Julia Garner: “Especialmente cuando eres actriz, cuando eres mujer, recibes presiones para cambiar todo el tiempo”

Hay algo en ella que recuerda de forma irremediable al Hollywood clásico. Quizá sean sus característicos rizos dorados, el halo de discreción que envuelve su figura o esa forma de presentarse en la alfombra roja aunando sin esfuerzo atemporalidad y actualidad, pero lo que es seguro es que Julia Garner (Nueva York, 29 años) ha conseguido brillar con luz propia en la meca del cine. “Siempre intento ser lo más natural posible porque quiero que eso se traslade al público. Especialmente cuando eres actriz, cuando eres mujer, recibes presiones para cambiar todo el tiempo, pero tienes que hacer lo que es mejor para ti. Si lo fuerzas, nunca le vas a transmitir a la gente lo que quieres”, cuenta la intérprete. Buen ejemplo de esa apuesta es esa inconfundible melena ondulada, que sobrevive a cualquier tendencia pasajera o propuesta de cambio. “Cuando no estoy interpretando un personaje quiero mostrarme como soy yo realmente. Quiero que la gente me vea y mi pelo rizado es una parte de mí”.

La gente la ha visto, eso está garantizado. Tras hacerse un hueco en series como The Americans, Garner consiguió alzarse con hasta tres premios Emmy y un Globo de Oro por su papel de Ruth en la ficción de Netflix Ozark. Después llegarían otros éxitos como ¿Quién es Anna? o el filme The Assistant, sobre el mecanismo cómplice en la oficina de un depredador sexual inspirado en Harvey Weinstein. Pese a que su currículo ya la sitúa entre las grandes de su generación, la joven, de trato gentil y discurso reflexivo, prefiere seguir apostando por un perfil bajo. “Vivimos en una época en la que el misterio es algo muy infrecuente, pero yo no quiero tener que dar mi opinión sobre las cosas públicamente. Siempre he intentado centrarlo todo en el trabajo”.

Precisamente esa mezcla de autenticidad y calidez la convierte en perfecta embajadora de Gucci Guilty Elixir de Parfum Pour Femme y Pour Homme, cuya última campaña protagoniza junto al actor Elliot Page y al rapero A$AP Rocky. Una fragancia que reivindica la autoaceptación en un mundo en el que, como explica su protagonista, hacerlo supone todo un desafío por el dictado de las redes sociales. “Por una parte es muy positiva la diversidad y los tipos de belleza que se ven ahora porque la industria los necesitaba. Por otro lado, cada vez competimos y nos comparamos más de forma interna por culpa de las redes. La gente no está siendo real porque tienen que elegir qué foto suben a sus cuentas. Eso no es sano”.

La joven se ruboriza cuando escucha la etiqueta de icono de estilo que muchos ya le adjudican y prefiere nombrar a la diseñadora de vestuario Edith Head —una nueva evocación al Hollywood dorado— o a actrices de la talla de Audrey Hepburn o Chloë Sevigny como los verdaderos referentes. Pero por encima de cualquier otra, Garner destaca a su propia abuela. “Crecí amando su estilo, era fabulosa. Todavía guardo un buen número de sus camisas y me las sigo poniendo. Ella era el verdadero icono de estilo”, confirma sonriendo. Para su nieta, la moda es, ante todo, “diversión”. “Me lo paso muy bien y, como artista, aprecio mucho el lado artístico de casas como Gucci”.

“Es importante que cada uno tome el control de su propia narrativa”.

A nivel profesional, el olfato de la intérprete la ha llevado a fundar su propia productora, Alma Margo, que estrena ahora su primer proyecto. “Llevo años leyendo guiones y sé lo que creo que hace falta, así que ¿por qué no hacer algo por mi cuenta?”. Se muestra optimista ante el estreno del ‘thriller’ The Royal Hotel, que también protagoniza, pero incide en una lección que tanto una prometedora estrella de Hollywood como cualquier otro mortal debería aprender: “Es importante que cada uno tome el control de su propia narrativa”.