Cómo pasar de estrella de la música a estrella de cine en menos de 30 días
La cantante de r&b futurista Janelle Monáe ha debutado como actriz por todo lo alto en dos de las películas más elogiadas del año: ‘Figuras ocultas’ y ‘Moonlight’.
“Artista. Otra. Joven Jedi. Androide. Rebolucionaria. Afro futurista. Mujer del Renacimiento”. Todos esos calificativos, y algunos más, pueden leerse en las escasas líneas con las que Instagram permite a sus usuarios describirse a sí mismos. Podríamos completar el perfil aludiendo a la iconicidad de sus moños, a su gusto por vestir siempre de blanco y negro o a su fiero activismo. Echando un vistazo a lo que la crítica ha escrito sobre ella en las últimas semanas, también a su irrupción como gran revelación del año en el panorama cinematográfico. Y todo esto, sin detenernos en su estatus de estrella de la música negra contemporánea, con tres discos en el mercado, decenas de premios y millones de reproducciones. Si todavía no te suena el nombre de Janelle Monáe, seguro que sí su participación en ese hitazo que fue We are young. Ahora, cinco años después, vuelve a recibir el reconocimiento del público generalista gracias a su debut en la gran pantalla. Moonlight y Figuras ocultas, las dos grandes apuestas del cine afroamericano en la carrera hacia los Oscar, comparten atleta. Un androide del Renacimiento.
En menos de un mes, el tiempo que separa el estreno americano de sendos filmes, Monáe ha enseñado al mundo sus sobradas cualidades interpretativas. En Moonlight, mejor película dramática en los pasados Globos de Oro, interpreta a Teresa, la novia del traficante de drogas (Mahershala Ali, otro descubrimiento) que tutela al niño protagonista en la primera parte de filme. Un papel que le recuerda al conflictivo barrio en el que se crió y a los familiares adictos al crack con los que convivía. En Figuras ocultas da vida a la ingeniera aeroespacial Mary Jackson, que en la década de los 60 tuvo que pedir permiso a un tribunal para ingresar en una escuela segregada y poder cursar las asignaturas requeridas para convertirse en la primera ingeniera negra de la NASA. Monáe se une desde ya a la galería de cantantes que han trasvasado su talento al cine, no siempre con fortuna, pero que cuenta con nombres tan ilustres como Barbra Streisand, Cher, Will Smith y próximamente Lady Gaga.
Inmersa durante los últimos cuatro años en el proceso de creación de su nuevo disco, la cantante no tuvo reparos en dilatar su brillante carrera musical para probar suerte delante de la cámara. “Sabía que estas películas eran más grandes que yo porque celebran ‘al otro’, a aquellas personas que son discriminadas por su raza, género o identidad sexual. Quería asegurarme de que ponía todo de mí, por lo que decidí detener la grabación”, dijo en una entrevista. La jugada no parece haberle salido mal si tenemos en cuenta los 17 premios que ha cosechado hasta la fecha gracias a su trabajo en ambas películas o las numerosas portadas que ha protagonizado, algunas fotografiadas por figuras tan influyentes como Annie Leibovitz.
Hija de una conserje y de un conductor de un camión de basuras, la carrera musical de Janelle Monáe se desarrolló en Atlanta, nueva cuna de la música negra, bien radiografiada en la premiadísima serie homónima de Donald Glover. Allí crecieron Kanye West, Usher, Future, Ciara, 2Chainz o los dos miembros del grupo Outkast, André 3000 y Big Boi, que descubrieron el talento de Monáe y se la presentaron a su lanzador, el conocido rapero y productor Sean Combs (P. Diddy). Desde su primer EP, ha publicado tres discos que combinan soul, r&b psicodélico, funk, hip hop y pop con un éxito notable de público y crítica, como ejemplifican las 6 nominaciones a los premios Grammy. Sus mayores influencias musicales, David Bowie y Prince, murieron el pasado año habiendo confesado previamente su admiración recíproca por la cantante, colaborando este último en su inminente disco. Ella ha homenajeado a ambos en diferentes galas de premios y ha versionado alguno de sus éxitos inmemoriales como Heroes.
No es de extrañar que Monáe haya decidido debutar en el cine con dos películas de tanta carga social como Figuras ocultas (racismo y feminismo) y Moonlight (racismo y homofobia). Ella, siempre ambigua en lo que a su tendencia sexual se refiere, es una de las activistas más comprometidas de Hollywood. Ha liderado manifestaciones a favor de la iniciativa #BlackLivesMatter e incluso publicado la canción protesta Hell You Talmbout –que podría traducirse como De qué coño estáis hablando– interpretada por ella y por los artistas de su propia compañía discográfica, Wondaland, que fundó en 2015. Una situación, la de la injusticia policial, que conoce de primera mano ya que el pasado año una de sus primas, madre de tres hijos, fue asesinada mientras dormía por un atacante que en el mes de enero todavía seguía libre.
Hace solo unos días la hemos visto actuar en la Marcha de Mujeres en Washington para defender la igualdad de derechos, la paz y el empoderamiento femenino en la recién inaugurada era Trump. Figura que, por supuesto, no despierta ninguna simpatía en la celebrada actriz revelación. “No vamos a permitir que aquellos que quieren ‘hacer América grande otra vez’ tomen el relevo. Porque lo que significa para Trump ‘hacer América grande otra vez’ es oprimir a las mujeres, oprimir a las minorías y crear odio. No vamos a permitirle dirigir el mundo, aunque él crea que lo hace”, declaró a The Guardian. Seguro que uno de los seguidores confesos más célebres de la cantante, el expresidente Barack Obama, estará de acuerdo con la sentencia. Para llevar a cabo su misión, Monáe confiesa que cuenta con “la música como arma”. Desde este año, también con el cine.
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