Sophia Roe, activista entre fogones: “Cocinar es lo más humano que podemos hacer, somos la única especie que lo hace”
“Solo estamos devorando cosas, no entendemos el trabajo que hay detrás”, sostiene esta cocinera que triunfa en redes, va a la Gala Met y reflexiona sobre la raza y el consumo consciente. ¿Su objetivo? Replantear lo que la sociedad piensa sobre los alimentos.
Para Sophia Roe (Florida, 33 años) la clave está en cuestionarlo todo. Darle la vuelta a las cosas. Compartir experiencias. Por eso empezó a cocinar. “Mi primer recuerdo en la cocina está relacionado con los pancakes. Con cuatro o cinco años, veía el programa Great Chefs of the World, cocineros increíbles que tenían hornos con llamas. Yo vivía en Florida, tenía un horno eléctrico y hacía pancakes para mi madre. Siempre sentí la necesidad de alimentar a otra gente”, relata. Según su filosofía, “cocinar es la cosa más humana que podemos hacer, los humanos son la única especie que lo hace”. Con su programa en Vice TV, Counter Space, y sus streamings en Instagram (@sophia_roe), habla de recetas y llama a la consciencia en el consumo, a cambiar los sistemas.
Al otro lado de la pantalla se ve el soleado estudio de Brooklyn donde Roe prepara sus platos y graba sus directos. Con una gran sonrisa, comienza a plantear preguntas: “Tenemos que entender, ¿por qué estoy comiendo esto?, ¿necesito comprar cosas en plástico?, ¿estás seguro de que no tienes tiempo para cocinar? Conducimos al trabajo y de vuelta a casa. Encargamos las cosas por internet, no sabemos dónde han estado, cómo han llegado a nosotros”. Roe insiste en que “nos hacen sentir cómodos en la inconsciencia”. Y pide que se abandone esa comodidad, empezando por la comida. “Solo estamos devorando cosas, no entendemos el trabajo que hay detrás. Me encanta desayunar brioche. ¡Cuesta 36 horas hacer un brioche! Quiero que la gente incluya un poco de incomodidad en su vida para ser más consciente”. Para ella, “todo es política, la comida es política”. Invita a reflexionar, a luchar por un cambio.
“Todos sufrimos algún tipo de trauma, y siento que cocinar es el camino más sencillo para sanar”, afirma. Roe creció en un entorno difícil y la cocina siempre fue su espacio seguro. “Mi madre es adicta a las drogas”, explica seria, “cada persona que se enfrenta a la adicción merece redención; es una enfermedad, no es su culpa”. El fallo, enfatiza, está en los sistemas, no en las personas. “En lugar de decir cosas horribles sobre la gente que experimenta adicciones, deberíamos pedir cuentas a las farmacéuticas, a las instituciones. Veo a gente que se enfada en internet porque otros comen carne. Pero culturalmente nos enseñan a comer carne. Son los sistemas. Es lo que nos enseñan en general, da igual que hablemos de raza o de comida. Son sistemas que necesitan ser reconfigurados”.
La raza forma parte intrínseca de su discurso. Su activismo está presente en las Pillow Talks que desarrolla en Instagram, directos en los que abre conversaciones con sus seguidores, cuenta sus experiencias y otros comparten las suyas. “No se puede hablar monolíticamente de nada, y, definitivamente, no sobre la raza”, insiste, “pero el racismo no es una opinión. El racismo es real, la xenofobia es real”. Antes de establecerse por su cuenta, trabajó en restaurantes de lujo, vio y vivió la discriminación por su raza y por ser mujer. Pero aprecia un cambio en los Estados Unidos: “Cuando empecé, en 2008, en las cocinas era todo era muy desigual y ahora se está intentando hacer que las mujeres destaquen en la gastronomía, reconocer su trabajo”.
El reconocimiento es importante, subraya. Roe es directa y habla con seguridad. Eso llamó la atención de los influyentes organizadores de la Gala Met, el evento de moda anual más importante y del que Roe contribuyó a diseñar el menú de su edición de 2021 celebrada excepcionalmente en septiembre por la pandemia. “Fue maravilloso que los cocineros fuéramos reconocidos y estuviéramos invitados, entrar en la conversación de la moda. La moda y la comida se han cruzado siempre. Son medios para la creatividad, todo es arte”. Y de nuevo, todo es política, también en la moda dentro de la cocina: “La simple idea de que un cocinero tiene que vestir por completo de blanco y no llevar pintauñas es un concepto anticuado. ¿Quién hizo estas reglas? Seguramente un hombre. Como las chaquetas de chef. No fueron diseñadas para encajar en un cuerpo femenino. Si quiero llevar un mandil arcoíris y sombra de ojos azules y pintalabios rojo cuando cocino, esa es mi prerrogativa. Tienes que mostrarte tal como eres, tanto si eres cocinero como si eres político o profesor. Lo que te haga sentir bien”.
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