Por qué beber un vaso de agua puede levantar tu ánimo ahora mismo
No hidratarse bien produce mal humor y falta de concentración.
¿Vaso medio lleno o medio vacío? La pregunta es literal: no beber suficiente agua puede producir mal humor y falta de concentración.
Si comenzaste el día de un humor de perros porque se te quemó la tostada del desayuno, prueba a acercarte el grifo y servirte un buen vaso de agua. Es lo que recomienda el estudio publicado recientemente en la revista científica Journal of Nutrition. La deshidratación leve no afectó a la función cognitiva de las participantes en esta investigación (un grupo de mujeres jóvenes) pero sí a su estado de ánimo y a su capacidad de concentración, una facultad no precisamente en alza estos días.
Agua somos, y agua necesitamos: ¡Lo dice hasta Jennifer Aniston! La actriz confesó el año pasado que cuando no bebía suficiente agua se sentía “malhumorada”, y que su único secreto de belleza consiste en beber litros y litros de agua.
Además de malhumoradas, las participantes en esta investigación percibieron las tareas que se les encomendaron como mucho más duras que cuando estaban bien hidratadas. Por otra parte, se sintieron más fatigadas, a pesar de que sólo habían hecho un poco de ejercicio suave y se habían sentado delante de un ordenador, según dijo Lawrence E. Armstrong, el investigador de la Universidad de Connecticut (EEUU) a cargo del estudio.
“Sabemos que el combustible del cerebro es el azúcar (la glucosa), pero ¿cómo es que no sabíamos nada del agua todavía?”, se pregunta la nutricionista Loriana Feijoo. Así que la cuestión, señala Feijoo, no es sólo cuántos niños van a la escuela sin desayunar, sino cuántos lo harán sin beber agua.
Este es otro aviso de lo importante que es mantenerse hidratado. La médica experta en nutrición Marta Aranzadi señala que el impulso nervioso –es decir, la actividad de las neuronas– es eléctrico, y se genera gracias al intercambio de las cargas eléctricas de distintos minerales que necesitan del agua para que se pueda producir.
“Una deshidratación por pérdida de un 2 por ciento del agua corporal ya afecta a este intercambio”, señala Aranzadi. Y esto se traduce en dolores de cabeza, dificultad en la atención y concentración mental o fatiga. “Creo que lo más importante es insistir en que se beba aunque no se tenga sed; muchas veces cuando se tiene sed es porque ya hay deshidratación”, subraya Aranzadi.
Además de permitir estas reacciones químicas, el agua es necesaria para que los nutrientes puedan transportarse bien en la sangre, recuerda Feijoo; para que los desechos de las células puedan expulsarse; mantener las mucosas de los órganos del cuerpo sanas y funcionando; humedecer el aire que respiramos; fabricar los fluidos corporales; mantener un volumen sanguíneo adecuado para que no se produzcan bajadas o subidas de tensión; mantener nuestras estructuras corporales; mantener y equilibrar la temperatura corporal y, como indica el estudio, para conseguir un buen rendimiento intelectual.
Razones no faltan; otra cosa es el cómo. He aquí algunos trucos para incrementar la ingesta de agua con mesura:
1. La regla de los ocho vasos de agua al día no sirve para todo el mundo. El peso, el clima y la cantidad de ejercicio, entre otras cosas, determinan la cantidad que debes beber. La que suscribe, por ejemplo, necesita tres litros de agua al día, de acuerdo con esta práctica calculadora (en inglés) que tiene en cuenta todos esos parámetros.
2. Ten en cuenta que se calcula que, con una dieta saludable, en torno al 20 por ciento del agua que el cuerpo requiere procede de la comida.
3. Beberte la bañera de golpe no es muy saludable, como cabe imaginar. Una buena recomendación es tomar uno o dos vasos de agua por la mañana, nada más levantarte. El agua templada, por otra parte, tiene un efecto depurativo que, aunque no es para todos los públicos, puedes considerar.
4. Otras bebidas como la leche, tés de hierbas o zumos de frutas o verduras naturales también cuentan, al igual que las bebidas carbonatadas. Pero antes de llevarte el refresco a la boca ten claro que lo más probable es que sea una bomba de azúcares, endulzantes artificiales o colorantes. Por otro lado, beber agua puede ayudarte a perder peso.
5. Si no lo tienes ya, compra un filtro de agua. Si tu jornada es itinerante, una buena idea es invertir en una botella “verde”, libre de los tóxicos de las botellas de agua convencionales con la ventaja de que, además, te ayudará a llevar mejor la cuenta de la cantidad de agua que ingieres.
6. Uno de los problemas con el agua es que, reconozcámoslo, es aburrida. Unas gotas de limón u otra fruta le darán un toque especial.
7. Un último apunte: el agua mejor del grifo y, si hace falta –dependiendo de su calidad– filtrada. El consumo de agua embotellada supone un gasto considerable para nuestro bolsillo y acarrea graves problemas medioambientales.
Natalia Martín Cantero es periodista. Si quieres ponerte en contacto con ella escribe a natalia@vidasencilla.es
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