De figura olvidada a sabias e ‘influencers’: por qué las abuelas están de moda
Autoras, cineastas y diseñadoras optan por homenajes intergeneracionales: Laura Rius presenta película sobre los cruceros con su abuela, la ‘abuela de Dragones’ triunfa a bajo la atenta gestión de sus nietas y las hermanas Zubi lanzan una línea de bolsos inspirados en su omnipresente referente familiar.
Claudia Díaz-Fiñana comprendió hace unos días que la fama de su abuela había desbordado por completo sus expectativas. «Una chica me reconoció por la calle porque me había visto en un vídeo de merchandising de Juego de Tronos de los que subimos a la cuenta de mi abuela. Yo pensé, ¡pero si salgo de fondo y casi no se me ve! Ahí entendí que esto ya es algo gordo». Claudia estudia segundo de Bachillerato, está preparándose para la Selectividad y ha requerido del consentimiento de sus padres para hablar con esta publicación, pero por sí misma misma gestiona una cuenta con más de 40.000 seguidores y subiendo en apenas cuatro semanas. Ella y Paula, su «prima mayor» que «está acabando la carrera», son las responsables de que el fandom latino de Juego de Tronos ande fascinado con las reviews de Guadalupe Fiñana, conocida popularmente como la abuela de dragones. Una salerosa, despierta y elocuente señora a la que sus nietas graban mientras vibra desde el sofá de su salón en Sevilla viendo la serie. La misma que se viralizó al acabar la séptima temporada cuando dijo que a Daenerys le gustaba «el bacalao tostao» con Jon Nieve y que temía no estar viva en 2019 cuando regresase la serie.
«Como es tan divertida, siempre habíamos hecho vídeos entre los primos pero para consumo familiar. Mi prima subió aquel vídeo a su Facebook porque le hizo gracia y se lió una gorda, nunca imaginamos que llegaría a ese nivel de fama viral», aclara al otro lado del teléfono. Ahora que está «vivita y coleando», Guadalupe se acerca a sus fans desde una cuenta propia gestionada por sus nietas y cuenta con seguidores como los chicos de Operación Triunfo o «muchos de los actores de las novelas que ella sigue por la tele como El secreto de puente viejo«. Su nieta aclara que no hay afán monetario con la iniciativa de sus redes, de hecho, su familia ha rechazado ofertas económicas laborales de plataformas televisivas porque no querían renunciar a la comodidad y bienestar de su abuela («cumple 85 años en agosto») o la naturalidad y espontaneidad con la que Guadalupe disfruta viendo la serie con sus nietas: «lo que más le emociona es que sus seguidores le digan que ella les recuerda mucho a su abuela. A ella la crió la suya en un pueblo de Huelva, y ese vínculo lo valora muchísimo».
Guadalupe se quedó viuda hace tres años, su marido era taxista y ella trabajó en un laboratorio «y haciendo trabajitos de costura». Ahora sus nietas se turnan para acompañarla durante el visionado de sus series favoritas. La cercanía de ese vínculo tan íntimo y sincero ha traspasado las redes para convertirse en uno de los fenómenos más entrañables al hilo de ese fenómeno global de la HBO.
En ese tsunami que anima a una perspectiva de género en la narrativa cultural y social, autoras de diversa índole se acogen, saltándose una generación, al homenaje de las mujeres de su familia. María Sánchez lo hace a través del capítulo simbólico del huerto de la suya, Carmen ‘la gordita’, en Tierra de Mujeres. Otra Carmen también inspira Millions (and millions) of memories, el último mediometraje de la cineasta Laura Rius, que anteriormente codirigió aquel fenómeno que fue Les Amigues de l‘Àgata. Un proyecto que se pudo ver hace unos días en el festival D’A barcelonés y que expone, en parte, los recuerdos de los cruceros que compartió con su abuela durante la adolescencia. «A partir de todo el material acumulado, estos millones y millones de instantáneas, empecé a pensar en un proyecto de película. Un homenaje a Carmen. Con Carlos Solano (el co-director) empezamos a imaginar el paralelismo entre mi abuela y el ‘odiseico’ personaje de Ulises. Dos viajeros eternos que recorren en bucle el Mediterráneo, en la espera de que Ítaca -o el sentido de la vida- se dibuje por fin en el horizonte», apunta la directora.
Rius empezó a recorrer el Mediterráneo junto a su abuela poco después de que Carmen se quedase viuda. «Era un viaje de duelo, pero también un acto de voluntad para seguir adelante», apunta. Después, llegarían muchos más, unos veinte en total, durante varios años, hasta sus veintitantos. «Recorrimos todos los mares posibles, inmortalizando cada momento en imágenes o vídeo. Pero poco a poco, a medida que crecí y empecé a tener más responsabilidades, estos viajes se hicieron más escasos. Mi abuela continuó la tradición crucerista y empezó a viajar con su amiga, también viuda y con su mismo nombre: Carmen». La cineasta reconoce que fue en esos cruceros donde pudo conocer a su abuela realmente. «Los momentos pasados en la habitación, mirando el mar, supusieron los espacios de nuestras primeras confidencias. Hablábamos de mi abuelo, de la familia, de cómo nos sentíamos… Para mí, estos instantes son sin duda la esencia misma de todos los viajes que hicimos, y los momentos que más aprecié. En el fondo, no importaba tanto el destino –hasta repetimos varias veces los mismos itinerarios–, sino pasar esos días juntas, en este espacio suspendido en el tiempo y alejado de todo que es el mar«. Carmen, que «se ve muy bien en la película aunque no sea el tipo de cine que normalmente ve», confesó en su día a Rius por qué las relaciones entre abuelas y nietas son tan especiales. «Me dijo que no pasan por el fastidioso filtro de la responsabilidad, o al menos no del mismo modo que entre padres e hijos. Nos podemos, quizás, disfrutar de una forma más pura, directa».
Ese misma sensación sobre el vínculo abuela-nieta comparte Mercedes Zubizarreta, una de las hermanas que lidera la firma de moda Zubi. «España es un país de matriarcado en los vínculos familiares, pero en la relación materna hay mucho rollo freudiano detrás. Discutes más y pones más pegas. Con las abuelas hay una relación más liberada y, podríamos decir, consentida», afirma al otro lado del teléfono. Su última colección de bolsos, Bamboo, está inspirada en una silla de rafia heredada de su abuela paterna Matilde –medio gallega y medio alemana, a la que todos conocían como Mabela–, y que presidía, para envidia de todo visitante, la entrada de su estudio. «Para nosotras, la influencia de Mabela es total, tanto a nivel de estilo –muy austero, epítome de la elegancia– como a nivel vital. Mi abuela hacía ejercicio a diario –una hora de elíptica hasta casi los 90 años–, era enérgica, independiente, moderna, se metía con todas nosotras de forma muy cariñosa, era cascarriabas y tenía un humor gallego maravilloso. Nos ha marcado enormemente. Todo lo que había de ella en su casa, desde su ropa a sus muebles, todo lo que hemos heredado, es una joya para nosotras», aclara.
Se podría decir que Mabela siempre está presente en Zubi. «No quiero decir que era una influencer, porque la palabra no me gusta así planteada para ella, pero su legado en nuestra forma de ver el mundo es innegable. Cuando pensamos en ropa siempre pensamos en cómo lo llevaría ella y hacemos las pruebas con mi hermana Elena, que es la más parecida a ella», cuenta. Admiración que se demuestra con una anécdota muy significativa. Una de las apariciones en prensa que más ilusión les ha hecho como Zubi fue en Burda, la mítica revista de patrones a la que estaba suscrita Mabela, porque su abuela también se hacía la ropa. «En aquellos tiempos no había la oferta de femeninas de hoy en día y Burda era el súmmum entre las costureras. Cuando nos llamaron para aparecer en la revista nos emocionó muchísimo. Imagina, nosotras que guardamos como oro en paño los patrones y Burdas que tenía por casa de su época, salir en la revista favorita de nuestra abuela, qué lujazo». De hecho, las hermanas Zubi –con uno de los podcasts más seguidos en el entorno de la moda española– han ideado su propio adjetivo para definir un acierto en alguno de sus diseños como sello de aprobación total: «Entre nosotras nos decimos ‘queda genial, esto es muy Mabela'».
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