La ‘hermana fea’ que acabó convertida en cisne editorial: así consiguió Jackie Collins la liberación sexual de millones de mujeres
El documental Lady Boss (Movistar+) rinde homenaje a la figura de la autora británica, un fenómeno editorial con 500 millones de libros vendidos pese a recibir voraces críticas por el alto contenido erótico de sus novelas y la alargada sombra de su hermana, la actriz Joan Collins.
Jackie Collins siempre respetó la consigna que la acompañaría tanto a ella como a las pasionales y explícitas estrellas de sus novelas: “Las chicas pueden hacerlo todo”. Ese Girls Can Do Anything que hoy protagoniza pancartas, camisetas, libros y hasta líneas de perfume, era poco más que un ensueño en 1968, cuando, sin apenas formación –no terminó la educación secundaria– o experiencia, la británica lanzó su primer libro, El mundo está lleno de hombres casados. El primero de una treintena de best-sellers que convertirían a la conocida hasta entonces por ser la hermana pequeña de la célebre actriz Joan Collins en una figura imprescindible de la cultura de los setenta y ochenta. Cuando el número de escritoras en el negocio editorial podía contarse con los dedos de una mano, ella despachó más de 500 millones de ejemplares traducidos a 40 idiomas.
Pionera al situar la libertad sexual femenina más desinhibida en el centro temático de su narrativa, hasta su muerte en 2015 tuvo que enfrentarse al descrédito generalizado de la industria por el alto contenido erótico de sus novelas. Porque no, ni las chicas podían hacerlo todo ni las escritoras podían escribir sobre todo. “Reina de la basura” fue la coletilla que la acompañó durante su carrera y hasta su fallecimiento a los 77 años, a causa de un cáncer de mama. Hoy, un documental trata de hacer justicia sobre la memoria y el legado de un icono del empoderamiento femenino.
Dirigido por Laura Fairrie y producido por los responsables del galardonado Searching for Sugar Man, Lady Boss: La historia de Jackie Collins (disponible en Movistar+) es un fascinante relato sobre cómo la novelista escondió una vulnerabilidad marcada por la alargada sombra de su exitosa hermana detrás de un personaje público siempre fuerte y poderoso. Narrado a través de las declaraciones de sus familiares y amigos más cercanos, y apoyándose en un archivo de embriagadora riqueza documental, el filme trata de desentrañar la mujer tras la coraza, aquella que no pidió ni perdón ni permiso por desafiar las convenciones machistas de la época. La que no dudó en exponer la doble moral que censuraba a las autoras que escribían escenas de sexo al igual que lo hacían sus homólogos masculinos. “Fue la primera que escribió sobre mujeres que se comportaban como los hombres, que hacían lo mismo que ellos y que no se excusaban ni disculpaban por ello”, asegura su publicista, Jeffrey Lane. “Las mujeres han sido empujadas a quedarse en el dormitorio, en la cocina, a ser la mano de obra… El mensaje que doy en mis libros es que las mujeres pueden hacerlo todo”, repetía la londinense en Los Angeles Times en 1988.
Los diarios adolescentes de Jackie Collins desvelan a una joven tímida, observadora e insegura, limitada al segundo plano cuando su hermana Joan se convirtió en una estrella global y en epítome de la belleza hollywoodiense. Joan tenía toda la atención de su temperamental padre, Joseph Collins, que trabajaba como representante de artistas. Con solo 15 años, Jackie acompañó a su hermana en la meca del cine, codeándose con los mayores iconos de la época y manteniendo relaciones con mitos que le doblaban la edad, como Marlon Brando. Intentó perseguir una carrera como intérprete sin demasiado éxito, sometida siempre a las comparaciones con su hermana y acomplejada por su físico, que la llevó a someterse a varias operaciones de estética. Escribir fue su salvavidas y aquellos años, descubriendo de primera mano el glamur, el lujo y la lujuria del Hollywood dorado, su mejor fuente de inspiración.
Con el tiempo, el patito feo acabó transformándose en un cisne que incluso llegó a opacar la popularidad de su hermana –con quien mantuvo una relación repleta de altibajos, pero constante– gracias a la literatura escapista que adornó las mesitas de noche de millones de mujeres. Incluso salió al rescate de Joan, cuando la vigencia de esta en Hollywood comenzaba a marchitarse, vendiendo los derechos de un par de sus novelas más exitosas para que ella las protagonizara.
Madre de tres hijas, también fueron tres los hombres que la acompañaron durante su vida, aunque solo se casó dos veces. Fue el empresario nocturno Oscar Lerman, que murió de cáncer en 1992 tras más de dos décadas de relación, el gran amor de su vida y quien mejor supo “tolerar” el éxito editorial que la crítica se negaba en reconocerle. En la cima de su fama, los tertulianos televisivos se cebaban con ella con especial ahínco, como recuerda un fragmento de Lady Boss: “En sus libros no hay ninguna maestría, solo sirve para decorar las librerías del aeropuerto. Nunca será un clásico. Empezó siendo nada y acabará siendo nada”.
Para protegerse de las críticas, Jackie Collins creó un alter ego con el que pasear por los platós y sentirse a salvo. Aquel personaje recordaba a las protagonistas de larga melena azabache de sus novelas, siempre impactantes y perfectamente maquilladas en cada ocasión. Lucía trajes, corbatas y hombreras, joyas siempre llamativas, apostaba por los cardados y por enseñar escote, haciendo del estampado de leopardo una seña de identidad. Era su armadura. “Los que más me critican son los que nunca me han leído”, alegaba ella, que siempre prefirió la definición de “contadora de historias” por delante de la de escritora. Según asegura en Variety la propia Laura Feirrie, que achaca buena parte de su educación sexual a las lecturas de los libros de Collins, el atractivo de su autora tampoco ayudó a que la tomaran en serio. “Ella era realmente guapa y sexy. La gente pensaba: si eres bonita, ¿cómo puedes ser también inteligente?”.
La británica recibió, de manos de la reina Isabel II, la distinción de dama de la Orden del Imperio Británico en 2013, un par de años antes de su muerte. Reivindicada de manera unánime como pionera del feminismo, su influencia hoy puede percibirse en el éxito de sagas como 50 sombras de Grey y, como señala el crítico Andy Lewis en The Hollywood Reporter, en un listado de ficciones que va “desde Sexo en Nueva York hasta Mujeres desesperadas”. Pasando a su vez por realities de la repercusión de Las Kardashian, cuyas componentes bien podrían haber servido como influencia para sus novelas. En una de sus últimas entrevistas, Jackie Collins confesó el epitafio que le gustaría ver inscrito en su lápida: “Le dio mucho placer a mucha gente”.
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