Zapatillas Adidas Samba a 20 euros: las redes sociales, la ciudad sin ley de las falsificaciones
La deriva hacia la moda ultrarrápida y la ausencia de consecuencias a la hora de compartir contenido donde se muestran artículos de imitación ha disparado el interés por la compra de productos falsos, en especial zapatillas. Las redes sociales están en el punto de mira
Si Elon Musk ha terminado por convertir X – antiguo Twitter- en una escombrera de odio y desinformación, el reciente anuncio de Mark Zuckerberg acerca de la eliminación del programa de verificación de datos en Meta augura también una era oscura. Pero esa sensación de que las redes sociales parecen en ocasiones una ciudad sin ley se refleja en otros aspectos. En lo referente a la moda, las redes se han convertido en un altavoz para muchos usuarios que fomentan la compra de artículos falsificados. Desde hace varios meses, varias plataformas de origen chino disfrutan de un alto grado de viralidad en TikTok, donde los vídeos en los que se muestran productos de moda falsificados adquiridos en esta aplicación se cuentan por miles. En la mayoría de casos se trata de imitaciones de productos muy vinculados a las tendencias: zapatillas de Adidas a 20 euros, botas UGG, cazadoras de The North Face… Es decir, ya no solo se busca el bolso de lujo fake con logo en primer plano (inalcanzable en su precio original para el común de los mortales), también se compran artículos de marcas más asequibles.
Por si quedaba alguna duda, el cacareado lujo silencioso parece tener la batalla pérdida frente a la logomanía. En cualquier caso, apostar por imitaciones es algo fuera de toda justificación, y si algo evidencia estas prácticas es que el consumismo no solo no ha sido frenado por la supuesta ola de sostenibilidad que la moda trata de vendernos, sino que es más voraz que nunca. Elisa Rodríguez Ortiz, directora de la OEPM (Oficina Española de Patentes y Marcas), sostiene que esta problemática tiene una base “cultural” relacionada con “las nuevas pautas de consumo que se han venido consolidando en los últimos tiempos” y señala que “los datos nos muestran que las generaciones más jóvenes, aunque no solo, compran productos falsificados de manera consciente y voluntaria”. Prueba de ello son los vídeos de jóvenes, y no tan jóvenes, mostrando a cámara todos los pares de zapatillas Nike o Adidas que han comprado por un precio hasta cuatro veces menor que el modelo original.
Opacidad y “boca a boca”
La opacidad de estas apps es máxima y para comprar productos es necesario realizarlo a través de links específicos que muchas veces comparten los propios usuarios de redes sociales o que se pueden encontrar en grupos de Telegram dedicados a esta tarea. Rafael Cascales Sisniega, fundador y director de la consultora de comercio exterior especializada en Asia CASICO y presidente ejecutivo de ACOCEX (Asociación Española de Profesionales de Comercio Exterior) no duda que “las apps son conocedoras de la existencia de falsificaciones dentro de sus plataformas. No obstante, les interesa que exista ese tipo de producto porque les funciona muy bien como gancho comercial, y como herramienta de captación de clientes. De puertas para afuera condenan este tipo de prácticas pero la realidad es que no hacen nada para impedirlo porque les resulta rentable”. Cascales recuerda que el mercado de las falsificaciones no es nuevo, aunque sí ha cambiado con “la irrupción del comercio online y de las apps de compras, que han ’universalizado’ esta práctica tradicional, poniéndola al alcance de todo el mundo aprovechando las grietas e imperfecciones del proceso de compra online”.
Los productos ofertados presentan de manera intencionada una imagen que no se corresponde con la realidad. Es decir, en la plataforma los artículos en cuestión aparecen sin logos y sin algunos detalles clave, elementos que realmente sí aparecen en el producto cuando los usuarios lo reciben en casa. Básicamente, los clientes confían en que ese producto que ven en la web sea realmente como ellos quieren y no como aparece en las fotografías de la plataforma. Pero la confianza ciega no existe. Es en este punto donde entra en juego el papel de los influencers, quienes llevan el boca a boca un paso más allá al recomendar el uso de estas aplicaciones y mostrar las “bondades” de las imitaciones que ellos mismos han adquirido y que comparten en sus haul (como se denomina a los vídeos que muestran las compras realizadas en una marca determinada). No hace falta realizar una búsqueda ardua para encontrar en TikTok o Instagram vídeos donde se explica el proceso de compra.
Julia Martínez (nombre ficticio), de 28 años, es usuaria habitual de redes sociales y de vez en cuando ha hecho alguna compra. Cuenta a S Moda que conoció estas webs “a través de TikTok. No paraban de salirme chicas haciendo haul y cada vez me aparecían más videos”, explica. “Al ver miles de vídeos en TikTok, me puse a indagar en los comentarios de estos”, continúa Martínez, “al leerlos veía que la gente lo recomendaba muchísimo porque las zapatillas llegaban tal cual las verdaderas ,obvio que con alguna diferencia como es el material, pero que a todo el mundo les llegaba bien”.
Como decíamos, en estos haul los usuarios desvelan sus compras y aunque a veces hay críticas – el olor a plástico de los productos o el mal estado de las cajas donde se envían suelen ser quejas recurrentes – en general se muestran contentos y destacan las similitudes de estas imitaciones respecto al producto original. Comprar falsificaciones y contarlo es en la actualidad una forma más de crear contenido, y una que garantiza unas cifras de reproducción e interacción más que positivas. Para Rodríguez Ortiz “la proliferación de perfiles en redes sociales y de plataformas específicamente dedicadas ala venta de productos falsificados ha dado lugar a una desestigmatización de estas conductas entre los consumidores”. ¿Cómo combatir esta mentalidad? Según la experta, “hay que redoblar esfuerzos en tratar de ser pedagógicos, intentando trasladar todos los problemas asociados a este fenómeno. No se trata solo de pérdidas en términos económicos o de empleo, sino de un impacto directo en la salud y en el medio ambiente derivado de la falta de trazabilidad y calidad de este tipo de productos”.
¿Está TikTok al corriente de esta clase de contenidos? Desde la compañía eluden hacer declaraciones y aseguran que su política es eliminar cualquier publicación que infrinja las denominadas “Normas de la comunidad”, por ello remiten al Informe de cumplimiento de las Normas de la Comunidad, publicado en septiembre de 2024 y correspondiente a los meses de abril a junio del año pasado. Según este informe, el 27,9% del total de los contenidos eliminados corresponden a la categoría de “Bienes regulados y actividades comerciales” y, dentro de este segmento, los contenidos vinculados al ”Comercio de bienes y servicios regulados”, donde se incluirían los vídeos que fomentan la compra de falsificaciones, representan el 1,1% de los vídeos borrados. De este 1,1%, el 96,9% son eliminados de manera proactiva por TikTok. A pesar de estos esfuerzos, la búsqueda acumula miles de resultados.
El éxito de las falsificaciones en España
La consecuencia más directa de este modo de consumo es el impacto económico. Desde la OEPM apuntan a los últimos datos disponibles para cuantificar las pérdidas del sector textil, en España uno los más afectados por las falsificaciones junto con la cosmética y la juguetería, en casi “12.000 millones de euros como media anual en 2018-2019, lo que representa un 5,2% de las ventas de ropa en la UE. Como consecuencia de estas pérdidas, la industria textil ha dejado de emplear a 160.000 personas anualmente en dicho periodo”. Para quien no ha comprado nunca ningún producto de imitación, esta práctica puede parecer anecdótica pero lo cierto es que los datos demuestran lo contrario porque España es el segundo país de la UE con el mayor porcentaje de personas (20% en España, en la UE 13%) que declaran que compran intencionadamente falsificaciones, sólo por detrás de Bulgaria, tal y como indican desde la OEPM basándose en el Informe de la Oficina Europea de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO) Los ciudadanos europeos y la Propiedad Intelectual: percepción, concienciación y conducta de junio de 2023.
¿Se puede fomentar la compra de falsificaciones sin consecuencias? Desde el punto de vista legal, ¿se puede alentar desde redes sociales el consumo de productos falsificados? Alejandro Falcón, socio director de Falcón Abogados y abogado especializado en Propiedad Industrial e Intelectual, indica que “el usuario de estas apps que, a sabiendas del carácter ilícito del producto falso que ha adquirido, comparte y por tanto promueve de manera indirecta esa falsificación, podría estar incurriendo en un delito contra la propiedad industrial e intelectual de los previstos en los artículos 270 y siguientes del Código Penal con pena y multa de prisión de hasta cuatro años”. Marta Gimeno, directora y socia del despacho de abogados Herrero y Asociados, señala en la misma dirección cuando explica que cuando la compra se realiza a ”iniciativa propia” del creador de contenido en cuestión (es decir, sin formar parte de un contrato ni tratarse de un obsequio de la plataforma) “tampoco podemos obviar que la importación de un producto falsificado sí puede suponer una infracción de derechos de marca, patentes o diseños, por lo que, por ejemplo, si una persona en España adquiere el producto controvertido en China, el titular del derecho afectado podría instar acciones judiciales civiles o penales contra esa persona. Es destacable en este sentido el hecho de que el influencer estaría reconociendo que es un producto falsificado, por lo que sería sencillo acreditar por parte del demandante o denunciante que esa persona conocía la existencia del derecho infringido y ha importado el producto con pleno conocimiento de su naturaleza”
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