Natalia Ferviú: “Ser madre se ha convertido en un privilegio”
Hay tantas maternidades como mujeres. La comunicadora y estilista ha vivido la suya propia como un cambio drástico en su profesión, pasando de empoderar a personas a través de la moda a desmontar tópicos en torno a la maternidad como conductora del podcast ‘Que si quiero o que si tengo’.
A comienzos de los 2000, toda la escena madrileña sabía quién era Natalia Ferviú. Musa de grupos de indie rock y rostro recurrente en la nocturnidad de la capital, esta tinerfeña formada en Comunicación Audiovisual conquistó a todo el país como experta en moda en el programa de televisión Cámbiame, del que abandonaría su plató en directo en 2018. Nunca volvió. Tras años de silencio mediático en los que, sin embargo, acumuló proyectos tan dispares como meterse en la piel de una tarotista para conducir una serie de entrevistas en Netflix o codirigir un programa musical para Radio 3 junto a su pareja y músico gallego Carlos Pereiro, conocido como Carlangas, Natalia se embarcó en el proyecto más deseado de su vida: ser madre.
Su nueva realidad no solo sumó un nuevo miembro a la familia, sino que trajo bajo el brazo un cambio de registro a su profesión en formato de podcast divulgativo, al que llamó Que si quiero o que si tengo (disponible en plataformas como Spotify). Con la maternidad como telón de fondo, pero –insiste– abrazando temas mucho más universales que no solo conciernen a una futura madre o las que se encuentran inmersas en el proceso, Ferviú vuelve a hacer de la comunicación una vía apasionante con la que acompañar a otras personas durante un cambio drástico de sus vidas.
En 2018 dejaste el plató de Cámbiame para siempre. Tras meterte en la piel de una tarotista para la plataforma Netflix o copresentar un programa de radio, regresaste el pasado verano a la actualidad con la creación de un podcast sobre maternidad. ¿A qué se debe este cambio de registro tan radical?
Tuvo que ver mucho con mi proceso vital. En ese tiempo de aparente silencio, en el que no estuve tan sometida a una exposición pública, decidí ser madre, algo que me apetecía muchísimo y que ha marcado mi vida. En ese proceso me sentí muy necesitada de información, también de compañía, risas, calma... En el camino fui conociendo a gente maravillosa como Marta Ortiz (mi compañera en el podcast y la educadora infantil que coordinaba la escuela de mi hijo, Marcelo), personas que me iban aportando diferentes cosas y se convirtieron en mi red. Sentí que todo eso que había llegado a mí de alguna manera tenía que compartirlo con el mundo, y así surgió la idea de crear Que si tengo o que si quiero.
Un mensaje en el que incides a la hora de definir tu contenido es que no está dirigido solo a las madres o las que pronto lo serán sino a un público más general, porque de alguna manera todos estamos conectados con los niños y la maternidad.
Siempre tuve claro que quería dirigirme a un público muy amplio, no solo a madres sino también a las que no lo son, ya sea por elección o por no poder serlo. Por ello es gratuito, precisamente las personas que más necesitan este tipo de contenidos son quienes no se lo pueden pagar. Somos un podcast autogestionado, aunque ahora contamos con el apoyo de una marca como Create que se interesó por el proyecto y gracias a ellos cubrimos la parte económica del equipo, pero todo ha surgido de manera orgánica y muy natural.
¿Por qué es necesario un podcast como el tuyo, a pesar de ya existir muchos contenidos conversacionales con temática parecida?
Sentía que casi todo los podcasts de este tipo eran más de madres para madres, y al final creo que la maternidad es cosa de todos y todas. No todos queremos o podemos, pero todos y todas somos hijas e hijos. Si se atendiera mejor a los niños, si estuviesen más cuidados, no solo por sus padres o por la red que generamos sino por la sociedad general, el mundo sería un lugar mejor. Está demostrado que la gente, cuando tiene una infancia feliz, tiene más papeletas para ser mejor persona. Proteger a la infancia y cuidar a quienes cuidan es fundamental. También sentía que muchos de los contenidos sobre maternidad estaban instalados en la queja y la denuncia, un tono que siempre es necesario pero nosotras queríamos aportar además soluciones a través de la voz de una terapeuta o especialista en los diferentes temas que tratamos.
A raíz de Cámbiame te construiste una comunidad de seguidores muy joven, los Ferviuers. ¿Este público ha entendido tu nueva etapa como comunicadora más allá de la moda?
El tiempo pasa para todos, y los Ferviuers tienen ya 20 años, pueden ser una educadora infantil o un futuro médico al que les interese el tema. Por otro lado, son los que más ruido hacían pero mis seguidores son, sobre todo, mujeres entre 25 y 45 años. Además, como comentaba, no solo trato temas estrechamente vinculados a la maternidad o el embarazo sino otros más universales como la prevención del abuso infantil, por ejemplo. El capítulo en el que contamos con el testimonio de Inés Hernand sobre la ruptura con sus padres fue uno de los más escuchados de toda esta temporada.
¿Has creado una red virtual con tus oyentes como sucedió en tu paso por la televisión?
Totalmente, a veces me escriben cosas con las que se me empañan los ojos... Por ejemplo, una chica me escribió a raíz de uno de los primeros capítulos en el que participó mi pareja, Carlos, donde reconocía que los primeros meses le habían costado mucho enfrentarse a la paternidad. Ella estaba embarazada y vivía en ese momento el rechazo de su pareja, y el podcast hizo que sintiera que no estaba sola, además de animarse a pedir la ayuda de un profesional. Cuando consigues algo así, ayudar a la gente y acompañarla en el proceso, es algo que me reconforta mucho. Me pasó algo parecido en Cámbiame, la moda me encanta pero lo que más me gustaba del programa era poder empoderar a la gente.
Dices que ser madre es un gesto anticapitalista. ¿La sociedad actual no quiere que tengamos niños?
La maternidad es algo que está totalmente infravalorado y denostado cuando los niños son el futuro. Como dice mi compañera Marta, “tenemos que invertir en capital humano”, porque si los niños están bien criados el mundo será mejor. Ser madre se ha convertido en un privilegio. Yo decidí parar y pude hacerlo porque tenía unos ahorros y me lo permití pero no es lo común, aunque también hay quien tiene los medios y decide seguir en la rueda. Hay tantas maternidades como mujeres. Por lo que lucho es por el que podamos decidir con libertad, que no sea “es que tengo que volver a trabajo porque no me queda otra”.
Durante los meses de baja por maternidad hay mujeres que confiesan experimentar cierto miedo a sentirse olvidadas en su trabajo o círculo social y familiar. ¿A ti te sucedió?
Para nada. Entiendo que a la gente le pase, pero yo he vivido muy intensamente y ahora estoy en ese punto en el que mi vida de ahora me interesa más. En la veintena mi vida era muy desequilibrada e inestable, algo apasionante y divertido pero también doloroso a veces, soy una persona muy sensible. Iba un poco como un caballo desbocado, ahora en cambio estoy en un momento superplácido. He abrazado a la madurez acompañada de un proceso de terapia, no sería la Natalia que soy ahora sin ese trabajo interior.
¿Siempre tuviste claro que querías ser madre?
He tenido mucho instinto maternal. Con 17 años ya soñaba que tenía hijos. Mi hermana nació cuando yo tenía nueve años y recuerdo que a veces fantaseaba con que era yo su madre cuando llevaba el carrito...
Ya casi han pasado tres años desde que fuiste madre. A la hora de hacer balance, ¿qué es lo más duro para ti de la maternidad?
Lo he deseado tanto que quizás lo más complicado tenga que ver con engranar esta nueva situación y mantener viva la vida de pareja, estar nosotros conectados, porque siempre tengo la mirada puesta en Marcelo. Y no quiero que nuestras conversaciones sean solo en torno a cambiar pañales… Siento que existe ese déficit, aunque tengamos mucha comunicación. También toca cuidarnos de manera individual cada uno.
¿Qué opinas sobre la gestación subrogada?
Pienso que vivimos en una sociedad completamente adultocentrista y que en ese proceso estamos pasando por alto los derechos de los niños. Yo no quiero juzgar a nadie pero es algo que no haría, y aunque puedo entender que en su desesperación sea una opción que se te pase por la cabeza, a mí me genera un conflicto moral. Al final es una transacción económica y un privilegio para los que puedan costearlo.
¿Crees que tener hijos es un derecho?
No, lo puedes desear y te puede llegar o no, pero no es un derecho como tal.
Tras el revuelo causado por tu salida en el programa de televisión Cámbiame silenciaste de alguna manera tu vida pública. ¿Se vive mejor en el anonimato?
Hay gente que quiere ser famosa sin trabajar, pero a mí me encanta trabajar, ser famosa es lo que me da igual. De hecho, ahora no lo soy como antes y vivo muy feliz. He estado durante un tiempo creando este perfil bajo que me aporta salud mental. Y no es por los fans, que han sido un hogar para mí y a día de hoy mantengo una relación, pero yo pasé por una época de acoso por otra gente que no se lo deseo a nadie. Es verdad que la fama también te aporta cosas muy bonitas como el reconocimiento laboral, pero lo complejo es controlar que no se desboque y convertirte en el objetivo de noticias falsas. Ahí es cuando sufres.
¿Qué miedos ha acrecentado la maternidad y cuáles se han disipado?
Yo vengo de una familia muy miedosa que me sobreprotegía todo el rato, y eso en vez de beneficiarte te paraliza e infantiliza. Con la maternidad he salido empoderada en muchos aspectos, desde el momento en el que piensas que tu cuerpo es capaz de hacer algo tan fuerte como crear vida y parir se te quitan muchos miedos de un plumazo, aunque surgen otros como el miedo a morir, a dejar a tu hijo solo. Yo soy una persona muy vitalista, me encanta la vida, pero la muerte la tenía muy normalizada. De repente sentí que estaba obligada a vivir por Marcelo, pero es algo que también he trabajado y ahora convivo con ello.
¿Y te ha ayudado a relativizar las cosas?
Pues sí. Yo era muy tremendista, soy una persona sensible e intensa... Pero cuando eres madre tiene que tirar para adelante, no te puedes permitir estar en bucle con tus cosas, hay que pasar a lo siguiente. Es algo que me costaba mucho también porque yo soy muy del pasado y ahora mi vida es minuto a minuto. Y me parece un regalo.
Tras una dilatada carrera como estilista, ¿la moda ha pasado a un segundo plano en tu vida?
Más bien a un plano distinto. Ahora me interesa más como una herramienta sociológica para acercarme a la gente, ya sea dando clases, hablando de moda en un plató de televisión o para mujeres presas en una cárcel como hice en una ocasión. La moda es algo que nos representa y habla de nosotros, y eso me interesa más que acercarme a a ella solo desde el consumo de una marca.
¿Te gustaría regresar a la televisión, qué proyectos tienes en mente?
Me encantaría, he hecho colaboraciones para programas de televisión como Zapeando y estoy abierta a nuevos formatos pero no a cualquier precio, por ejemplo no quiero exponer mi intimidad. Tengo varios proyectos entre manos que de momento no puedo contar, pero sí avanzar que estamos planeando la segunda temporada del podcast y no he dejado de trabajar como DJ, de hecho podréis verme pinchar en la pradera de San Isidro durante las fiestas este 11 de mayo, algo que me hace muchísima ilusión.
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