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Por qué el verano desencadena tristeza y melancolía en algunas personas

Los expertos han investigado la exposición a temperaturas elevadas y han descubierto que provoca ansiedad, insomnio, apatía e irritabilidad. Las altas expectativas con las vacaciones

Una mujer mira el atardecer en un día de verano.
Una mujer mira el atardecer en un día de verano.m-gucci (Getty Images/iStockphoto)
Lucía Franco

Ya lo dijo Lana del Rey cuando cantaba que tenía tristeza de verano en su canción Summertime Sadness. Cuando empieza el calor, para algunos también lo hace la ansiedad y el bajón emocional. “Este fenómeno se conoce como trastorno afectivo estacional de verano (SAD, en inglés) y presenta a grandes rasgos la misma sintomatología que la de invierno. Y aunque solamente lo experimenta un segmento muy pequeño de la población, los expertos recomiendan estar alerta”, asegura la psicóloga sanitaria, vocal de sección del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid y directora del centro que lleva su nombre, Elena Daprá.

Un estudio realizado por Michael Terman, pionero de la cronoterapia, llamado Trastorno afectivo estacional. Descripción del síndrome y hallazgos preliminares con fototerapia y realizado en la ciudad de Nueva York, afirma que la mitad de los encuestados aseguraron sentirse más tristes en invierno y otoño. No obstante, un 12% aseguró sufrir esa misma sensación de desánimo en verano.

En el campo de la psicología se estudia desde hace décadas el efecto que el calor extremo tiene sobre el comportamiento de las personas, y los resultados de estas investigaciones indican que la exposición a temperaturas elevadas provoca ansiedad, insomnio, apatía, dificultades para mantener la concentración e irritabilidad. “Los cambios en la rutina por mayores horas de luz o periodos vacacionales, la climatología más extrema, la alteración del ritmo circadiano, la mayor exposición del cuerpo con vestimenta más destapada cuando la imagen corporal no es la deseada o las expectativas sobre unas vacaciones ideales, pueden provocar tristeza, apatía e irritabilidad”, explica la psicóloga Beatriz Barreiro, que ha dedicado años a investigar el tema.

Para la psicóloga Eleba Daprá es más sencillo. Explica que cuando la luz que tenemos en verano es demasiado brillante, esto afecta nuestro sueño, lo que altera todo nuestro sistema emocional. “El sueño va muy unido a todo, porque es necesario, es nuestro descanso a nivel mental. Y, claro, si a nivel mental no hemos descansado, es fácil que desde la vulnerabilidad y el agotamiento tengamos emociones que tiendan a ser más desagradables, que tendamos a manejarlas o gestionarlas de una forma más incorrecta”, dice.

El sentir tanto calor, el estar pegajoso puede generar frustración y enojo. Sin embargo, nos ponemos tristes cuando no podemos dormir bien por culpa de las altas temperaturas. “Esto puede hacer que no podamos tener nuestras rutinas habituales. Ahí es cuando el sistema se desestabiliza y aparece esa sensación de tristeza y enfado”, explica la experta.

Barreiro ha encontrado en su investigación que “en condiciones de calor extremo, los dos neurotransmisores asociados a la felicidad, la serotonina y la dopamina, suelen disminuir en su concentración cerebral, desequilibrando el estado anímico”.

Esperar demasiado del verano

En los últimos años, además, se ha visto que la exposición del cuerpo y las expectativas sobre las vacaciones deseadas puede hacer que aumente esta sensación de tristeza en verano cuando no se disfruta como se esperaba o no se tiene el físico deseado. “Aquí juegan un papel importante las redes sociales y la comparación que cada individuo hace entre su propia imagen corporal y sus planes veraniegos con los del resto de usuarios. En estos casos, un sesgo cognitivo nos lleva a generalizar y pensar que la imagen que se muestra es la habitual y no la excepción en la vida del resto”, explica la experta.

Barreiro detalla que además, cuando se disfrutan las vacaciones al inicio del verano y se vuelve a trabajar y a la rutina diaria antes de que el periodo estival finalice, puede surgir el síndrome posvacacional.

La psicóloga recomienda a las personas que sufren de trastorno afectivo estacional de verano realizar actividades placenteras y gratificantes que aporten satisfacción y autorrealización, exponerse con moderación al sol para regular los ciclos de sueño y vigilia y aumentar la producción de serotonina. Además, es aconsejable buscar el apoyo de familiares y amigos y expresar las emociones y necesidades y planificar un proyecto u objetivo a realizar en la siguiente estación del año que motive a alcanzarlo. “Si esto no es suficiente y los síntomas fuesen intensos o persistentes, se recomienda iniciar una terapia psicológica con un profesional para aprender a controlar las emociones y reducir los pensamientos negativos asociados a la tristeza”, afirma.

Para Daprá, la medicina perfecta para Lana del Rey y todo el mundo que sufra de tristeza de verano es cuidar el sueño y buscar tener un descanso de calidad. “El ser humano necesita de rutinas, no se puede vivir en la incertidumbre constante”.

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Sobre la firma

Lucía Franco
Es periodista de la edición de El PAÍS en Colombia. Anteriormente colaboró en EL PAÍS Madrid y El Confidencial en España. Es licenciada en Comunicación Social por la Universidad Javeriana de Bogotá y máster de periodismo UAM-EL PAÍS. Ha recibido el Premio APM al Periodista Joven del Año 2021.
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