Kim Kardashian y el problema de su cintura irreal en la Gala MET

Para Kim Kardashian ya es una tradición. Cada vez que llega una edición nueva de la gala MET aparece con un look tan ajustado que apenas puede moverse ni respirar. Para ella, más que la gran fiesta de la moda es la ocasión perfecta para demostrar, año tras año, hasta dónde puede llegar para forzar a su cuerpo a tener unas medidas irreales. En 2024 le ha tocado el turno a su cintura. Su vestido, un modelo transparente con brocados metalizados de Maison Margiela, se ajustaba tanto a su cintura mediante un corsé que muchos usuarios de redes sociales afearon a la celebrity la obsesión por un cuerpo inalcanzable.

Esta no es la primera vez que alardea ante sus millones de seguidores en redes sociales de llevar a cabo prácticas poco saludables por simple estética. En la gala Met de 2019, Kardashian confesó que tuvo que tomar clases de ejercicios respiratorios para poder lucir un corsé firmado por Thierry Mugler, que le impedía tener libertad de movimiento hasta tal punto de que no pudo cenar cómodamente. En otra ocasión, la estrella de telerrealidad le confesó a Ellen DeGeneres en el programa The Ellen Degeneres Show lo que era capaz de hacer con tal de llevar el look perfecto: “No me importa cómo de incómodo sea, no me importa cuánto tiempo lo tenga que llevar puesto, incluso si tengo que usar un pañal y no ir al baño”.

En el año 2022, sorprendió contando en plena alfombra roja cómo había sido el proceso para poder abrocharse un vestido que perteneció a Marilyn Monroe y que no era de su talla. “Tuve la idea de llevar este vestido, pero cuando me lo probé no me valía. Así que les dije: ‘Necesito tres semanas y me servirá’. Y perdí siete kilos”, relató ante los micrófonos. “Soy una persona con mucha determinación. Creo sinceramente que nadie creyó que podía lograrlo, pero lo conseguí”, añadió, dándole a su actitud un matiz de más que discutible gesta heróica. Cuando le preguntaron cómo había alcanzado su objetivo, explicó que se había sometido a una dieta muy estricta en la que no comió “nada de carbohidratos ni azúcar” durante tres semanas.

En un artículo de Beatriz Serrano titulado Kim Kardashian de Marilyn o el error de glamurizar las dietas extremas para caber en un siniestro vestido y publicado en S Moda en la cobertura del MET 2022 nos preguntamos qué sentido tenía que la influencer hubiera presumido de hacer una dieta exprés para adelgazar. “Lo que yo me pregunto es por qué una personalidad de la talla de Kim Kardashian siempre termina hablando de su cuerpo y de su peso. Me da la sensación de que son una familia esclavizada por su propia corporalidad”, apuntaba en él Raquel Carrera, activista, cocreadora de la plataforma de positividad corporal SoyCurvy y coautora junto a Lidia Juvanteny del libro La revolución del amor propio. “Yo celebro que haya algo de curva, la cuestión es que sus curvas nos encorsetan igual que otros tipos de cuerpo. El cuerpo de Kim Kardashian no representa una realidad: una persona grande tiene barriga, tiene cartucheras, tiene grasa en sitios donde preferiría no tener grasa. Kim Kardashian no tiene nada de eso y, además, parece que está controlando en todo momento no ser gorda”.

Muchas cosas evolucionan en la vida, pero no lo hace la obsesión de Kim Kardashian por alardear de un cuerpo inalcanzable. En 2024 nos ha vuelto a enseñar con la épica del sufrimiento mediante un ajustadísimo corsé cómo tener una cintura de avispa con unas caderas y unas nalgas grandes. Y todo sin pararse a pensar cómo afectan estas imágenes a sus millones de seguidores o cómo de peligroso es glamurizar el sufrimiento para alcanzar unas medidas o entrar en una determinada prenda. ¿Se volverá a presenciar esta locura física también en la edición de 2025? Ojalá se obre el milagro y por fin entienda que celebrar la moda no va en absoluto de eso.