre Muhammed Ali y Joe Frazier en 1975 que narró Norman Mailer.

Chrisman-Campbell suele dedicar un par de días a escribir y programar todos las publicaciones del mes y extrae el material de bases de datos de museos, otras cuentas en las redes, archivos de periódicos, memorias y biografías. “Y cuando todo eso falla, recurro a la web de la Biblioteca del Congreso. Intento no repetirme, pero hay grandes acontecimientos a los que siempre vuelvo, como el 11-S. Siempre intento encontrar distintas piezas que se llevaron ese día”. Este año publicó en esa fecha los zapatos destalonados, casi destrozados, que llevaba Jojo Capestro en la mano en una foto icónica de ese día (de Phil Penman) en la que se veía a Capestro, secretaria en la empresa May Davies, huyendo de la Torre Norte con una compañera, con cara de terror alucinado y completamente cubierta de polvo de los escombros.

En la cuenta abundan los vestidos de gala, pero la historiadora hace un esfuerzo por equilibrar su presencia con ropa de la gente común en distintos periodos históricos. “A todo el mundo le gustan los vestidos de fiesta, pero la historia de la moda se compone de mucho más que eso. De hecho, este proyecto me ha sacado de mi zona de confort como historiadora. Al tener esta obligación tan precisa, la de encontrar la fecha del día, puedo tener un acercamiento a la historia de la moda más inclusivo. No estoy limitada por el periodo, la geografía, la clase social o la nacionalidad, y me permite incluir gente y prendas que a menudo se quedan fuera de los libros”, explica.

Con celo académico, se impuso evitar los trajes de novia en la cuenta porque, aunque es fácil encontrarlos y datarlos (se conservan por su valor simbólico y económico), “no reflejan necesariamente la moda de su tiempo, o siquiera el estilo habitual de las novias”. Sin embargo, se han ido infiltrando en Worn On This Day y suelen ser las publicaciones que reciben más me gusta. “En realidad, la idea de llevar un vestido de novia solo una vez es muy moderna. He encontrado algunas cosas fascinantes que estarán en mi próximo libro, The Way We Wed: A Global History of Wedding Fashion”. Entre las novias recientes en la cuenta están Babe Paley, que se casó en 1940 con un vestido que resultaría hoy moderno en una colección nupcial y salió en Vogue fotografiada por Horst P. Horst, y una novia corriente de 1967, Hannah Weisenburger, que se apuntaba al vestido corto para casarse, como Talitha Getty o Mia Farrow.

Aunque no es una cuenta de celebrities, se cuelan a menudo la Princesa Diana, Isabel II y Jackie Kennedy (también Betty Ford, a la que no le sospechábamos un estilo tan osado en las cenas de gala). “En el caso de Jackie, es porque su vestuario está excepcionalmente documentado. Se la fotografiaba constantemente y casi todo su vestuario se ha conservado. Además, era un icono de moda con un impecable sentido de la ocasión y de la historia. Pero la verdad es que si la incluyo a veces es porque no he encontrado nada mejor para ese día”.

La prueba de que entre sus seguidores hay muchos colegas académicos y obsesos de la historia de la moda, más que groupies de famosas es que su publicación con más likes no es, por ejemplo, una foto de Diana o de Jackie Kennedy sino un vestido de novia de 1933, creado por Norman Hartnell para la aristócrata Margaret Whigham. “Es verdaderamente espectacular. Ese tipo de vestidos tienen más éxito en redes y son obras de arte, pero mis favoritos suelen ser piezas muy dañadas y tristes que llevó alguien al morir o escapar por poco a la muerte. Creo que son las que tienen mejores historias. Están ahí como un sustituto del cuerpo vulnerable de la persona que los llevó”. Hay muchos de esas prendas en el primer libro que publicó sobre el proyecto el año pasado, Worn on this Day: The Clothes That Made History (Running Press).

Un inconveniente de dedicarse a la historia de la moda es que una ya no puede sentarse tranquila a ver una película de época un sábado por la tarde sin empezar a detectar fallos e incongruencias en la ropa de los actores. “Sé que las películas no son documentos históricos, claro, pero pueden iluminar la historia de manera significativa”. No le gustó el vestuario de las Mujercitas de Greta Gerwig, que hacía guiños contemporáneos y era aparentemente menos idealizado que el de versiones anteriores. “Eran históricamente erróneos e inapropiados y además les quedaban muy mal a los actores”, critica. En cambio, aprueba el de Emma en la versión de Autumn de Wilde. “Era exagerado y estilizado, pero de una manera inteligente. Está claro que las figurinistas habián estudiado a fondo el periodo de Regencia y algunas prendas en concreto que hay en los museos”, cree. Por lo general, cree, cuando una película está mal vestida es “porque han intentado hacer demasiado con poco presupuesto”.

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