Los hombres en el despacho y las mujeres en la mesa del salón: cómo el teletrabajo ha evidenciado la desigualdad
Así se extrae de una investigación sobre género y desempleo llevada a cabo Aliya Hamid Rao, socióloga de la London School of Economics. En ella se concluye que la pandemia ha puesto en evidencia que el trabajo del hombre sigue siendo al que se otorga mayor prioridad (incluso a la hora de repartir los espacios).
Además de severas consecuencias sanitarias, la pandemia del coronavirus está agravando otros problemas sociales como la brecha de género. Y es que las circunstancias en las que hemos tenido que vivir a lo largo del último año han contribuido a que las mujeres asuman más carga de trabajo y cuidados. Algo que se traduce, irremediablemente, en renunciar o ver muy mermadas sus aspiraciones laborales.
Así se extrae de una investigación sobre género y desempleo en el Reino Unido que está llevando a cabo Aliya Hamid Rao, socióloga de la London School of Economics. En una conversación con la periodista Anne Helen Petersen para la newsletter Culture Study, Rao recuerda cómo durante la pandemia se ha puesto en evidencia que el trabajo del hombre sigue siendo al que se otorga mayor prioridad. Una realidad que puede explicar la tendencia a dividir los espacios de la casa, cuando los dos miembros de la pareja teletrabajan, del siguiente modo: los lugares silenciosos, como despachos o habitaciones independientes, se reservan para los hombres y las zonas comunes como la cocina, el comedor o el salón para las mujeres.
Cuando el trabajo del hombre se considera más importante
A lo largo de sus años de investigación Rao ha observado que, en parejas heterosexuales, cuando las mujeres se quedan sin trabajo encontrar otro rápido no es visto como una necesidad apremiante. Algo que sí ocurre en el caso de los hombres. De esta forma, explica Rao “el tiempo de los hombres se protege para que puedan dedicarlo a la búsqueda de empleo, quedando exentos, en concreto, de realizar las tareas domésticas y el cuidado de los niños. Tareas que, por lo general, siguen recayendo de manera desproporcionada sobre sus mujeres”. Rao observó, además, que esto es así “incluso cuando las mujeres aportan la mitad o incluso más de los ingresos familiares”.
En un contexto como el actual, en el que el hogar se convierte en el epicentro de la jornada laboral, ¿cómo afecta que se le otorgue más peso al puesto del hombre? Rao señala que «el hogar no es un espacio neutral: está empapado de expectativas de género y de las obligaciones que los miembros de la familia tienen entre sí«. Y en ese sentido se pregunta: “Si se priorizan los puestos de trabajo de los hombres, ¿significa esto que obtendrán espacios dedicados a centrarse en el trabajo remunerado, potencialmente alejados del ruido de los niños, y las mujeres no?”
Las respuestas que encontró la socióloga durante las entrevistas que realizó en familias de distinta condición así lo evidenciaron. Tal y como explica Rao en este artículo para la Universidad de Standford, trabajar desde casa o buscar un trabajo resultó mucho más fácil para los padres del estudio que para las madres. “Los padres fueron capaces de conseguir espacios y tiempo delimitado” para dedicarse a sus tareas. “Las madres, por otro lado, tuvieron que improvisar tanto el tiempo como el espacio. Ellas eran vistas como cuidadoras y su papel como trabajadoras se minimizó”.
En estos mismos aspectos incide un estudio desarrollado por varios profesionales del Instituto de Estudios Fiscales de Reino Unido (IFS) que muestra cómo la pandemia está contribuyendo a “un aumento adicional en la brecha salarial de género”. ¿Por qué? Porque son las mujeres quienes más han renunciado a sus puestos de trabajo para poder dedicarse a los cuidados. Además, aquellas que han continuado trabajando, recoge el estudio, “han experimentado, en proporción, una mayor reducción en las horas de trabajo que los padres”.
Durante esta investigación, llevada a cabo entre los meses de abril y mayo de 2020, el equipo del IFS entrevistó a 3.500 familias. Entrevistas que pusieron también en evidencia la desigualdad a la hora de abordar las tareas domésticas y el cuidado de los menores en este contexto. Una situación que hace que, a largo plazo, “las mujeres corran el riesgo de ver su desarrollo profesional dañado”. Entre otras cosas, el informe recoge que las mujeres con hijos a su cargo trabajan solo un tercio de su horario laboral sin ser interrumpidas y que emplean 1,7 horas más que los padres en las tareas domésticas.
Las madres de menores que teletrabajan: las que más estrés sufren
Estas continuas interrupciones, la carga mental, la multitarea constante hacen que sean las madres las que hayan sufrido mayores niveles de estrés durante la pandemia. Así se recoge, por ejemplo, en una investigación llevada a cabo desde la Universidad de Valencia que ha permitido entrevistar telefónicamente a distintos perfiles de mujeres trabajadoras con hijos a su cargo. “Algunas sienten que están todo el día trabajando”, explican los responsables del estudio. “A menudo, tener flexibilidad de horarios se convierte en una demostración continua y un ejercicio de responsabilidad para con sus superiores. Muchas de ellas están trabajando a la vez que están cuidando, y eso es durante todo el día”.
Otra de las conclusiones del estudio apunta a que “es un recurso habitual por parte de las madres con ocupaciones de desempeño flexible, y que requieren tareas de máxima concentración y silencio, el teletrabajar durante la madrugada, bien sea retrasando el momento de ir a la cama o levantándose antes que el resto de miembros de la familia”.
Además de sufrir mayores niveles de estrés, las mujeres con personas a su cargo o que realizan trabajos esenciales también han sido las más expuestas a la enfermedad durante los primeros meses de la pandemia. Según el estudio de seroprevalencia desarrollado por el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), de los trabajadores en activo, fueron quienes presentaron las cifras más altas de prevalencia por detrás del personal sanitario. Ahí están reflejadas las mujeres que cuidan a dependientes en domicilio (16,3%), mujeres ocupadas en tareas de limpieza (13,9%) y mujeres en el sector sociosanitario (13,1%).
Desde la ONG Acción contra el Hambre ya han alertado de que en España son precisamente los trabajos precarios, encabezados por mujeres, los que se están viendo más perjudicados con la crisis del coronavirus. Y en ese sentido, su responsable de Acción Social, Pablo Soriano, recordaba el pasado mes de julio que “los recursos de conciliación son clave para el acceso y mantenimiento del empleo de las mujeres en general y de manera determinante para las mujeres monomarentales”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.