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Ayurveda contra el estrés

Las soluciones genéricas no sirven. Cada tipo de persona necesita remedios específicos para este mal moderno.

Tratamiento ayurvédico con aceite
Gtres

El estrés puede traer consigo ira y rabia; ansiedad y preocupación o desidia y aletargamiento. ¿Cómo reaccionas tú cuando te sientes estresado? Mientras que en occidente el estrés es estrés, casi como una rosa es una rosa, la antigua ciencia del Ayurveda, la medicina tradicional de la India, establece tres distinciones básicas entre tipos de personas y cómo experimentan el estrés, una clasificación muy útil a la hora de determinar remedios para restablecer el equilibrio entre cuerpo y mente.

Pongamos que tres personas –Juan, María y Pilar– vuelven al trabajo tras las vacaciones navideñas y se encuentran con que, a causa de la crisis, su empresa los ha incluido en la lista de las personas que irán próximamente a la calle. En este ejemplo, por desgracia muy frecuente en los últimos tiempos, cada uno reaccionará de forma bien distinta ante la misma noticia.

Juan se hunde en la ansiedad. Siente tal preocupación que no consigue centrarse en nada, y lo único que hace es darle más y más vueltas a lo mismo. La comida le sienta mal, comienza a padecer estreñimiento y no pega ojo por la noche.

María, por otra parte, se pone como una furia. Carga contra su jefe, su empresa, sus compañeros: se enfada con el mundo. Su tensión está por las nubes y desarrolla un principio de úlcera.

Mientras tanto, Pilar se resigna. Es lo que toca, se dice. Llega a casa y se tumba en el sofá frente al televisor, donde las horas se convierten en días y los días en semanas. Comienza a engordar, no tiene energía para nada y su respiración se vuelve pesada y dificultosa.

¿Con cuál de estos tres modelos –ciertamente exagerados y simplificados– te identificas? La distinción, señala Jennifer Barret (en cuyo ejemplo nos inspiramos), es clave. Porque las soluciones genéricas para combatir el estrés –piensa en un baño caliente o un paseo por la montaña– funcionarán o no dependiendo del tipo de persona se sea. Lo que funciona para Pilar puede agravar la situación de María. Y viceversa.

La Ayurveda o ciencia de la vida, un sistema médico que nació en la India hace más de 5.000 años y está reconocido por la Organización Mundial de la Salud, proporciona remedios tan detallados que incluso alcanzan la hora en que te sería más beneficioso levantarte de la cama dependiendo de tu constitución. Y es que, a diferencia de la perspectiva occidental, tiene en consideración un amplísimo abanico de factores presuntamente estresantes.

Decíamos antes que nuestra constitución individual determinará la forma en que hagamos frente a los desequilibrios. En términos muy generales, la Ayurveda divide a las personas en tres grandes tipos: Vata (donde predomina el elemento aire); Pitta (elemento fuego) y Kapha (elemento tierra). Estos tres elementos están presentes en cada uno de nosotros, y lo habitual es que uno o dos predominen. Observa la tabla de aquí abajo y decide con qué te identificas:

El trabajo de observación y autoconocimiento es crucial, indica el psicólogo y técnico en masaje ayurvédico Abel Alamillo: “La Ayurveda nos obliga a frenar y escuchar a nuestro cuerpo, partiendo de la base de que cuerpo y mente se influyen mutuamente”. Ello implica una responsabilidad en el paciente, ya que por lo general el origen de las enfermedades suele estar en hábitos inadecuados de vida que poco a poco nos enferman, indica Alamillo.

Mientras que las terapias convencionales se centran en ofrecer paliativos y buscar las soluciones a los males fuera de nosotros, la Ayurveda quiere entender por qué aparece la ansiedad y, una vez encontradas las causas, modificarlas uno mismo, señala Violeta Arribas, terapeuta ayurvédica y directora del centro de yoga y terapias Padmasana, en Madrid. “Todo el potencial se encuentra en nosotros mismos. Es uno mismo el que se condiciona, limita y estresa, no las circunstancias que nos rodean”, indica.

Para tomar las riendas y recuperar la salud, Arribas y Alamillo aconsejan seguir hábitos de vida saludables: respirar mejor; dormir más y en las horas adecuadas; hacer ejercicio; cuidar la alimentación desde una perspectiva que incluye horarios, forma de cocinar, conciencia sobre el origen de los alimentos e incluso la actitud emocional mientras se come; cultivar la gratitud por la vida; trabajar el desapego y el contento interior… y hacerlo atendiendo a las características individuales que mencionábamos anteriormente. “Uno debe testar en su ´laboratorio interior´ cada una de las técnicas y métodos. Lo que funciona para ti no necesariamente funciona para mí”, señala Arribas.

Arribas cree que la principal causa de estrés se produce cuando no sabemos fluir y adaptarnos a las circunstancias. “Se nos educa para competir, lograr metas externas, fuera de nosotros; poseer bienes materiales, obtener reconocimiento y, en definitiva, intentar perpetuar lo grato. Por el contrario, rechazamos las cosas que creemos que no deberían pasar, como los baches económicos, la enfermedad o la pérdida o lejanía de personas queridas”.

Nos guste o no, la vida incluye experiencias y sucesos gratos, neutros e ingratos. Saber encontrar el punto de menor resistencia a lo ingrato es la clave, dice Arribas. Porque, a fin de cuentas, “la vida no es lo que uno cree que debería ser, lo que teme que sea, lo que odia. Es lo que es”.

*Natalia Martín Cantero es periodista. Si quieres ponerte en contacto con ella escribe a natalia@vidasencilla.es

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