A vueltas con el topless
Quitarse la parte de arriba en la playa es más que una cuestión estética
Las calles de Washington están acostumbradas a las manifestaciones que reivindican todo tipo de causas. Desde los derechos civiles a la satírica Marcha para Mantener Vivo el Miedo que organizó el cómico Stephen Colbert hace un par de años, como respuesta a la paranoia inducida de los medios conservadores.
Y el próximo 26 de agosto las calles de la capital estadounidense acogerán una concentración un tanto distinta. La organiza un colectivo denominado Go Top Less, que reivindica eso, el derecho de las mujeres a tomar el sol, o simplemente estar en los espacios públicos, sin la parte de arriba del biquini. El grupo lleva varios años organizando una marcha de descamisadas (algunas manifestantes llevan algo cubriendo los pezones, para no infringir la ley) por las calles de Miami Beach, siempre en esa fecha, puesto que conmemora el voto femenino, que se aprobó en EE UU el 26 de agosto de 1920. Pero este año la organizazión pretende extender su protesta a todas las ciudades que aún tienen legislación vigente prohibiendo esta práctica, y no solo de Estados Unidos. En su web anuncian, vía un curioso mapa marcado con senos, que habrá marchas en lugares tan dispares como Rotterdam, Ciudad de México, Toronto o Burkina Faso. Las organizadoras invitan a los hombres a unirse a la protesta llevando bikinis o sujetadores, para dejar en evidencia el trato distinto ante la ley.
Si en Estados Unidos el topless nunca ha acacabo de entrar en el mainstream, ni siquiera en los lugares donde en teoría es legal, como en California (aunque es posible hacerlo en playas marcadas como naturistas), en otros lugares, como en Francia, podría estar de capa caída. Eso al menos aseguran expertos como el sociólogo Jean Claude Kaufman, que en 2010 publicó un artículo titulado "El fin de los senos desnudos". Kaufman se dedicó a hacer trabajo de campo (de playa, en este caso), preguntando a las francesas por su atuendo playero. Se encontró con todo tipo de justificaciones para cubrirse los pechos. Desde que "las marcas blancas los hacen parecer más grandes en la penumbra" (esa última dicha por un hombre) al pudor ("solo lo hago delante de mi pareja y de mi mejor amiga"). Christophe Granger, autor del libro Corps d'eté, abunda en una de las conclusiones de Kaufman, que asegura que las jóvenes generaciones ya no asocian el topless con la liberación del cuerpo femenino, como podrían hacerlo sus madres sesentayochistas, sino con la tiranía del culto al cuerpo. Sin embargo, el colectivo feminista Les Tumultueuses sigue luchando por el derecho de bañarse en las piscinas públicas sin la parte de arriba del bikini. Cada verano suelen protagonizar acciones, en las que toman las piscinas en topless.
Kate Moss es muy fan de hacer topless.
Cordon Press
Feministas….y ultaderechistas. El topless tiene extraños aliados (y enemigos) en todo el espectro político. En los 90, el Frente Nacional difundió un poster de playas francesas con bañistas semidesnudas, contraponiéndolo a unas mujeres en burka con tal de asustar al votante: así podía quedar la Costa Azul si seguían llegando inmigrantes. En Australia, el diputado conservador Fred Nile quiso prohibir hace años el topless en las playas de las Antípodas, con tal de proteger a las comunidades asiáticas y musulmanas que podrían encontrarlo ofensivo (o eso dijo), pero su propuesta no cuajó.
Las costas españolas, por lo general, se han rendido al topless, en parte por la sencilla razón de que facilita un bronceado más homogéneo y las españolas son tradicionalmente fanáticas del bronceado. En algunas playas (no nudistas) de Baleares, Cádiz o el Cabo de Gata lo raro sería encontrar a una bañista con bañador o bikini completo. Algunas piscinas municipales (y las clásicas piscinas de urbanización), sin embargo, aun permanecen como "territorio cubierto".
A la hora de viajar, más vale consultar la guía antes de destaparse. En Brasil se considera aceptable el tanga de hilo dental pero no los pechos descubiertos, y en las playas de Tel Aviv la que ose desabrocharse se verá posiblemente rodeada de socorristas y policías israelíes dispuestos a amonestarla.
En algunos lugares del mundo lo de hacer topless puede acabar mal.
Cordon Press
Robert Mitchum y Simone Silva posan en el Festival de Cannes de 1954.
Getty
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