Cuesta 6,50 euros y es suizo: ¿es este corrector naranja el secreto tras el tono facial de Donald Trump?
El republicano ha achacado en repetidas ocasiones su color a la luz de las bombillas de bajo consumo. Ahora, una investigación sobre trabajadores indocumentados de The Washington Post ha destapado que un producto de la firma Bronx Colors nunca puede faltar en sus estancias privadas.
Al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, le han llamado Cheeto (lo hizo el comediante Randy Rainbow en un vídeo que se hizo viral el pasado agosto) y si se googlea ‘orange Trump’ (naranja Trump) en menos de un segundo aparecen 831 millones de resultados. Él mismo ha justificado en repetidas ocasiones su característico tono facial anaranjado culpando a la luz que proyectan sobre su rostro «las bombillas de bajo consumo». En septiembre arremetió contra ellas, asegurando que eran una estrategia de los defensores del medio ambiente y aludiendo a su plan para debilitar las regulaciones sobre su uso, según recogió The Guardian. «Están obligándonos a utilizar estas bombillas. Pero, para mí, la luz que dan no es buena. Siempre me hace parecer naranja. ¡Y también a vosotros! Esa luz es lo peor», afirmó entonces.
La semana pasada retomó ese discurso durante un encuentro con pequeños empresarios celebrado en la Casa Blanca. Incluso amenazó con quitar todas las bombillas de bajo consumo de la residencia presidencial, indicó The Independent: «Se han deshecho de las bombillas a las que la gente estaba acostumbrada. Las nuevas bombillas son muchísimo más caras y, odio decirlo, no te hacen tener buen aspecto. Desde luego, como soy una persona presumida, eso es muy importante para mí. Te da un aspecto naranja. Y yo no quiero parecer naranja». Pero tras el color de su rostro podría haber algo más que bombillas ecológicas: una investigación de The Washington Post publicada la semana pasada reveló que el presidente exigía siempre en las dependencias privadas de su campo de golf la presencia de un producto de la firma Bronx Colors.
El artículo del Post descubre que en el club de golf que el presidente posee en el estado de Nueva Jersey (Trump National Golf Club Bedminster), donde se pueden celebrar bodas y eventos o recibir clases privadas de golf, han trabajado inmigrantes ilegales. Empleados de la limpieza, paisajistas, cocineros, jardineros, camareros, caddies y botones con tarjetas falsas de la Seguridad Social estadounidense que han tratado de cerca con la familia presidencial. El periódico ha recogido el testimonio de 48 personas sin papeles en regla que han trabajado en 11 negocios de Trump en Florida, Nueva Jersey, Nueva York y Virginia. Muchos de ellos, como Sandra Diaz, que ya no trabaja en el campo de golf pero se encargó personalmente de las dependencias del presidente, han compartido las manías de Trump: «En su armario tenía que haber seis conjuntos de golf idénticos: seis polos blancos, seis pares de pantalones beis y seis pares de calzoncillos bien planchados», narra el reportero, «Y ella, además, probaba el maquillaje líquido de Trump en el dorso de su mano para asegurarse de que no estaba seco», asegura en la investigación del Post.
El periodista David A. Fahrenthold, que firma el artículo junto a Joshua Partlow, explicó en Twitter que preguntaron a varios trabajadores «¿De qué color era el maquillaje?» y una de las empleadas respondió en español «Una naranja espantosa» (sic). Entre las exigencias de Trump cuando visitaba el complejo de Nueva Jersey figuraba un producto de la firma Bronx Colors, que se ha identificado como su corrector Boosting Hydrating Concealer, en su tono Orange BHC06. «Trump amaba los [caramelos] Tic Tacs. Pero no una cantidad cualquiera. Quería, en su despacho todo el tiempo, dos envases llenos de Tic Tacs blancos y uno que estuviera medio lleno. La misma regla se aplicaba al maquillaje de la marca suiza Bronx Colors que Trump se untaba: dos envases llenos y uno medio lleno. Aunque eso significara que los empleados de la limpieza tenían que llevar regularmente nuevas camisas de la tienda del complejo a causa de las manchas color óxido de los cuellos», señala el reportaje.
El furor por el producto que, en teoría, da su color a Trump ha sido tal que tras la publicación del artículo la página web de la marca estuvo caída por un colapso provocado por la cantidad de visitas recibidas, según explicó Newsweek tras hablar con uno de sus portavoces. Bronx Colors es una marca económica (el corrector presidencial cuesta 6,50 euros) de origen suizo, fundada en 2015 por Werner Kaufmann. La web Vox.com habló con su COO, Isabelle von Känel, quien no confirmó ni desmintió que Trump utilice sus productos –que actualmente no se venden en el mercado estadounidense–, pero sí aclaró que los periodistas del Post habían llamado a la empresa para informarse sobre algunos de sus cosméticos.
La propia marca ha aprovechado el tirón para promocionar su corrector naranja –lo regalaba con cualquier compra online hasta el 7 de diciembre–. Y en su página web ya utiliza como reclamo el recorte del artículo del periódico en el que se menciona que Trump utiliza sus productos. El texto aparece junto a una silueta y una mancha de color de su Orange BHC06 para no dejar dudas de que ese es el tono que emplea el presidente, en una gran jugada de marketing prenavideña que ya ha encontrado eco en memes de Internet. Hasta el actor Mark Hamill ha bromeado con ello en su cuenta de Twitter con el hashtag #OrangeYouGladTheMysteryIsSolved (algo así como #NaranjaMeAlegraElMisterioEstáResuelto).
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