Cambiemos el panorama que nos pide que nos operemos el pecho
La publicidad de una clínica de cirugía estética que anunciaba que iba a “cambiar el panorama de las playas españolas” ha provocado una gran polémica. La marca ha decidido retirar el anuncio, pero nos preguntamos ¿a qué panorama se referían exactamente?
07:50. Coges el móvil, abres Tiktok. Bailecito, skincare routine, un gatito, acompáñame a la clínica a ponerme babybotox, Kim K sorprende con su cintura de avispa en la Gala MET, 15 minutos de pilates que te tonificarán como nunca, otro bailecito. Te levantas. Te frotas los ojos. Ayer no te desmaquillaste. Fatal para la piel. Avanzas a tientas por la casa hasta llegar a la ducha. No te miras en el espejo, no te gusta lo que te devuelve. Mejor luego. Con el agua en los ojos buscas entre los 10 botes de tu bañera. Acondicionador, mascarilla para pelo castigado y sin vida, hidratante con aceite de argán, hidratante sin aceite de argán, exfoliante, crema reductora. Champú. Por favor.
Sales de la ducha, te lavas bien la cara, te pones un poco de rímel y algo de color a la piel. La última vez que no lo hiciste te preguntaron si estabas enferma. Hoy es uno de esos días en los que no te ves muy bien. Y hoy no lo vas a luchar. Así que te pones tu conjuntito oversize de confianza. El de pasar desapercibida. Te sirves tu café con leche de avena en el termo, un par de tortitas de arroz a la mochila y bajas al metro. Y justo en frente, pam. En tu cara.
Basta ya. ¿A qué panorama se refieren? ¿Al de los miles de niñas que se sienten incómodas exponiendo su cuerpo? ¿El de los otros miles que directamente no pisarán la playa? ¿El de los mirones que campan a sus anchas y nos quitan nuestros espacios? Decidnos, ¿a qué panorama os referís?
El verdadero panorama es que, según Grupo de Sociología de la Infancia y la Adolescencia, más de la mitad de las niñas de 11 años están insatisfechas con sus cuerpos (mientras que los niños lo están con la escuela). Que el 70% de los adolescentes se identifican con algún TCA (trastornos relacionados con la autopercepción y la distorsión de la imagen corporal). Que la media de edad del primer retoque es de 20 años, y que el 60% de los aumentos de pecho se realizan en mujeres menores de 30.
El panorama es que las cirugías estéticas han aumentado un 215% en la última década. Y hablamos de cirugía, porque de retoques, vete tú a saber. Lo que sí sabemos es que el 85% de las usuarias son mujeres.
El panorama es que 80.000 mujeres se aumentaron el pecho en 2021. 10 cada hora. 80.000 anestesias generales evitables. 80.000 personas sanas en quirófano. 160.000 cicatrices imborrables. Y una industria millonaria que se llena los bolsillos quitándote los complejos que ella misma genera. Soluciones estéticas a problemas sociales.
El verdadero panorama, señores, es que una hora después de abrir el ojo ya hemos recibido decenas de mensajes negativos sobre nuestros cuerpos. Microagresiones, o no tan micro, cada día. Cada semana. Cada año de tu vida. Y no hay ningún tipo de regulación al respecto.
A día de hoy, lo más similar es la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, que declaró “ilícitos los anuncios que presentan a las mujeres de forma vejatoria o discriminatoria, bien utilizando particular y directamente su cuerpo o partes del mismo como mero objeto desvinculado del producto que se quiere promocionar”. ¿Pero qué pasa cuando el producto es el propio cuerpo?
Oficialmente, publicar esta lona no es ilegal. Anunciar los servicios de esta empresa, tampoco. Entendemos que el alcohol, el tabaco, la comida basura y las casas de apuestas deben estar regulados porque atentan contra la salud de la población, pero, ¿qué pasa con la salud mental de las mujeres? ¿No es también salud? ¿No importa? ¿Cómo es posible que pueda ser legal incitar a personas completamente sanas a pasar quirófano?
Hay que retirar la lona, sí. Buena decisión, la de las clínicas Dorsia, de anunciar que retirará la publicidad y que asuemen que pueden “haber herido sensibilidades”. Pero hay que conseguir una legislación que nos proteja del ataque continuo a nuestra autoestima, a nuestro cuerpo, a nuestra salud mental. A nuestro bienestar. A nuestra libertad. Porque la libertad es que no se te discrimine por tu cuerpo, tu edad, tu sexo, tu género o tu color de piel. Y es urgente. Por favor, Ministerio de Sanidad. Consumo. Igualdad. Cambiemos el panorama.
* Marina García Canedo es comunicadora, activista y portavoz de la organización sin fines de lucro Teta & Teta, que reivindica la libertad femenina a través de la creatividad y el activismo.
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