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Musas, la inspiración de ocho grandes fotógrafos españoles

Reconocidos fotógrafos españoles se retratan junto a la mujer que ha marcado sus carreras tras la cámara

Fotógrafos y sus musas
Antonio Terrón

GORKA POSTIGO Y SOLEDAD LORENZO

De arquitecto a socio de David Delfín y, «por fin», fotógrafo. El madrileño Gorka Postigo no dudó un minuto en elegir a la galerista Soledad Lorenzo como su referencia «vital y laboral». «Es una mujer con vida, compromiso y corazón», afirma. Cuando se conocieron, conectaron en dos minutos; el mismo tiempo que invirtieron en hacer esta foto. «Con la clase que ella tiene, no podía tardar más», añade. Las dos imágenes se complementan. Lo de Postigo no son los registros marcados. Y aunque controla las claves de los editoriales de moda, confiesa que a veces le aburren. «Me interesan, pero no como único medio». A Soledad, acostumbrada a miradas osadas en el universo artístico, le encanta que la refleje de una forma poco ortodoxa. «Nadie como Gorka me ha sacado natural y, al mismo tiempo, con tanta presencia».

Gonzalo Machado y Eugenia Silva

Gonzalo Machado

GONZALO MACHADO Y EUGENIA SILVA

El autor de la primera portada de S Moda –con Sarah Jessica Parker– ubicó su estudio en París hace dos años. Exasistente de Mario Testino, Gonzalo nos cuenta que Eugenia es su cómplice desde que se puso detrás de la cámara hace 10 años: «Fue la primera modelo con la que trabajé. Siempre me ha apoyado y, para mí, representa la excelencia total, junto a Naty Abascal e Inés Sastre. Somos grandes amigos». La confianza es mutua: «Yo le consulto sobre todo lo importante que ocurre en mi vida», dice Eugenia. Ambos recuerdan bien aquella sesión, con ropa de Armani. Exigente, Gonzalo reconoce sentirse pocas veces completamente satisfecho con su trabajo, «sobre todo porque no es fácil que la moda perdure en el tiempo. Es lo que tienen las modas, que pasan. Por eso, yo siempre intento ser lo más clásico posible». La modelo asegura que lo consigue: «Sus editoriales tienen tanta clase porque su visión es muy elegante».

Álvaro Beamud Cortés y Scarlett Johansson

Álvaro Beamud Cortés

ÁLVARO BEAMUD CORTÉS Y SCARLETT JOHANSSON

Este fotógrafo de 33 años, afincado entre Milán y París, recordará siempre la historia de esta imagen. El valenciano, quien se trasladó a Italia hace ocho años, empezó a trabajar rápidamente: «Allí la moda es un mercado de primer nivel». Pero hasta hace tres años, después de una llamada de S Moda, no fue consciente de que jamás había publicado en su país. El objetivo no era fácil: tenía 10 minutos para hacer una portada con Johansson. «Con este tipo de estrella, a veces, todo es más fácil, porque son muy profesionales. Me gusta crear un clima cómodo. No me agradan los dramatismos, y ella se dio cuenta. Aunque sabe que es sexy, fue tímida; pero conectamos muy bien. Yo no soy nada mitómano, pero mi hermano, quien la adora, me pidió que me hiciera una foto con ella. Fue mi primera portada en España y nunca la olvidaré».

Fotógrafos y sus musas
Antonio Terrón

Antonio Terrón y Paula Echevarría

Antonio Terrón

ANTONIO TERRÓN Y PAULA ECHEVARRÍA

Considerado uno de los mejores fotógrafos de belleza de España, resulta curioso que arrancara su carrera retratando paisajes. Después se especializó en estilo y decoración. Pero unas fotos con Elsa Pataky en un dominical dieron un giro a su carrera. «Trabajo mucho con celebridades», explica. Entre ellas, hay una que, siempre que es posible, pide que sea él quien esté tras el objetivo: Paula Echevarría. «No sé cuántas veces me ha fotografiado. Ha habido épocas en las que le he visto más que a mi madre. Nadie ilumina la belleza como él. Es rápido y, además, me cae bien, que para mí es fundamental para estar relajada». Según Antonio, «Paula encarna el concepto de celebridad total, capaz de sumar estilo y popularidad. Con ella cumplo mi máxima de 75% de luz y 25% de retoque, que nunca va más allá de limar alguna imperfección. Jamás antepongo la foto al personaje, es vital que se reconozcan».

Daniel Riera y Verónica Blume

Daniel Riera

DANIEL RIERA Y VERÓNICA BLUME

Cuando Verónica Blume tenía 17 años, su agente llamó a Riera para pedirle que le hiciera unas fotos. «Fue una sesión muy libre, y la encontré magnética y especial. Después hemos hecho retratos, incluso por el propio placer de hacerlos». La modelo recuerda cómo aquellos «dos tímidos» que el destino cruzó un día hace casi dos décadas han crecido: «Hablamos mucho. Mi reto siempre ha sido no entrar en el chip modelo, y él te capta bien sin tener que posar». Esta imagen conjunta se hizo en casa de Riera. Para el estilismo, él eligió un traje de Versace que le regalaron: «Yo me puse los pantalones y Verónica la americana, como un guiño divertido a nuestra historia. Si vencí mi timidez, fue gracias a ella».

Sergi Pons y Leonor Watling

Sergi Pons

SERGI PONS Y LEONOR WATLING

Trabajaron juntos por primera vez hace 16 años. «Desde entonces, de alguna forma hemos hecho el mismo recorrido», afirma Pons. ¿Qué le atrae de la actriz y cantante? «Su belleza atípica; su exuberancia, que no se ajusta a los cánones». Él se define como un profesional cercano al que le gusta dejar una parte justa a la improvisación. «Me gusta ese algo extraño que suele encontrar en las cosas más normales», explica Watling, quien reconoce que ya ha superado el esfuerzo que le costaban las primeras sesiones de fotos. «Llámalo ego, complejos… Ahora me lo paso bien», comenta.

Richard Ramos y Du Juan

Richard Ramos

RICHARD RAMOS Y DU JUAN

La vocación se puso por delante de su carrera de Ingeniero de Telecomunicaciones hace ocho años. La top Du Juan se cruzó ante su objetivo y su vida en su debut para Vogue China. «A mi juicio, y con diferencia, es la modelo oriental más relevante de la historia», sentencia. «Ella le ha abierto el camino a grandes asiáticas como Sun Fei Fei o Liu Wen para que la belleza oriental dejara de ser exótica para ser belleza, sin más». Aquel editorial fue el primer encuentro de muchos.

Pablo Zamora y Christina Rosenvinge

Pablo Zamora

PABLO ZAMORA Y CHRISTINA ROSENVINGE

Una noche de 2008, un fotógrafo en ciernes salió con su grupo de amigos, y junto a uno de ellos apareció Christina Rosenvinge. Él, que tenía 30 años e intentaba hacerse un hueco, acabó confesándole que era un incondicional. «Me cantó mis canciones al oído. Podía parecer un fan enloquecido, pero fue divertido. Vi algo en él que me hizo intuir que bajo aquel loco había algo interesante. Y aposté», recuerda la cantante. Días después, quedaron para hacer una sesión que ella decidió usar para promocionar su disco. «Ese trabajo me hizo visible, y empezaron a llamarme de algunas revistas». Pablo ha intentado hacer una foto «vergonzosa, sencilla e íntima, como nosotros». Un retrato que, para Christina, corrobora su esencia: «Que siempre le otorga a las imágenes una visión frontal, pero dulce y espontánea, de la vida».

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